Con optimismo pero sin triunfalismo. Así se han recibido en el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta los datos anuales sobre la población de águilas imperiales ibéricas (Aquila adalberti) existentes en Segovia, que vienen a corroborar la tendencia ascendente de esta emblemática especie, a pesar de que continúa estando catalogada como “en peligro de extinción”.
Después de que en 2009 la población segoviana alcanzara las 19 parejas, una cifra récord (al menos desde que se elaboran censos anuales), en el año 2010 el número ha continuado subiendo, hasta situarse en 21, lo que supone el 7,5 por ciento de la población mundial que, de acuerdo a los datos proporcionados por expertos en esta especie, ronda las 280 parejas, todas ellas en la Península Ibérica.
De las 21 parejas establecidas en la provincia de Segovia, que son objeto de vigilancia preferente por parte del personal de la Junta, un total de 17 iniciaron la reproducción, finalizando la misma 15. En cuanto al número de pollos, nacieron un total de 27, de los que 25 llegaron a volar, lo que demuestra que la mortalidad en el nido ha sido “muy baja”.
A pesar de las buenas noticias sobre la evolución del águila imperial ibérica, tanto a nivel nacional como provincial, desde la Junta se pide “prudencia”, insistiendo en que su población no está todavía fuera de peligro de extinción, y situando el umbral para que la especie sea genéticamente viable en 500 parejas. “Estamos todavía lejos de ese objetivo”, opina Elena Hernández, jefa del servicio de Espacios Naturales y Especies Protegidas, pero sin ocultar “el remonte, fundamental, de los últimos años”, logrado a su entender en gran medida como consecuencia de los diferentes ‘Planes de Recuperación del Águila Imperial Ibérica’ llevados a cabo en el territorio nacional.
En ese sentido, Hernández recuerda los tiempos, todavía no tan lejanos, en los que Segovia contaba solo con 8 parejas (año 1999), y el “despegue” producido con posterioridad, en especial en el último lustro, que ha permitido una “clara expansión” de la especie. Después de que, durante años, el águila imperial ibérica ciñera su área de distribución en la provincia a la Sierra de Guadarrama y zonas colindantes, ahora se halla en un proceso de recolonización de las llanuras, un hábitat idóneo para la especie, siempre que encuentre alimento —su dieta se basa en los conejos—, árboles para nidificar y tranquilidad, mucha tranquilidad.
El “avance” de las águilas imperiales ibéricas, al estar situada Segovia en el límite septentrional del área de distribución de la especia, ha sido, en gran medida, hacia el norte, lo que ha posibilitado que una pareja (y posiblemente otra) se haya establecido en la provincia de Valladolid. “El espacio que ocupa está creciendo, de una manera concéntrica”, explica Hernández. Sin embargo, el águila imperial ibérica todavía no ha llegado a toda la provincia. Ni ha alcanzado las Hoces del río Duratón ni, mucho menos, las Hoces del río Riaza. “A corto plazo, me extrañaría que apareciera en el río Riaza; para llegar allí tardará todavía un poco de tiempo”, agrega.
Diversos estudios realizados demuestran que las águilas imperiales ibéricas, tras su periodo de dispersión juvenil, cuando se desplazan a territorios lejanos —con los peligros que ello conlleva—, suelen regresar a un radio no mayor a cien kilómetros del nido donde nacieron. “El crecimiento actual de la población es consecuencia de una correcta política de conservación llevada a cabo años atrás”, defiende Hernández. Y, en ese sentido, desde la Junta se espera que un porcentaje importante de los 25 pollos que volaron en 2010 acaben volviendo a Segovia.
Características del ave más emblemática de la Península Ibérica.- Muy pocos de los que han visto volar a un águila imperial ibérica olvidan ese momento. Se trata de una rapaz impresionante. Su longitud es de entre 75 y 85 centímetros. Su envergadura, de entre 185 y 215 centímetros. Pasa la mayor parte de tiempo posada discretamente en los árboles.
Considerada una especie típica del bosque mediterráneo y de las dehesas, en la provincia de Segovia suele anidar en pinos silvestres. En cuanto a voz, tiene “un reclamo como de un ladrido áspero y repetido”. En vuelo, las alas se ven relativamente largas y de lados paralelos; la cola no suele estar abierta en abanico.El adulto puede verse totalmente oscuro, pero con buena luz se aprecia que tiene un plumaje pardo oscuro y marcas blancas en escapulares y borde de la parte interna del ala.
