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Septiembre

por Jesús Fco. Riaza
8 de septiembre de 2024
JESUS FRANCISCO RIAZA
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Septiembre, el séptimo mes del calendario romano, es un mes que se debate entre las expectativas y la melancolía.

Debo reconocer que me siento tentado por esto último. Por una parte es el mes en el que se vuelve al trabajo intenso después de unos meses en los que se tiene la impresión de que nada es urgente. Con la llegada de septiembre, vuelven las urgencias. Por otra parte, es ese mes en el que tienes que hacer el esfuerzo de mirar la perspectiva todo el largo curso que hay por delante. Te ves pensando en lo que vas a hacer no en diciembre sino en mayo. Has de programar y prever lo que intuyes que puede pasar e intentar que la rutina del año anterior no te atrape. Además, anímicamente, da la impresión de que los días se han hecho mucho más cortos de repente.

Para no dejarse llevar por la tentación a la melancolía, intento ver las expectativas y los retos que el comienzo de curso trae.

Así, por ejemplo, aunque no me gusta demasiado esto de los Años Santos, el que ha convocado el Papa Francisco para el 2025 puede ser atractivo porque el lema, “Peregrinos de la Esperanza”, pone en su punto de mira la necesidad que tiene la humanidad de restaurar la esperanza en un mundo cada vez más enfrentado. No se trata sólo de las guerras declaradas, sino la actitud de una clase política que en todo el mundo parece regodearse con posturas intransigentes, cerradas al diálogo e incapaz de apreciar las razones del que piensa distinto. El Papa piensa que “el próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente”. ¡Ojalá! Además la Iglesia celebrará a finales de este año la segunda Asamblea sobre el Sínodo de la Sinodalidad. Si bien es verdad que las expectativas se han ido enfriando, también es verdad que el camino recorrido nos ha ayudado a recuperar la auténtica eclesialidad, perdida por siglos de dogmático clericalismo.

También la Diócesis tiene sus retos para el próximo curso. En su artículo del domingo pasado en este mismo periódico nuestro obispo D. César hacía referencia a la carta que ha dirigido a todos los fieles de la Diócesis para alentarnos en la fe, que es una de las funciones principales del obispo, y para dar las claves de por dónde debería andar la vida diocesana. Evidentemente hay problemas que nos superan, como la secularización o la falta de vocaciones, y que exigirían una reflexión más profunda y autocrítica por parte de la comunidad cristiana, pero hay otros que no tenemos más remedio que afrontar para ser fieles a la misión encomendada: el reto de la Iglesia sinodal y, por tanto, corresponsable; el cómo hacer el Primer Anuncio y el sentido de nuestras catequesis de Iniciación Cristiana; el replanteamiento de la distribución del clero; la atención a los migrantes que llegan a nuestra provincia; la familia como primera educadora en la fe…

A esto hay que añadir que el próximo mes de junio se celebrará el 500 aniversario de la colocación de la Primera Piedra de la Catedral.

Así mismo, las parroquias tenemos nuestros retos. Uno de los primeros es la visibilidad. Da la impresión de que todo se reduce a celebrar misas, enterrar a los muertos y dar la Primera Comunión a los niños. Además de eso, es preciso que demos a conocer la vida que palpita en cada parroquia. El otro reto, muy relacionado con este, es que tenemos que ser lugar abierto a todos y espacio de acogida que ofrece un remanso de paz en medio de nuestros pueblos y de nuestra ciudad.

Quiero terminar este artículo con las palabras de aliento con las que termina el obispo la carta pastoral a la que hacía referencia: “Con la ilusión de comenzar un nuevo curso y con la esperanza puesta en quien no defrauda, el Señor Resucitado, aceptemos esta nueva oportunidad que él nos da para trabajar junto a él en la tarea más apasionante que el hombre puede soñar a pesar de su fragilidad: hacer nuevas todas las cosas. María, Madre de Cristo y de la Iglesia, caminará a nuestro lado y nos enseñará a vivir el evangelio mediante la obediencia de la fe”.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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