En el año 1877 se celebró en Madrid una gran Exposición Vinícola Nacional, organizada por iniciativa del Ministerio de Fomento del Gobierno Cánovas del Castillo, en aplicación de la idea ilustrada del fomento intelectual y material del país, para favorecer el desarrollo industrial y la competitividad de nuestros productos. Los principales objetivos que pretendía esta iniciativa, según consta en la exposición de motivos del Real Decreto de 15 de septiembre de 1876 de convocatoria y regulación, eran:
—“Conocer las clases de mostos, madres, vinazas, heces, posos y caldos que se forman y extraen de los productos de la agricultura española, las bebidas que de ellos se fabrican, los procedimientos que se usan para la elaboración y conservación de los vinos y demás productos que de ellos se derivan, y los aparatos, instrumentos, herramientas, utensilios y materias naturales y químicas de todo género que para ello se emplean.
—Estudiar por medio de la cata y los análisis químicos los diversos elementos de que se componen las bebidas que se exhiban, y la fuerza alcohólica que tengan.
—Formar el nomenclátor, la estadística y el plano de esa producción, con todas las clasificaciones y pormenores posibles, y el libro donde haya de publicarse el resultado de los trabajos, en el cual deberá hacerse constar cuantas noticias sean convenientes acerca de la esencialidad y forma de los productos, a fin de que puedan ser conocidos y útiles a la producción y al tráfico vinícola, tanto dentro como fuera de España.”
Por aquellos años la filoxera arrasaba las vides en Francia, desgracia que para España se consideró una oportunidad para que se convirtiera en una primera potencia en el sector del vino. Así se decidió organizar en Madrid una Exposición Vinícola Nacional. La exposición se inauguró el 1 de abril de 1877 por el rey Alfonso XII, y fue clausurada el 30 de junio de ese mismo año. Se presentaron 847 clases de vinos, aguardientes, vinagres y otros caldos representantes de todas las regiones vinícolas españolas y, entre ellas, la provincia de Segovia que tenía alrededor de once mil hectáreas de viñedo lo que representa aproximadamente un 1,5% del territorio provincial, que contribuyó con una representación de 269 viticultores correspondientes a unos cuarenta municipios de los cuales 25 expositores, casi un 10%, corresponden al municipio de La Nava, que en aquel momento tenía una población cercana a los 1.800 habitantes.
En cuanto a los productos presentados por nuestra provincia podemos destacar tres zonas de origen, una de ellas al norte de la provincia en el limite con Valladolid y Burgos donde predominaron los vinos tintos; en el centro de la provincia los vinos seleccionados fueron los conocidos como ojo de gallo, es decir, vinos clarete con un color encendido parecido al ojo del gallo, y vinos comunes; y finalmente la zona oeste de nuestra provincia, que fue la predominante, tanto por el número municipios como de cultivadores y viticultores, con una acusada representación del conocido vino blanco común, entre estos vinos blancos hacemos notar la presencia del vino blanco supurado, es decir, vino dulce elaborado con mosto de uvas pasificadas por el método de colgarlas al aire o extenderlas en el suelo. En esta última zona destacamos sobre todo los municipios de Nieva, Coca, Codorniz, Nava de la Asunción y Moraleja de Coca que actualmente es una pedanía de Nava.
Los organizadores de este evento (Junta y Jurado) decidieron que los productos a presentar se clasificaran en siete clases, en tres de las cuales estuvieron representados algunos viticultores de La Nava, sobre todo en la Clase 2ª (vinos de capa, pasto, licorosos y generosos) con 23 participantes y seis variedades distintas de vino, la mayoría de ellos Vino Blanco Común. En la Clase 4ª (alcoholes secos, dulcificados y perfumados) hubo tres representantes con Aguardientes Naturales de 16º y 26º. Finalmente en la Clase 7ª (Vinagres de uva y de otras materias, naturales o artificiales) dos representantes con Vinagres de uva.
Asimismo decidieron conceder dos tipos de premios, uno para los grandes centros de producción y exportación, y otro individual.
