No conoce sus identidades, solo que le prestaron auxilio tras aquella caída de la que aún sufre secuelas. Gregoria Durán, una segoviana de 63 años, trata de localizar a tres personas, dos mujeres y un hombre, que viajaban en un autobús urbano y que la socorrieron cuando se estampó contra el habitáculo del conductor, sufriendo graves lesiones, especialmente en su hombro y brazo, como consecuencia de la rotura del cuello del húmero.
Gregoria necesita localizar a sus ‘benefactores’ para que presten testimonio ante un juez del fatal episodio, después de que desde el Ayuntamiento no se haya creído su versión y se haya desestimado la indemnización que, en teoría, le corresponde. La mujer ha llegado a colocar carteles en diversas paradas y marquesinas del transporte público, donde relata el accidente y la necesidad que tiene de localizarlas. Aunque confía en la “solidaridad de las personas que vieron caerme”, afirma, junto a su número de teléfono añade un “se gratificará”.
El suceso se produjo el 24 de abril del pasado año, sobre las 13:12 horas. Gregoria subió al autobús que presta la línea 4 (Circular), en la parada de la calle Santa Teresa, a la altura de la calle Encuadernadores. Según su relato, debido a un “quiebro-giro brusco” del autobús, al entrar, se cayó. Tropezó con el borde de subida y se estampó contra el habitáculo del conductor. El autobús transportaba a tres pasajeros, dos mujeres —una de ellas acude primero en su ayuda, aunque con poco éxito— y un hombre, quien, finalmente, es quien logra levantar a Gregoria, que tiene un cierto sobrepeso.
El conductor, al que la víctima tampoco ha podido localizar hasta el momento, le preguntó si quería telefonear al 112. Gregoria sufría un dolor intenso en un hombro, aunque, como era capaz de caminar, se bajó después del autobús y llamó a una hija, que la trasladó al Hospital, donde confirman, entre otras, la lesión en el hombro y brazo derechos. Fueron luego casi seis meses con una escayola, y una larga rehabilitación, que aún continúa, para intentar recuperar movimiento.
La abogada de Gregoria, designada por el turno de oficio, considera que el origen del accidente está en la falta de pericia del conductor, que realizó un giro brusco al volante, cuando estaba accediendo la mujer, provocando su tropiezo y caída, sin apenas dejarle tiempo a que se pudiera sentar en un autobús que iba casi vacío. El testimonio de al menos uno de los tres viajeros que presenciaron el siniestro se antoja clave para confirmar la versión de lo sucedido que defiende la víctima.
El Ayuntamiento ha desestimado la reclamación de responsabilidad patrimonial presentada por Gregoria “al no resultar debidamente acreditado el necesario nexo causal entre el daño sufrido por la caída y el funcionamiento del servicio público, requisito imprescindible para el reconocimiento de la responsabilidad”.
La indemnización que reclama Gregoria, que tiene una pensión no contributiva, es para cubrir los gastos médicos, sobre todo los derivados de la rehabilitación, y para compensar los días en que ha estado incapacitada y las secuelas que le ha provocado el accidente, acreditadas con informes médicos.
La letrada que asiste a Gregoria se declara perpleja por la postura adoptada por el Ayuntamiento y la empresa, que, precisamente, tienen contratados seguros de responsabilidad civil para atender específicamente a víctimas de este tipo de accidentes. La abogada explica que ya ha presentado un escrito ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Segovia anunciando la próxima presentación de la demanda; donde requiere a la administración local el expediente administrativo abierto a raíz del incidente. Entre tanto, Gregoria trata de localizar a los testigos, en la esperanza de que ‘la solidaridad’ sea una de sus virtudes.
