Miguel Ángel de Vicente, presidente de la Diputación Provincial desde el año 2019, es un apasionado de su trabajo. Tanto, que no duda en reconocer que tiene poco tiempo libre, “pero algo hay”, y que disfruta recorriendo la provincia y hablando con los alcaldes y concejales de los pueblos de Segovia. Por eso, cuando se le pregunta si hay algún municipio de la provincia que no haya visitado al menos dos veces, responde tajante: “No”.
—¿Cuál es el logro del que se siente más orgulloso como presidente de la Diputación?
—El orgullo es seguir acompañando a las personas, seguir prestando y mejorando la calidad de los servicios públicos que desde la Diputación prestamos en el territorio. Estamos en una época en la que esa crisis demográfica que nos afecta hace que esa accesibilidad a los servicios sea más difícil, y en ese sentido, estamos en vías de mejora. Esa sería una primera circunstancia, una segunda sería el trabajo en equipo que estamos realizando todos los compañeros que integramos el equipo de gobierno y que facilita mucho las cosas para el presidente. Y en tercer lugar, acometer también la creación de servicios nuevos como puede ser ese servicio provincial de incendios.
—La institución aprobó un presupuesto de noventa millones de euros, ¿cómo se consigue sin apelar a un banco?
—Por lo que nos dice el servicio de intervención, es la primera vez en la historia que eso ha acontecido. Y eso se consigue estando muy en la gestión. Si algo tenemos nosotros es que somos previsibles, pero lo somos porque la gestión se hace desde la planificación, y eso nos aporta solvencia. También trabajamos desde la responsabilidad. Noventa millones de euros es el importe del presupuesto de este año, pero también hay un compromiso de este equipo de gobierno en estos últimos años de disminuir la deuda y entendemos que si se pueden prestar los servicios que damos con los recursos ordinarios que tenemos, no hay necesidad de endeudarse más porque el político quiera quedar bien. Los que gestionamos las administraciones públicas no venimos a ellas a endeudarlas, porque es nuestra responsabilidad dejar una institución lo más saneada posible, y si es posible, en mejor situación que la que nos encontramos. Las instituciones y el dinero público son de los ciudadanos.
—De esos noventa millones, nueve se van al servicio provincial de extinción de incendios. ¿Se están cumpliendo los plazos?
—Sí, y creo que es un claro ejemplo de la manera de trabajar de este equipo de gobierno, porque desde que hubo el compromiso de la creación del servicio, éste se ha podido asumir perfectamente con los recursos ordinarios de la institución provincial ya que la implantación del servicio la anunciamos allá por las navidades del año 20. Al final van a ser cuatro años los que hemos dedicado a invertir en la creación de ese servicio provincial de extinción de incendios y que ha permitido la dotación de los vehículos necesarios y de las herramientas técnicas necesarias para poder acometer la creación de esos dos parques provinciales y de esos 39 efectivos que van a componer en principio la plantilla. Todo eso era lo que la planificación recogía y es lo que hemos llevado a cabo. Puede parecer mucho dinero, pero dimensionado en esos cuatro o cinco años de presupuesto se ha podido asumir perfectamente y va a hacer que se procure un mejor servicio público de extinción de incendios a la provincia, que es lo que al final el ciudadano quiere.
—Entre los retos de la Diputación estaba el tratamiento de las aguas residuales. ¿Es un problema que se ha conseguido atajar o sigue estando presente?
