Desde el comienzo de su trayectoria artística, Fermín Claudio San Frutos Martín, pintor nacido en Segovia, ha realizado casi toda su obra de manera autodidacta, excepto la pintura al óleo, técnica que aprendió en la Universidad de Alicante, donde durante un par de años asistió a diversos cursos, impulsado por su hija. Comenzó en los años 70 usando la técnica del dibujo a plumilla, hasta hace 5 años, que se inició en las técnicas de acuarela, pintura acrílica y pintura al óleo.
Aunque en un principio no valoró la posibilidad de poner sus trabajos a la venta, fue el encargado de una imprenta quien le animó a vender láminas de sus 116 obras, hasta presentarlas en una exposición que abrió sus puertas en el bar Santana.
Fermín inauguró la exposición con un discurso muy emotivo, agradeciendo a su mujer todo el apoyo que le ha brindado en su carrera profesional, y sobre todo, artística, así como por las buenas críticas, y como no podía ser de otra manera, por su compañía durante toda la vida que han pasado en común.
Los temas que recoge en sus obras son de carácter arquitectónico. Utiliza como semblantes las calles típicas y monumentos urbanos de la ciudad de Alicante y de Segovia, donde plasma los detalles de una forma objetiva y con un estilo estrictamente realista.
La exposición que puede verse desde el pasado 16 de abril, tiene como lema ‘ De Segovia a Alicante’. Las obras que componen la exposición son unas pintadas en plumilla, y otras en óleo. En ellas, Fermín muestra las dos capitales de dicho título, en las cuales transcurre su vida.
Una vida, dos ciudades
Aunque el pintor reside actualmente en Alicante, no ha perdido el contacto con la ciudad segoviana, ya que la mayoría de su familia vive en ella, frecuentándola con su esposa y sus hijos de forma habitual: ‘Segovia es parte de mí, admiro todo de ella, su gente, sus calles, sus monumentos, no sería capaz de olvidarla aunque viva lejos, por eso la llevo conmigo en mis obras; es una manera de tenerla presente’.
El pintor ha sido animado, en muchas ocasiones, a presentar su arte en varios concursos pero él prefiere pintar por gusto, y afirma no comprender el arte moderno, “al que no veo mucho sentido, porque sus obras dan la impresión de tener menos trabajo que otras”.
Como artista, a nivel cultural, ha obtenido buenas críticas sobre su forma de trabajar. Su meticulosidad y precisión a la hora de pintar dicen mucho de su gran labor en un oficio magistral y técnico. A su vez, el realismo mostrado denota emoción estética, una sensación de nostalgia y recuerdos aparecen como mirada crítica en el espectador.
Por último, la sencillez que caracterizan a sus obras crean una verdad, un sinfín de curiosidades que el artista intenta reflejar como muestra de su trayectoria y vivencia por las dos ciudades que han marcado su trayectoria, tanto vital como artística.
