El sistema educativo de este país siempre ha sido muy criticado, con toda la razón, por su uso partidista e interesado por parte de nuestros muy preparados (según para qué) políticos. Ahora, la señora Celaá (cruzo los dedos…) dice que quiere que el sistema se personalice al alumnado, lo cual me parece muy bien, ya que no todo dos nacemos con, ni tenemos, las mismas habilidades. Y desaprovechar la oportunidad de maximizar las capacidades de las personas resulta un desperdicio imperdonable para un país que se precie.
Históricamente, el sistema educativo español ha premiado la inteligencia lógico-matemática, lingüística, o el desarrollo memorístico; y penalizado, en mi opinión, la inteligencia inter e intrapersonal, la musical o, ya que estamos en una columna deportiva, la inteligencia corporal y cinestésica.
Y aprovechando que la señora Celaá quiere favorecer el aprendizaje por experiencia (por favor, tampoco demonice ahora el memorístico), le reclamo a la ministra que potencie la inteligencia cinestésica y ponga en valor las habilidades físicas como medio para poner en forma el cerebro.
Le reclamo a la ministra que potencie la inteligencia cinestésica y ponga en valor las habilidades físicas como medio para poner en forma el cerebro
No conozco actividad que genere más experiencias diferentes en cortos espacios de tiempo que el deporte. Y experiencias ante las que tienes que reaccionar y, consecuentemente, tomar decisiones, a ser posible, correctas. Al fin y al cabo, la vida es eso: tomar continuamente decisiones. Y cuanto más acertadas, mejor.
Así que la inactividad física que supone pasar seis horas sentados cada día de colegio, bien arraigada por la pandemia, representa para nuestros niños y adolescentes un riesgo evidente de deterioro cognitivo, cuya solución pasa por potenciar la actividad física en el cole. Por favor, señora ministra…