—Es un problema en el que la provincia está dando grandes pasos. Por parte de la Junta de Castilla y León se ha acometido la inversión por importe de 20 millones de euros de los municipios de más de 2.000 habitantes. Acometimos en la primera legislatura la inversión también en municipios de 500 a 2000 habitantes, y eso ha permitido que se vayan a desarrollar 35 ó 36 estaciones depuradoras en esos municipios con ese índice de población, lo que va a suponer prácticamente 20 millones de euros de inversión cuando esté concluido. Son unas obras que no son fáciles, que además necesitan de mucha tramitación medioambiental y de permisos administrativos, así que el trabajo está siendo lento, pero se están acometiendo y el programa está en marcha. En esta legislatura acordamos con la Junta de Castilla y León, que es con la institución con la que estamos haciendo todas estas inversiones, que vamos a acometer la inversión de los municipios de cero a 500 habitantes. Eso va a suponer prácticamente cubrir todo el territorio provincial con una inversión también de en torno a 10 millones de euros. Espero que a la conclusión de esta legislatura muchas de esas estaciones estén desarrolladas. En cualquier caso es un programa que no va a parar aunque concluya la legislatura, sino que va a estar comprometido a futuro y va a mejorar la calidad de las aguas en los ríos de nuestra provincia.
—¿Cuánto presupuesto se ‘come’ el arreglo de las carreteras de la provincia?
—Se come en torno al 23% del presupuesto. Es lo que tiene el compromiso con el acondicionamiento de esos 1.230 kilómetros que compone la red viaria provincial, que suman un kilometraje mayor que los propios kilómetros que tiene bajo su responsabilidad el gobierno de España y la propia Junta de Castilla y León. Nuestro músculo financiero es menor, pero nuestro número de kilómetros es mayor y tenemos que volver a hacer la cuadratura del círculo para tener en unas condiciones aceptables esos 1.230 kilómetros. Contamos con el compromiso también de todos los trabajadores que pertenecen a ese servicio de vías y obras, pues permiten un acondicionamiento de la red viaria en unos casos manteniendo lo existente y en otros casos ampliándolo, como en estos últimos años que se están ejecutando ensanches en muchas de esas carreteras provinciales, lo que ha significado una mejora en la calidad de la red viaria provincial.
—Ensanche cuando no directamente creación puesto que la conexión de la carretera de La Granja con la estación del AVE será un hecho.
—Ya anuncié que trabajaríamos para ver la mejora de la movilidad en el territorio de la provincia conectando la estación del AVE con la carretera de carácter autonómico que es la de Segovia a La Granja. Pero más que esa conexión a través de la correspondiente rotonda o con la consideración técnica que nos digan, sería la prolongación de la carretera provincial que sale de Palazuelos y que conecta también con esa carretera autonómica. Y estamos trabajando en ese proyecto de conectar la prolongación de nuestra carretera provincial hasta la propia estación del AVE, lo cual va a mejorar la movilidad y la accesibilidad de prácticamente todo el territorio sur de nuestra provincia más una zona del alfoz de las más pobladas con la estación del AVE, sin tener que entrar en la propia ciudad para acceder a la misma estación. El Ayuntamiento de la ciudad está trabajando también en otras opciones, y espero que cuando se decida qué proyecto se acomete, veamos si hay una opción conjunta que nos valga a todos.
—¿Con la venta de Quinta Real la Diputación se ha quitado un problema de encima?
—Yo creo que sí, y lo dije al inicio de mi legislatura: Según se han desarrollado los acontecimientos después de la crisis del año 2008, la Diputación no estaba para vender pisos ni para vender parcelas, por lo tanto creíamos que era un ejercicio de responsabilidad después de los procesos que mi antecesor Paco Vázquez tuvo que acometer salvando esas dificultades económicas de la propia sociedad, con todos esos litigios procesales con gente que tenía intereses en la sociedad. Una vez que todo eso se depuró en aquella legislatura nosotros decidimos poner en valor la sociedad dotándola de servicios básicos, y a partir de ese momento lo que hicimos fue intentar ‘colocarla’ en el mercado privado, porque entendemos que es el que tiene capacidad para hacer frente a ese desarrollo urbanístico, no la institución provincial ni ninguna administración. Tuvimos la suerte de conseguir un operador privado que con esa alianza público-privada ha permitido ingresar esa cantidad de euros a la institución provincial y que el desarrollo urbanístico se acometa por parte de un particular.
