Allá por los años 1959 y 1960 inició su carrera musical un grupo de jóvenes con unas melodías nuevas; se nombraron Los Silex y uno de sus mayores éxitos lo lograron con una canción de comienzo un poco raro, que decía “Si yo tuviera una escoba”, estribillo que se repetía cuatro veces, y continuaba la canción con “Cuantas cosas barrería”, y a renglón seguido se añadía “Barrería el dinero, que es la causa y el motivo, ay, de tanto desespero, y todas cuantas cosas sucias, se ven por los bajos mundos”. (Y podríamos añadir nosotros…y por los “altos” de la sociedad).
Lo que interesa en estos momentos, muchos años después de aparecer la canción, es que hoy sí sería provechoso barrer tanto político indecente como “pulula” por nuestra querida España, empezando por la totalidad del Gobierno con su presidente, y cuantos nuevos ministros se van incorporando a los puestos de los que “se echa” camino de otros de mayor relevancia…económica, es decir, el dinero, como añadía el segundo motivo de la canción.
Es lamentable tener que hacer en este nuevo año tales consideraciones, y es porque todas las apariencias señalan que las cosas no van a ir cambiando, al menos deprisa, mientras los señores diputados/as y señores senadores/as, a los que se llama de izquierdas, sigan ovacionando clamorosamente los hechos, promesas, mentiras y discursos, sin olvidar el balance del año, de su jefe supremo. (Ja, ja; dice “España va bien”). Mientras, el segoviano y secretario general del PP en CyL, Francisco Vázquez, ante la última y también esperpéntica idea presidencial, matiza: “Sánchez hace la ola a los dictadores vivos y saca en procesión a los dictadores muertos”.
Al respecto me viene a la memoria, porque acabo de ver por televisión algunas de las ingeniosas actuaciones de humor esperpéntico y original que protagonizaron Tip y Coll como pareja durante unos treinta años. Su ejemplo debería ser seguido por los políticos de hoy, porque siendo ellos de ideas totalmente opuestas, supieron encajar el humor riéndose de unos y otros, y ofreciendo a los espectadores un ejemplo de lo que, aun pensando de forma diferente, se puede conseguir con buena voluntad. Su anuncio en casi todas las intervenciones de “Y en el próximo, hablaremos del Gobierno” solo quedó en una pintoresca amenaza que creo que nunca se cumplió.
(Frente a lo dicho, como “ejemplo de concordia” tenemos entre nosotros los “cerebros” positivos de la Diputación, que piensan en favor de la provincia, mientras que los del Ayuntamiento de la capital no piensan en ella, sino más bien en llevar la contraria, y por entorpecer y fastidiar. Aunque parece que el equipo de Gobierno lo toma con cierta serenidad, que es lo recomendable para tratar de lograr finalmente el consenso).
Con nuestra eficiente escoba deberíamos barrer también a tanto político indecente y enemigo de la vida que existe en muchos lugares, cuya única misión y deseo, según los hechos que protagonizan, es destrozar vidas humanas, edificios, hospitales, protagonizar la violencia de género y todo lo que suponga un bien y beneficio para hombres, mujeres y niños.
El balance en este aspecto, del pasado 2024, es realmente horrible, y si a ello unimos las catástrofes naturales –nuestra desgraciada dana- y las muertes por accidentes aéreos, marítimos, ferroviarios y de carretera, hay que echarse las manos a la cabeza y rogar al Supremo Hacedor para que pare tantos odios y venganzas que provoca la libertad de acción del hombre. Hoy, la penosa actualidad está en el horrible incendio de Los Ángeles
No olvidemos tampoco a los mencionados afectados gravemente por la dana que siguen confiando en que algún día recibirán ayuda estatal y regional adecuada para poder rehacer dignamente sus vidas y sus negocios, y asimismo en Canarias, donde también siguen esperando que los “listos” de esta nuestra querida España (hoy tan vapuleada) sepan conversar con los de los países africanos que dejan salir cayucos con docenas y docenas de inmigrantes –niños, hombres y mujeres- navegando camino de las Islas, donde ya se ven “ahogados” ante tanta llegada de “inesperados huéspedes”, por lo que esperan asimismo de “los gobernantes” que hagan algo por los que llegan y por los que, por humanidad, les siguen recibiendo.
