En solo ocho meses, los vascos ya muestran cierto cansancio del Gobierno socialista que acabó con el monopolio institucional instaurado por los nacionalistas en la región. Que la adaptación al cambio va para largo lo demuestra que el 71 por ciento de los ciudadanos de la Comunidad expresa tener poca o ninguna confianza en el Ejecutivo liderado por Patxi López, según el último estudio sociológico del Euskobarómetro del año 2009.
En este informe, que elabora semestralmente la Universidad del País Vasco, los encuestados se muestran mayoritariamente escépticos y pesimistas con la actuación de las instituciones, si bien valoran que ETA esté cada vez más debilitada.
El desempleo continúa apareciendo como la principal preocupación para la mitad de los vascos, seguido de la situación económica (19 por ciento) y la violencia y el terrorismo (8 por ciento), con los mismos porcentajes que hace seis meses.
Según el documento, por primera vez ninguna institución obtiene el aprobado y la sociedad suspende a su clase política, lo que refleja, según manifestó ayer Francisco Llera, director de la encuesta, «un sentimiento de fatiga institucional evidente, ya que se responsabiliza a los políticos de la crisis financiera».
Así, siete de cada 10 preguntados dicen tener poca o ninguna confianza en el Gabinete autonómico, dos de cada cinco han hecho un análisis «claramente negativo» de su gestión y casi dos tercios siguen en desacuerdo con el pacto entre PSE y PP que sostiene al actual Ejecutivo socialista.
Llera destacó que ese nivel de desconfianza hacia el Gobierno regional es similar al reflejado tras las pasadas elecciones y «quizá
-opinó- se mantiene ese sentimiento porque su gestión todavía no ha acabado».
Los vascos aseguran sentirse no nacionalistas en un 50 por ciento, frente a un 44 que se confiesa a favor de la autodeterminación, si bien tres de cada cuatro encuestados afirman estar relativamente satisfechos con el Estatuto de Guernica, mientras una minoría del 31 por ciento mantiene «deseos de independencia».
Los ciudadanos se muestran más optimistas que en anteriores períodos respecto al final del terrorismo, ya que perciben a ETA «cada vez más debilitada». La sociedad vasca reafirma su rechazo mayoritario a la banda, en un 76 por cieno, y solicita unidad para deslegitimar el recurso a la violencia como forma de defender objetivos políticos, argumento que vuelve a dividir a los seguidores de una izquierda abertzale desconcertada. De hecho, según el sondeo, solo el 4 por ciento de sus votantes sigue apoyando incondicionalmente a la organización criminal.
El Euskobarómetro evidencia que un 45 por ciento de los ciudadanos considera «inaceptable la exhibición pública de carteles y fotos de homenaje a presos» y de esta forma avala «las medidas de prohibición y retirada adoptadas por el departamento de Interior», que dirige Rodolfo Ares.
Por otro lado, el Ejecutivo del PSE seguirá negociando «más y mejor» con el Gobierno central para lograr la transferencia de las políticas activas de empleo. El lehendakari sostuvo ayer que, aunque no quiere acudir «permanentemente al victimismo como hacían otros», existen «dificultades en el camino» derivadas del pacto presupuestario entre PNV y PSOE. Respecto al Concierto vasco, aprobado el pasado jueves en el Congreso, explicó que es «patrimonio de todos».
Para Patxi López, el Estatuto de Guernica ha permitido «el desarrollo de un autogobierno» con las mayores «capacidades para decidir» de «cualquier otra región autogobernada del mundo». En su opinión, antes de su llegada al Gabinete autonómico, Euskadi «era un país definido por el conflicto», mientras que «en solo ocho meses» ha «conseguido dar la vuelta a esa situación». Parece que los electores no piensan lo mismo.
