El Festival Internacional de Títeres de Segovia se ha convertido en todo un referente a nivel mundial. Solo hay que ver el programa para darse cuenta de la importancia que ha adquirido desde su creación, con compañías procedentes de muy distintos puntos del planeta. Eso hace que Segovia se transforme a muchos niveles.
También en el turístico, ya que la ciudad se llena durante la celebración de Titirimundi no solo de los artistas que vienen a participar, sino de miles de turistas, sobre todo en familia, que aprovechan el Festival para conocer Segovia. Así lo confirma el presidente de la Agrupación Industrial de Hosteleros de Segovia (AIHS), Cándido López, quien reconoce que durante esta edición “como todos los años, se ha notado mucha afluencia de gente”. Gracias también al puente que disfrutan los madrileños por la festividad de San Isidro (15 de mayo), pues Madrid es uno de los principales focos de turistas para Segovia.
También se ha animado el sector gracias a que la lluvia ha respetado este año el Festival —en la pasada edición tuvieron que suspenderse algunas actuaciones debido a los aguaceros que se registraron—, ya que “aunque hace fresquito, no ha llovido, y el frío no ha perjudicado mucho” a la afluencia de turistas, reconoce López.
Para el presidente de los hosteleros, Titirimundi es una gran cita porque consigue que “la gente esté en la calle, que los turistas vengan a la ciudad, que disfruten del Festival y que prueben nuestras excelencias gastronómicas”, afirma, ya que es importante no solo que la gente salga, sino también que consuma, sobre todo después de los años de la crisis económica.
Comienza así la temporada estival turística para la ciudad con unas buenas expectativas para el sector, según López, porque “hemos tenido una primavera un poco rara en cuanto al tiempo, pero es de esperar que la temporada de verano sea buena”, porque siguiendo la tendencia de los últimos años se ve una curva al alza y no hay ningún indicio que indique que este año vaya a ser distinto, más bien lo contrario.
ÚLTIMOS DÍAS Mientras tanto, Titirimundi continúa con su programación. Mañana lunes, la oferta en los teatros cuenta con diversas opciones, como ‘Las tribulaciones de Virginia’, una obra que ya estuvo en el Festival hace quince años, según recuerda su creador, Jomi Oligor: “Nos hace mucha ilusión volver, porque uno de los pases más bonitos de ‘Las tribulaciones’ fue el que hicimos aquí, en Titirimundi (…) Fue muy especial”.
Hasta el Teatro Juan Bravo llegarán los belgas D’Irque & Fien con ‘Sol Bemol’, un espectáculo soñador y curioso en tono de cine mudo. Y en el Museo Esteban Vicente repetirá Bakélite, la compañía francesa, que representa su obra ‘Invasores’.
Y en la sala Julio Michel de La Cárcel_Centro de Creación podrá verse ‘El Paracaídas’, de Stephen Mottran. Se trata de una historia hipnótica que habla de la juventud, el amor, la vejez…
Además, continúan los espectáculos en los patios y en las plazas de la ciudad para que nadie tenga excusa, porque los títeres lo invaden todo y a todos estos días.
Una edición muy musical
Cuando la Troupé de la Merced salió al escenario del Teatro Juan Bravo el pasado jueves para marcar el inicio de Titirimundi, quedó claro que la XXXII edición del Festival Internacional de Títeres de Segovia sería muy musical. Y no es que la música esté separada de los títeres, más bien al contrario, ya que son muchos los espectáculos que tienen música en directo.
Pero esta edición está resultando, si cabe, más sonora. Y eso pudieron comprobarlo esta mañana los miles de segovianos y turistas que disfrutaron de un gran pasacalles musical con los gigantes de la Fundación Muñecos por el Desarrollo, que animaron la Calle Real bailando con todo aquel que se cruzaba en su camino, sobre todo con los más pequeños, que se movían al ritmo del pasodoble como si lo conocieran de toda la vida.

También se respiró música en el Conservatorio Profesional de Segovia —aunque en este escenario eso es lo habitual—, donde el Ensembre TMC18 ofreció por la mañana un concierto en familia como homenaje a Julio Michel, creador de Titirimundi, en el primer Festival tras su fallecimientos. El patio de butacas estaba casi lleno y el grupo no defraudó a los asistentes.
Las piezas elegidas fueron ‘El concierto de Aranjuez’, de J. Rodrigo, con José Miguel de la Fuente a la guitarra; y una obra pensada para los niños, la suite de ‘Pedro y el lobo’, de Prokofiev, que contó con Tonet Lucio como narrador.
Y es que ya lo dijo Cuco Pérez en la inauguración del Festival: “Titirimundi se ha convertido en un árbol grandioso que en vez de frutos da historias y también da música”.
