El fútbol no tiene memoria. Esta sentencia, con la que estoy de acuerdo muy a mi pesar, choca de lleno con la esencia del deporte modesto, el que apela a las emociones y a la antigüedad para recabar apoyos.
Sigue habiendo socios en La Albuera con mentalidad de aficionado de Primera División, cuando no de Champions. Esto no es Anfield, ya nos gustaría
Desde hace semanas, un sector de la afición de la Gimnástica Segoviana ha venido pidiendo la destitución de Manu González, que ostenta un balance envidiable de resultados en sus temporadas en Segovia, con más victorias que empates o derrotas. De nada sirve eso si la pelota no entra hoy. Es el mismo sector, por cierto, que ha venido reclamando desde diciembre una serie fichajes que acarrearían sus correspondientes despidos. Sigue habiendo socios en La Albuera con mentalidad de aficionado de Primera División, cuando no de Champions. Esto no es Anfield, ya nos gustaría.
Ahora Manu González deja el equipo a instancias del club junto a parte de su cuerpo técnico. Llega Ramsés Gil, leyenda gimnástica y amigo de González, que asume el reto como solo puede hacerlo alguien con su talante: trabajo, calma y optimismo enfermizo.
La destitución de Manu González es dramática para todas las partes, se lo puedo asegurar
El club hace lo que debe: toma medidas para intentar evitar el descenso a una categoría terrible, un pozo sin fondo. Y cambiar al entrenador se puede hacer ahora de manera sostenible, y no en noviembre. En el ámbito emocional, sin embargo, la destitución de Manu González es dramática para todas las partes, se lo puedo asegurar. La Gimnástica está lejos de ser un club convencional en ese tipo de circunstancias.
El fútbol no tiene memoria, pero sí historia. Y Manu González forma parte y para bien de la de la ‘Sego’. Ha sido un placer tratar con él y le deseo lo mejor.
