Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Sirva el dicho popular para reflejar la derrota del Viveros Herol Nava en casa frente a un Incarlopsa Cuenca que obligó al equipo segoviano a desgastarse en el primer tiempo, y en el segundo levantó una pared imposible de superar.
Tuvo el conjunto de casa el inicio que todos los aficionados deseaban, con la defensa bien situada, Patotski enchufado y el Incarlopsa sin encontrar los espacios en los lanzamientos, con Thiago Alves bastante desacertado. Así, dos lanzamientos del ‘renacido’ Prokop’ y una contra de Nicolo situaban el 3-0 en el electrónico, cumpliéndose los primeros cinco minutos de partido sin noticias del conjunto visitante.
Pero era evidente que esa situación no iba a ser permanente, y bastó con el Alves se entonara en ataque, y el portero Grbavac impusiera su gran humanidad bajo los palos de la portería conquense para que el partido se igualara, e incluso el viento comenzara a rolar en favor del equipo de Lidio Jiménez, aunque con las fuerzas intactas el Viveros Herol se aguantaba por delante en el electrónico, con Horiha y Prokop atrayendo a la defensa con sus lanzamientos exteriores, y dejando así los espacios suficientes para que Vujovic y Rodrigo consiguieran entrar a los seis metros.
DEFENSA FUERTE
Ante un ataque tan poderoso como el conquense, la defensa debía ser más que fuerte, y así en los primeros diez minutos de partido Nava ya había jugado cuatro en inferioridad, y aunque Cuenca no aprovechó bien esas primeras exclusiones de los extremos locales, sí fue poco a poco limando las diferencias, hasta que un parcial de 0-4 llevó el partido de un 8-6 al 8-10 que obligó a Zupo a pedir su primer tiempo muerto, entre otras cosas porque dos de los cuatro goles habían sido recibidos cuando el rival jugaba en inferioridad.
Porque el Balonmano Nava sigue dando muchas facilidades en superioridad numérica, tanta que Zupo trabaja el siete para cinco cuando hay un excluido en el bando rival, intentando tener más opciones para marcar. Este hecho, junto a los errores en los lanzamientos desde los siete metros frenaron la reacción segoviana, que aún así fue suficiente para conseguir llevar el partido al descanso con ventaja en el marcador (16-15).
Lo que los aficionados naveros se encontraron tras el descanso fue algo más de lo mismo que están viendo en toda la segunda vuelta. El Incarlopsa no bajó su ritmo defensivo en ningún momento, e incluso lo elevó sabiendo que las exclusiones que le podían llegar no le iban a hacer demasiado daño, y prácticamente secó la producción ofensiva de los locales, que se metieron en la ‘guerra’ de las exclusiones y terminaron perdiendo, porque jugar tantos minutos en inferioridad fue mermando las fuerzas.
HORIHA NO BASTÓ
Así, a los diez minutos de la reanudación un renacido Thiago Alves colocaba el 18-21 que metía al Balonmano Nava cerca del abismo. Tuvo Cuenca varios ataques para poner cuatro goles de renta mientras que el conjunto segoviano intentaba rehacerse y se encomendaba a Horiha para mantenerse vivo en el partido. El ucraniano, con la ayuda de Patotski en un par de oportunidades, llevó el 22-23 con tiempo más que suficiente para intentar la remontada, con la afición apretando de lo lindo.
Pero Cuenca aguantó con mucho acierto, sin ceder ni un ápice en su intensidad defensiva. Nava no quiso levantar la bandera blanca, pero los jugadores locales ya no tenían fuerzas para seguir percutiendo contra una defensa extraordinaria, que solo permitió ocho goles en los segundos treinta minutos, y cuando Nicolo vio la tarjeta roja por tratar de impedir un gol desde el extremo con el equipo ya jugando con uno menos por la expulsión de Rosales, era evidente que el partido estaba terminado con nueve minutos todavía por jugarse, y 22-26 en el marcador.
El conjunto visitante quiso más, porque esto es deporte profesional, y solo bajó el pistón a pocos segundos para el final, cuando el encuentro ya estaba más que decidido. Nava cayó con justicia ante un rival superior, y aunque los demás resultados no le han sido del todo desfavorables, comienza a tener la soga un poco más apretada en el cuello.
