Segovia rindió ayer un emotivo y sincero homenaje al guardia civil Mario A.A., de 31 años, que falleció en un accidente de tráfco el pasado jueves en El Espinar, en las exequias fúnebres celebradas ayer en su memoria en la iglesia de San Miguel. La capacidad del templo resultó insuficiente para albergar a las centenares de personas que a mediodía de ayer se dieron cita para testimoniar su último adiós al agente fallecido, mayoritariamente compañeros del Instituto Armado de la comandancia de Segovia y de los puestos repartidos en la provincia.
El cortejo fúnebre llegó a la iglesia a las 12, 20 horas, y el féretro con los restos mortales y cubierto con la enseña nacional fue introducido a hombros por los compañeros del fallecido en la iglesia, para ser depositado en un catafalco instalado frente al altar mayor. A su llegada, la banda de música de la Guardia Civil interpretó el himno de España en medio de un impresionante silencio, sólo roto por los sollozos de tristeza de familiares y amigos del agente fallecido.
A la entrada del templo, esperaban al féretro la delegada del Gobierno de Castilla y León, María José Salgueiro, el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, la directora general de Tráfico, María Seguí y una amplia representación de autoridades civiles y militares de la provincia, así como altos mandos de la Guardia Civil.
La misa de funeral fue oficiada por el Canciller del Obispado de Segovia, Alfonso María Frechel Merino, que en su homilía glosó la figura del agente fallecido al que definió como «un joven excepcional, buen compañero y de espíritu alegre», y resaltó su capacidad de entrega a los demás a través de su trabajo en la Guardia Civil para concluir encomendando su alma a la virgen en sus advocaciones de La Fuencisla y El Pilar, patronas de Segovia y de la Guardia Civil.
Tras concluir la ceremonia religiosa, el féretro salió del templo a hombros de sus compañeros, y antes de ser introducido en el coche fúnebre para emprender el camino hasta el crematorio, la banda de música interpretó el himno de la Guardia Civil, la marcha «La muerte no es el final» y el himno «Adiós Polilla», que se dedica a los guardias civiles que concluyen su formación en el Colegio de Guardias Jóvenes.
Con vivas a la Guardia Civil y un espontáneo grito surgido de entre el público “hasta pronto, Mariete”, el cortejo se desplazó hasta el crematorio Santa Teresa de Jesús, donde los restos mortales del guardia fallecido fueron incinerados en un acto de catácter estrictamente íntimo y familiar.
Antes de las honras fúnebres, el director general de la Guardia Civil visitó la capilla ardiente instalada en la sede de la comandancia, donde impuso la Medalla al Mérito de la Guardia Civil con distintivo blanco al agente fallecido, en reconocimiento a su carrera lamentablemente truncada por el fatal accidente.
El triste suceso tuvo lugar en la mañana del jueves, cuando el agente de servicio sufría un accidente con su motocicleta en la N-VI a su paso por El Espinar al salirse de la calzada por causas aún por determinar.