El Pabellón de la provincia de Segovia estuvo situado en la Instalación nº 4 de la Sala 9ª a cargo de D. José Ceriola (vocal de la Junta, el cual tuvo que renunciar como expositor) y adornado con un ”Enrejado con figuras Geométricas”. En este Pabellón estuvieron presentes varios vinos, aguardientes y vinagres de Nava de la Asunción, algunos de los cuales fueron premiados. A continuación se relacionan los productos presentados, la clase de los mismos, junto al correspondiente viticultor, y los premios obtenidos en su caso:
—Vino Blanco Común, presentado por:
Ciriaco Abel Segoviano premiado con “Diploma de Mención”
Santiago Arribas Segoviano
Pablo González Casado
Pedro González Cuellar
Nemesio Herranz Miguel
Pedro Herranz Miguel
Cayetano López Gómez
Julián Martín Martín
Miguel Martín Martín
Faustino Martínez Serrano
Mariano Palomo Herranz
Celestino de Pedro González
Domingo de Santos González
Francisco Sanz de Frutos
Mariano Sanz González premiado con “Medalla de Perfección”.
Hilario Toledano Gómez
Fausto Villagrán Cuellar.
— Vino Blanco Supurado de 1870 presentado por:
Mariano Sanz Herrero premiado con “Medalla de Perfección”.
— Vino Blanco Supurado de 1872 presentado por:
Santiago Llorente García
Julián Martín Martín.
— Vino Blanco Común de 1875 presentado por:
Lorenzo Sanz Cabrero premiado con “Diploma de Mención”.
—Aguardiente de uva común de 16º presentado por:
Francisco Hernando Martín
Francisco Bernardos Martín.
—Aguardiente refinado de 26º presentado por:
Francisco Bernardo Martín
Francisco Hernando Martín.
— Resoli de Aguardiente de 16º presentado por:
Celestino de Pedro González.
— Vinagre de uva presentado por:
Vicente Casado García
Santiago Llorente García.
Hacemos notar que Celestino de Pedro González fue el único expositor a nivel nacional que presento el Resolí o Resoli de Aguardiente, un licor típico de la zona de Cuenca y algunas partes de las provincias de Córdoba y Jaén que se elabora principalmente con café, aguardiente y canela en rama. Asimismo es de destacar que La Nava fue el único municipio de la provincia de Segovia que presento Vinos blancos supurados.
Además de estos productos y de sus productores, mencionaremos la presencia en el Pabellón de Madrid de D. José Oñate Ruiz (sobrino del Conde de Sepúlveda) con un Vino Blanco de Nava; y del Sr. Conde de Sepúlveda (D. Atanasio Oñate y Salinas) propietario de viñas en La Nava con un stand propio presentando su Vino Común ojo de gallo formando una pirámide de botellas sobre una base rectangular.
Este acontecimiento para el fomento de un sector económico de primer orden en España, antes y ahora, constituyó un hecho histórico en la viticultura de “La Nava” e hizo que algunos de estos cosecheros redoblaran sus esfuerzos en la mejora de sus lagares para llevar a cabo el pisado de las uvas así como los principales envases de fermentación y almacenamiento del vino, tales como toneles o cubas de madera principalmente y algunas tinajas de barro, estas en menor medida. De esta forma pretendían obtener mejor calidad en sus productos y así poder acceder a nuevos mercados vinícolas.
Animados por los resultados obtenidos y considerando de primordial importancia la oportunidad de estos acontecimientos, algunos de los viticultores mencionados anteriormente se animaron a participar y exponer sus productos en la Exposición Universal de París del año 1878, que en breve cumplirá su 145 aniversario, celebrada entre el 1 de Mayo y el 10 de Noviembre de 1878 en París, cuya temática era “Agricultura, Arte e Industria”. Estos participantes fueron: Ciriaco Abel Segoviano, Pedro Herranz Miguel, Mariano Sanz Herrero, Anastasio López Bernal, Cayetano López Gómez, Mariano Palomo Herranz , Lorenzo Sanz Cabrero, Domingo Santos González, Mariano Sanz Herrero, Mariano Sanz González, Hilario Toledano Gómez y Fausto Villagrán Cuellar. Todos con una pequeña cantidad de botellas de vino (un número variable entre dos y seis botellas) producido en La Nava.
Si bien echando un vistazo al Almanaque del Comercio de finales de la década de 1870 se observa que los viticultores naveros participantes en las referidas Exposiciones Vinícolas son en su totalidad los reseñados en dicho Almanaque como “Cosecheros de vinos”, no hay que olvidar que también existieron numerosos pequeños viticultores que elaboraron vinos comunes para consumo propio y comercializaban el excedente en un mercado local con pequeñas ventas a sus vecinos carentes de viñas, o profesionales de otros sectores económicos.
En recuerdo de todos ellos.