En primer lugar hay que felicitar al Ayuntamiento y al equipo de Segovia 2016 por el éxito obtenido pasando a la final, en esta carrera hacia la capitalidad europea de la cultura. También felicitarnos todos nosotros, pues nos esperan tiempos de mucha ilusión en el aspecto cultural.
Ya con el concierto de hoy también tenemos que felicitarnos, ya que la Filarmónica ha empezado su curso con un pianista ruso, Alexey Chernov, ganador del Concurso Internacional de piano Compositores de España, que se celebra en Las Rozas, y sin duda un gran pianista.
Chernov eligió un programa importante con principio español a cargo de Joaquín Turina, una obra importante en el piano del siglo XX, como es el “Gaspar de la nuit” de Maurice Ravel, un estudio de Chopin, para celebrar su segundo centenario y acabando con los estudios sinfónicos de Robert Schumann. Tocó de memoria, lo que en el caso de la obra de Ravel es más complicado, dada su dificultad, complejidad y duración.
Las dos primeras obras fueron las de Turina: “Noche de verano en la azotea”, que procede de ‘Rincones Sevillanos’ y la contundente petenera de las danzas andaluzas. Tocó esta última de manera muy expresiva, resaltando la añoranza que le producía Andalucía, ya que el compositor la escribió en París.
El “Gaspar de la nuit” es una obra virtuosística, pero nada superficial, donde Ravel se escuda en una obra de Bertrand escrita en prosa poética para disimular una confesión de su personalidad. El virtuosismo está estilizado de tal modo que, despreciando las peripecias, va al fondo de la verdad que quiere plasmar en la partitura. Chernov resaltó su aire intimista, pero sin restar nada de fuerza expresiva al modo de impresionista.
El “Estudio nº7 del opus 25” de Chopin lo atacó como lo que es, una balada romántica intemporal que huye del virtuosismo tan característico del compositor.
La obra que cerraba el programa, los estudios sinfónicos de Schumann, nos dieron una idea muy clara de la valía del pianista, sus continuos cambios de ritmo y situación, donde alternan pasajes como de galope desbocado con otros de ascética belleza, fueron salvados con elegancia y sin aparentar esfuerzo. Es un pianista eficaz en lo sonoro y parco en gestos grandilocuentes, algo frecuentes en los pianistas rusos, pero que en Chernov, al haber estudiado el posgrado en Londres, no se acusa. Fue en esta obra donde resaltaron con más intensidad los problemas del piano.
Como bis nos ofreció una pieza rusa muy breve, supongo que estaría cansado después del esfuerzo en un programa importante, el conocido “Vuelo del moscardón” de Rimski.
Un gran comienzo de curso para la Filarmónica, en un día marcado por la felicidad de competir en la final de la capitalidad europea de la cultura en 2016.
