La tensión en la península coreana es cada vez mayor y la amenaza de que se inicie un conflicto bélico crece conforme van pasando las horas. Y es que, dos días después de que Corea del Norte entrase en «estado de guerra» con sus vecinos del Sur, el Gobierno de Seúl salió ayer al contraataque y advirtió de que habrá una «fuerte respuesta» a cualquier «provocación» procedente del régimen comunista.
De este modo, la presidenta surcoreana, Park Geun Hye, ordenó al Ejército que conteste con «rapidez y determinación» a una posible ofensiva de Pyongyang, «sin tener en cuenta las consideraciones políticas».
«La razón para la existencia de unas Fuerzas Armadas es proteger al país, así que, si hay cualquier provocación, debemos responder fuertemente en la etapa inicial», incidió la dirigente.
Por su parte, el ministro de Defensa adelantó que prepara «un plan de contingencia de disuasión activa para neutralizar rápidamente cualquier amenaza nuclear o de misiles balísticos procedente de Corea del Norte».
Para ello, explicó que desplegará una «cadena mortal», un sistema de ataque capaz de detectar, atacar y destruir los objetivos atómicos y los proyectiles del régimen comunista, a pesar de que este programa estaba previsto para 2015.
El jefe de las Fuerzas Armadas indicó que también planea adelantar el despliegue del sistema de defensa aérea de Corea del Sur, capaz de interceptar misiles o aviones de combate a entre 10 y 30 kilómetros de altura. Además, apuntó que con la finalidad de aumentar la capacidad de vigilancia del país, prevé acelerar el despliegue de los aviones no tripulados Global Hawk, de fabricación estadounidense, y poner en órbita dos satélites para 2021.
Poco antes de estos anuncios, EEUU envió jets de combate F-22 al país asiático para una maniobra conjunta.
En este sentido, las autoridades norteamericanas mostraron su apoyo a Corea del Sur, ya que temen que el régimen de Kim Jong-un esté realizando avances en la construcción de bombas atómicas.
Según fuentes de la Casa Blanca, Pyongyang podría haber utilizado un explosivo con uranio altamente enriquecido en el test nuclear que realizó el pasado mes de febrero.
Mientras tanto, el exprimer ministro norcoreano Pak Pong Ju, que fue destituido en 2007 por no aplicar exitosamente reformas económicas, fue designado nuevamente para el cargo en una reunión de la Asamblea del país comunista.
Pak, un tecnócrata de 74 años, asumió el cargo de premier en 2003 e instauró una ambiciosa política de ajustes financieros que supusieron la liberalización de los precios. Sin embargo, estas medidas no cumplieron con el objetivo previsto de recuperación económica del país razón por la que, en 2007, se vio obligado a dimitir de su cargo ante las protestas del Ejecutivo.
Además, Kim Jong-un nombró el pasado mes de febrero a Choi Bu-il nuevo ministro de Seguridad, según se conoció ayer.
