Tranquilidad y austeridad. Las dos palabras definen de forma muy resumida la celebración de la Nochevieja en Segovia, en la que los segovianos redujeron sensiblemente su presencia en los establecimientos hosteleros para recibir el año 2013 presumiblemente por el efecto negativo de una crisis que atenaza los bolsillos de los ciudadanos en aquellos gastos que consideran más prescindibles.
En la capital, el ambiente festivo que dejó la Carrera de Fin de Año en las calles del centro histórico dejó paso a una aparente calma que reunió a las familias en torno a la mesa para compartir la última cena de 2012. Otros cambiaron el ambiente hogareño para aceptar las atractivas ofertas de cotillones en hoteles y restaurantes, que aunque registraron una aceptable entrada en líneas generales, no cumplieron con las expectativas pese al esfuerzo de contención de precios realizado por la práctica totalidad de los establecimientos.
Tras escuchar las campanadas de fin de año y cumplir con la tradición de las 12 uvas, centenares de personas, en su mayoría jóvenes, ocuparon pacíficamente el Azoguejo -punto de encuentro habitual para el inicio de las celebraciones de Nochevieja- para desde allí distribuirse por los distintos lugares de fiesta, todos ellos vestidos con sus mejores galas para la ocasión. A los complementos de su indumentaria, la mayor parte de los grupos de jóvenes añadían bolsas de plástico en las que portaban bebidas, refrescos y hielo para iniciar desde allí la velada festiva, no sin antes descorchar botellas de cava y sidra para volver a brindar por el año recién comenzado.
Una vez reunidos los grupos, los lugares de ocio más frecuentados por los jóvenes se llenaron rápidamente de un público presto a divertirse hasta altas horas de la madrugada, aunque la sensación general en todos ellos fue de una menor afluencia de público. La crisis o la reciente celebración de la «nochevieja anticipada» de Abades fueron algunos de los argumentos esgrimidos por algunos hosteleros para justificar el sensible bajón en la primera noche de fiesta de 2013, y algunos de ellos llegaron a asegurar que «he hecho más caja otros fines de semana que hoy». Para quienes gustan de ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío, otros aseguraban que los clientes «han podido disfrutar de una nochevieja sin aglomeraciones, lo cual también es de agradecer».
Quizá la menor afluencia de público pudo contribuir también a la ausencia de incidentes en una jornada en la que tanto los responsables sanitarios como las fuerzas de seguridad suelen tener una especial relevancia. En este sentido, desde el Hospital General, el servicio de urgencias vivió una Nochevieja «muy tranquila», según aseguraron fuentes del complejo hospitalario. Aunque la noche del 31 comenzó con sobresaltos motivados por accidentes de tráfico, tras las uvas la actividad en Urgencias pareció ralentizarse hasta alcanzar cifras «menores incluso en un fin de semana», aunque indicó que a lo largo del día «seguramente llegarán dolencias que comienzan a manifestarse en las siguientes horas».
En términos similares se manifestaron desde la Policía Local, donde solamente hubo que registrar un accidente de tráfico a las 00,50 horas, que derivó en la detención de uno de los conductores implicados, que conducía su vehículo con todos los puntos del carnet retirados, lo que provocó la oportuna sanción. El resto de la jornada se desarrolló en una tónica de «normalidad», con una actividad menor que en años anteriores.
La fiesta se prolongó hasta bien entrada la mañana, e incluso a primera hora de la tarde podían verse grupos de personas que regresaban a sus casas tras una maratoniana jornada festiva.
