El grito de “Viva la Virgen de La Fuencisla”, pronunciado espontáneamente por un segoviano anónimo después de que el obispo de Segovia colocara ayer a las seis menos cuarto de la tarde sobre la cabeza dela virgen su valiosa corona retumbó con fuerza en las paredes de la Catedral.
El clamor sirvió como ejercicio de catarsis para las casi 2.000 personas que abarrotaron ayer la Catedral, que pudieron mostrar de forma expresa su devoción a la patrona de Segovia en el acto de desagravio organizado por la diócesis en el que la imagen de la virgen fue recoronada con las joyas que le fueron arrebatadas en el robo sacrílego que tuvo lugar el 20 de enero y que cuatro días después fueron felizmente recuperadas por la policía.
Casi una hora antes del inicio de la Eucaristía, decenas de personas buscaban ya su sitio en el primer templo de la diócesis, sobre todo en los bancos próximos a la Via Sacra que une el coro con el Altar Mayor, donde fue instalada la imagen de la patrona de Segovia.
Las camareras de la Real Cofradía de Nuestra Señora de La Fuencisla eligieron para esta ceremonia el mismo manto y vestido que llevaba el día que fue expoliada, con el fin de extender el desagravio no sólo a las joyas, sino también a las ropas que vistió en el trágico día del robo.
Puntualmente, la ceremonia religiosa comenzó a las cinco de la tarde presidida por el nuncio apostólico de El Vaticano, Renzo Fratini y concelebrada con el obispo de Segovia, Ángel Rubio, el obispo emérito de la diócesis Luis Gutiérrez, el cabildo de la Catedral y una veintena de sacerdotes diocesanos.
En la monición de entrada, monseñor Rubio aseguró que en este acto “los segovianos venimos a decir a la virgen que la queremos y que somos muchos más los que la veneramos”, y pidió la intercesión de la patrona de Segovia para “ayudarnos a creer y sentir la felicidad de la fe”.
El obispo agradeció la presencia del nuncio apostólico en esta celebración que “nos estimula a vivir la comunión con la Iglesia”, y realizó un nuevo ejercicio de devoción ante la imagen de la patrona al pedir que “no nos toquen a la Madre de Dios, porque es lo más santo, y cuando esto ocurre se degrada y hyumilla al hombre”.
Por su parte, el nuncio de Su Santidad en España realizó en su homilía un detallado análisis sobre el valor espiritual de las imágenes y símbolos religiosos, en las que se pone de manifiesto “el misterio de la Encarnación del Verbo”. Fratini manifestó que los cristianos “veneramos las imágenes no por que creamos que hay en ellas una virtud o para pedirles algo, sino porque el honor que se les tributa se refiere a quienes representan”.
Asimismo selaño que la sacralidad de las imágenes “procede de una contemplación exterior que nos lleva a un encuentro íntimo con el Señor, en comunión con la fe de la Iglesia”.
Tras la homilía, monseñor Fratini acompañó al obispo de Segovia en la recoronación de la imagen de la patrona, siendo responsable de colocar la del Niño Dios, que llevó a cabo tras besar el manto de la Virgen.
