Más de media legislatura marcada por la crisis derivada de la pandemia. También, por alguna que otra buena decisión de los diferentes gobiernos. No todo ha sido negativo. Siendo justos, las limitaciones que los ayuntamientos han soportado durante este periodo también se han visto paliadas por la posibilidad de utilizar ese extraño ahorro que se había impuesto a la administración local de forma abusiva. No obstante, no sirve de consuelo para el ciudadano de a pie que nuestros políticos usen como salvavidas tal situación ante eventuales críticas, como también reprochamos que se utilice como argumento la herencia para justificar las acciones propias. Y no seré yo quien niegue esfuerzos y trabajo a los actuales responsables municipales; tampoco a los anteriores. Pero sí podemos exigir respuestas y soluciones. El problema actual es que no hay noticias; no tanto sobre esas grandes infraestructuras que hemos prometido y demandado durante años, sino sobre las bases que nos permitan disfrutar de un futuro próspero. ¿Qué queremos ser de mayores? Abarcar todos los sectores está bien, pero quizá sea más conveniente recuperar o crear algo como referente, una entidad propia que nos permita crecer. Eso sin duda se trata de un trabajo a largo plazo que requiere un inicio inmediato.
