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Rugidos de la Campiña a Tierra de Pinares

por Redacción
24 de junio de 2013
en Segovia
La caravana que formaron los más de doscientos motoristas compuso una bella figura que allí la atención de cuantos se cruzaron con la motada por las carreteras de la red provincial. / A. Benavente

La caravana que formaron los más de doscientos motoristas compuso una bella figura que allí la atención de cuantos se cruzaron con la motada por las carreteras de la red provincial. / A. Benavente

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Al grito de “¡moteros de Segovia, uníos!”, más de dos centenares de ellos —en concreto, 218— se concentraron a primera hora de la mañana de ayer en la Plaza Mayor de Segovia para participar en una nueva actividad, la ‘motada de San Juan y San Pedro’, organizada por EL ADELANTADO con la única pretensión de propiciar a los amantes de las motos el disfrute de su afición durante una jornada, mientras recorrían en una larga caravana parajes dispares de la provincia.

La mañana, fresca y soleada, era idónea para subirse a la moto. Se respiraba buen ambiente entre quienes iban llegando a la Plaza Mayor. Antes de comenzar la ruta, el desayuno. Copioso. Siete establecimientos hosteleros (Casares, Jeyma, Duque, Mesón Mayor, José, La Concepción y Las Tres BBB) quisieron apoyar la ‘motada’ ofreciendo a los participantes una amplia gama de productos. Café, bollería, pinchos… El mejor inicio para una jornada festiva. No faltó una foto de grupo, con la Catedral como telón de fondo. Y a las 11,00, la salida. Puntual. Arrancaron los motores. Los rugidos de las motos compitieron, por un instante, con las campanas de la Catedral. Los sonidos se adueñaban del ágora. Se formó una hilera, despedida en la Plaza de la Artillería por el griterío de los vencejos, muy activos a esa hora. La Policía Local escoltó a los moteros hasta que dijeron adiós a Segovia.

Poco a poco, la fila de motos se fue alargando. Se veían máquinas de todo tipo. La inmensa mayoría, eso sí, eran de una cilindrada superior a 125 centímetros cúbicos. Había todas las marcas y modelos imaginables. Harley-Davidson —de presencia obligada en cualquier ‘motada’ que se precie— Yamaha, Honda, Kawasaki, Ducati, Aprilia…

Se pasó rápidamente por La Lastrilla. Desvío a la derecha y hacia Bernuy de Porreros. De allí se fue en busca del río Polendos, cuya ribera, a la altura de las ruinas de Agejas, todavía. Cabañas de Polendos figuraba en el itinerario; luego, Pinillos… Camino de Turégano, los moteros comprobaron que el campo empieza a amarillear. Una semana de calor fuerte y los cereales estarán prácticamente agostados. “Hemos ideado una ruta para que los moteros puedan ir viendo paisajes diferentes, tanto de La Campiña segoviana como de la Tierra de Pinares”, explicaba Josele Pérez, diseñador del trazado. Sus compañeros de motoclub (3ASAS) se encargaron ayer, con la ayuda del motoclub ‘Base Mixta’, de marcar el ritmo de la ‘motada’ y señalizar todos los cruces, para evitar que alguno se perdiera.

El Castillo de Turégano saludó, desde su atalaya, a los motoristas. Una larga recta hasta Sauquillo de Cabezas. En Aguilafuente, un pelotón de ciclistas contempló la ‘motada’. El arbolado, poco a poco, iba adquiriendo protagonismo. Se pasó por Fuentepelayo y Navalmanzano. Y, pocos kilómetros después, se entraba ya en el corazón de la Tierra de Pinares. Las ambulancias de ‘Traslados Sanitarios por Carretera’ y ‘Arturo’ continuaban sin tener que intervenir. Muchos vecinos de Navas de Oro salieron de sus casas al paso de las motos. En Coca, junto al Castillo gótico-mudéjar, levantado en el siglo XV, parada. La única del día. De carta, panceta para todos, gracias al Grupo Copese y al Ayuntamiento de Coca, volcados con el evento.

“En el mundo de la moto reina la camaradería, la solidaridad, y eso es bueno en los tiempos que corren”, declaraba un veterano en estas lides, Javier Matesanz, de Motosport Matesanz. La parada se hizo larga, pero mereció la pena. Un rato para conversar sobre el peculiar sonido de una Harley-Davidson, incomparable; para comentar los últimos modelos de motos; para bromear o reír… Luego, foto de familia junto al Castillo y de nuevo a la máquina, a seguir.

La segunda parte de la ruta no resultó menos rápida que la primera. Los kilómetros caían sin parar, a buen ritmo. De inicio, parajes de la Tierra de Pinares. Cada pino con su pote. La resina resurge, sin lugar a duda. De Coca, a Nava de la Asunción, llena de vida. Llega el verano y los pueblos se pueblan. Y de allí a Nieva, tierra de buen vino, de la Denominación de Origen Rueda. El sol, arriba, apretaba a esa hora. Un poco más adelante, los feligreses que salían de misa, en Santa María la Real de Nieva, contemplaron, algo sorprendidos, el paso de la caravana. El grupo hizo un bonito recorrido por los pueblos agregados a la villa. Aunque entre el primer y el último motero había un espacio de cerca de dos kilómetros, el grupo no daba la sensación de estar fracturado. Se cruzó por Balisa, el pueblo del ‘botón’. Y luego por Villoslada. Allí todo el vecindario salió a la carretera, a ver las motos. La Campiña, por allí ondulada, impresiona en cualquier época del año. La ermita románica de San Miguel de Párraces, solitaria, fue espectadora de la ‘motada’.

Sangarcía, pueblo de arrieros, también figuraba en la ruta. Se pasó por Marugán y, ya desde allí, por la vía más recta a Segovia, con Abades y Valverde del Majano como hitos en el camino. Y, por fin, la llegada en San Pedro Abanto. Juan Velasco, el dueño del negocio, recibió con una sonrisa en la cara a todos y cada uno de los moteros. Sedientos llegaron algunos. Pero como dice la frase, “más vale aquí mojarse que enfrente ahogarse”. La antigua iglesia convertida en restaurante al grupo. Hubo sitio para todos. Pasadas las dos y media de la tarde se empezó a repartir la paella. Se sirvieron cerca de 250 raciones. Y acababa la comida tuvo lugar un sorteo de regalos, ofrecidos por Motosport Matesanz y Motos Motolín. Así que los más afortunados regresaron a sus casas con un casco, una cazadora o unos guantes…

La satisfacción era generalizada. Josele Pérez se congratulaba de que no se hubiera producido “ningún incidente”, al tiempo que pedía a los moteros que apuntarán otra fecha en su calendario. El 15 de septiembre. Ese día habrá otra ‘motada’ organizada por El Adelantado. La denominada ‘Camino de San Frutos’.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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