España reencontró su fútbol de seda y su magia para acabar, con brillantez, con Polonia, y alimentó con una goleada su sueño de gloria en el Mundial de Sudáfrica que arrancará para la ‘roja’ dentro de siete días en Durban contra Suiza.
El equipo partirá mañana hacia Johannesburgo con un inmejorable sabor de boca. Será la última de las selecciones participantes en llegar, pero lo hará con el aval de haber firmado una magnífica actuación en la prueba final de Murcia.
La peor noticia fue el problema físico que sufrió Andrés Iniesta cuando, pasada la media hora, se acercó al galeno de la selección y luego tuvo que ser sustituido por Pedro, todo un contratiempo que no parece grave.
Pero hubo otra noticia que no por esperada fue menos positiva. Por fin reapareció Fernando Torres, cuyo plan de recuperación encontró el premio en la media hora que dispuso y hasta anotó el quinto gol.
El conjunto de Vicente del Bosque dio un paso adelante en su última prueba premundialista; tiene mimbres suficientes como para, si mantiene este crecimiento, sea considerada aspirante a todo.
Del Bosque, como estaba previsto, optó por el once denominado de gala sin Sergio Ramos en el lateral derecho, en el que entró Álvaro Arbeloa.
Iniesta y Xavi lideraron una vez más la exhibición de España en el inicio de partido. Ambos firmaron dos obras de arte, sobre todo la segunda, que se tradujeron en dos goles casi seguidos (minutos 12 y 14) de Villa y Silva.
Xabi Alonso y Cesc Fábregas, nada más salir al campo en su partido 50 como internacional absoluto, convirtieron el festival de fútbol en vapuleo ante una Polonia que trató de revolverse, con faltas y algo más de presión, de echar mano de orgullo. No le valió de nada.
La diana de Torres y el estreno anotador como internacional del barcelonista Pedro rubricaron el ‘set’ que España le endosó a un rival destrozado, víctima de un equipo que encandiló, que gustó y se gustó.