También tengo que decir una cosa con todo lo que hoy se ve, 20 años después, y que se mira ojos de juzgar si está bien o está mal. Hace 20 años o 25 años ese terreno era rústico absoluto con un valor más próximo a cero que a un euro, y al final va a reportar a la provincia más de 30 millones de euros de ingresos tanto con esta última enajenación como con las anteriores que se hicieron de parte del accionariado. Creo que la operación, una vez concluida, ha sido buena para la provincia.
Los 12 millones de ingresos que supuso la enajenación de Quinta Real, en la que nadie creía hasta que aconteció, nos dio la posibilidad de hacer un plan extraordinario para los ayuntamientos de la provincia, que a día de hoy es una realidad y que tiene una secuencia temporal de inversión del año 24 y el año 25, es decir, no concluye hasta finalizar este año. Además, dijimos que otra parte la íbamos a dedicar a amortizar deuda de la institución provincial, cosa que hemos hecho al dedicar una partida de más de 2 millones de euros a quitar el crédito más gravoso que tenía la institución provincial, con lo cual vamos a conseguir dejar la deuda prácticamente en el 14% sobre los recursos ordinarios, una cifra a destacar.
—¿Se ha finalizado el trabajo con los centros asistenciales de Segovia transformándolos en unidades de convivencia?
—Los centros son una ocupación diaria y permanente. No porque estén en marcha nos despreocupamos de ellos. Cuando hay personas por medio debemos estar todos los días con la máxima atención. No está concluido el proyecto de las unidades de convivencia, y de hecho en los próximos meses vamos a tener ocasión de visitar las últimas que se están terminando. Pero además de eso, en este presupuesto también se contempla el seguir avanzando en las mismas. Las unidades de convivencia son una transformación del concepto residencial que había para convertir esos centros residenciales en unidades donde la gente se sienta como en su casa. De hecho, en los inicios el proyecto se denominaba ‘Mi Casa’, porque se trata precisamente de eso, de crear ese ambiente de hogar y que la atención que sea una atención centrada en la persona. Cuando decimos esto, decimos que hay que tener en cuenta los gustos y las preferencias de las personas que viven en esos centros para poder dimensionar la atención que reciben por parte de los profesionales, pero también para poder dimensionar arquitectónicamente y medioambientalmente los sitios en los que ellos van a vivir esos años que les queden. Por lo tanto es una renovación continua y nosotros vamos a seguir avanzando en el modelo porque las mejoras en la calidad de la atención las están reportando diariamente los residentes y sobre todo sus familias que ven cómo se les atiende en este caso en los centros de la Diputación.
—¿Qué opinión le merece la controversia con la planta de biometano en Pinarejos?
—A nosotros todavía no nos ha llegado en nada porque competencialmente es una cosa de la Junta de Castilla y León, que es quien tiene que hacer el trámite de todas las autorizaciones. A partir de ahí el Ayuntamiento de Pinarejos considerará y decidirá. Nosotros no podemos decir mucho más, pero lo que tenemos que tener en cuenta es que si queremos una provincia productora del sector primario, ¿qué hacemos con el residuo? Nos hemos estado quejando muchos años del residuo, y ahora se le da una salida pero tampoco se quiere esa salida que se le da, o dónde enclavar esa salida que se le da al residuo. Creo que las normas están claras y los condicionantes son severos para la instalación de todo ese tipo de instalaciones y equipamientos. Desde luego si los funcionarios públicos responsables y la administración responsable dicen que es viable, creo que los ordenamientos están también para acatarlos.
—¿La recarga del Carracillo es otro de los asuntos encarrilados?
—El Carracillo es la huerta de Castilla y León, y con esas obras de acondicionamiento que se están llevando a cabo por parte de la Junta de Castilla y León, se va a permitir que ese territorio productivo de nuestra provincia se siga desarrollando al máximo. Del Carracillo lo único que puedo tener es buenas palabras para todos esos emprendedores y para todas esas empresas que han apostado por el sector primario, en unos casos de manera directa, en otros casos desde la transformación del producto, pero que en todo caso lo que genera y promueve es mucha riqueza en nuestro territorio, además de proporcionar una mano de obra tan ingente que aunque lo contara no se lo creería la gente, porque hay que ver la capacidad de generar mano de obra que tiene ese proceso de transformación en nuestro territorio.
