La gestión que está llevando a cabo la directiva de la Gimnástica Segoviana es un modelo y un ejemplo, no solo para otros clubes deportivos, sino para cualquier organización o entidad.
Recuerdo aquella corriente de opinión que proponía disolver el club y crear uno nuevo, hace años, cuando las cosas no pintaban demasiado bien. Reconozco que era una opción, pero, entre otras cosas, se habría perdido la identidad y dejado colgados a proveedores; y esta directiva decidió asumir el mando. Les honra y les aporta crédito. Lo contrario de la infamia a la que hacía referencia en mi columna anterior.
También recuerdo, más recientemente y después de un buen comienzo de Liga, en la séptima u octava jornada, tras algunas derrotas y empates consecutivos, cómo la Gimnástica Segoviana pudo generar algunas dudas en su entorno. Y así, en algunos medios se hablaba de la posibilidad de tomar medidas.
La única medida que se tomó desde el club fue la de seguir haciendo lo mismo y confiando en el proceso: la directiva a lo suyo, el cuerpo técnico manteniendo su modelo y los jugadores, a jugar. Cada uno a lo suyo, sin meterse en la tarea de los demás. Separación de poderes…
Y no olvidemos de dónde venimos. De lo que ha pasado desde que esta directiva asumió la gestión de la Gimnástica, al día de hoy. No olvidemos dónde estaba el club a nivel económico, social y deportivo, y dónde está actualmente. Puede que el equipo, tras la jornada de hoy, quede primero o quede cuarto. O segundo, o tercero. Pero eso no cambiará los resultados que han logrado las personas que asumieron una tarea de una dificultad morrocotuda.
Creo que es un buen momento para reconocérselo. Aunque quedemos cuartos.