—Hablemos de deporte. ¿La Diputación estaría dispuesta a amparar una competición junto a los clubes que no quieren continuar vinculados a la Federación Territorial de Fútbol?
—Tengo un conocimiento de ese movimiento, me consta que están en torno a 40 clubes o asociaciones deportivas que están gestionando esa otra manera de poder competir y trabajar. Saben que desde siempre han tenido y siguen teniendo las puertas abiertas de la institución provincial. Me consta también que en alguna otra provincia se está haciendo de modo parecido, y si nos presentaran un proyecto estaríamos dispuestos a estudiarlo.
Lo que subyace debajo de todo esto es también que alguien tendría que poner pie en pared para que desde el ámbito federativo se ponga algo de sentido común, más allá de las sanciones recaudatorias, que al final es lo que parece que prevalece para financiar determinadas estructuras federativas. Creo que tampoco se puede jugar con la ilusión de la gente con esas sanciones pecuniarias para satisfacer otros intereses.
—¿Segovia se sigue vaciando?
—Sí. Hay un problema de demografía absoluto en nuestro territorio, y no somos de las peores provincias, porque al final la cercanía a Madrid también tiene cosas positivas. Una de ellas puede ser ese vínculo que se crea de mucha gente de nuestro territorio, que en unos casos sirve para absorbernos poblaciones, es decir, el joven que se va a estudiar a Madrid se forma en Madrid, en muchos casos se queda en Madrid, pero en otros casos retornan y a través del teletrabajo permanecen en nuestro territorio. Tenemos prácticamente entre 3.000 y 4.000 personas que van diariamente a Madrid a trabajar desde nuestro territorio. Eso palía de alguna manera la despoblación, pero lo que está claro es que desde la Diputación entendemos que existe un problema de educación porque siempre se ha educado con el “estudia y vete”. Y revertir eso es difícil. Es cierto que la demografía en nuestra provincia se está sujetando y estamos en torno a los 103.000 habitantes aproximadamente, pero no hay que descuidar al enfermo porque la enfermedad sigue, y solo podemos radicar población e intentar que se quede aquí desde una oferta de empleo, en cantidad y de calidad también porque la gente cada vez está más formada, pero también con un parque de vivienda accesible y asequible para todos esos jóvenes que quieran emprender su vida desde nuestro territorio.
—¿Tiene un especial interés por terminar alguna de las propuestas que tiene en mente antes de que se acabe esta legislatura?
—Eso tiene que ver con el ser presidente, o estar de presidente. Yo estoy de presidente, no me considero que lo sea. Yo pasaré y la institución permanecerá. Nunca pensé cuando entré de presidente que me iba a tocar gestionar una pandemia y nos tocó gestionarla sin libro de instrucciones. Nunca pensé tampoco que nos tocaría crear un servicio provincial de extinción de incendios y las circunstancias y la normativa lo han demandado. Vamos gestionando las cosas según van viniendo. Eso sí, la gestión se hace desde la planificación más absoluta.
Lo que sí me gustaría es dejar resuelto todo el relevo generacional de la institución provincial y eso es difícil, aunque parezca que sólo es permitir que entre gente, que se jubilen unos y entre otros, porque en ese proceso también tiene que ir inherente el ‘traslado del saber’ de esas generaciones que se van jubilando. En una institución tan cercana y tan próxima a los ciudadanos y a las administraciones locales como es la Diputación Provincial, es muy importante que retengamos ese saber de los que se van.
—¿Ocho años es suficiente para estar de presidente?
—No puedo decir eso cuando llevo desde el año 91 de alcalde de mi pueblo. Estoy a disposición de mi partido como siempre he estado y desde luego también como buen atlético, voy momento a momento. Cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente.