Desde hace más de dos semanas, los agricultores españoles, siguiendo el ejemplo de los trabajadores del campo de otros países europeos, se levantaron y salieron a la calle a protestar en contra de las políticas verdes, los bajos precios y una larga lista de problemas que afectan al sector desde hace ya muchos años.
En Segovia, la agricultura y la ganadería son uno de los sectores más importantes en la provincia, por ello los cortes y las manifestaciones de los trabajadores del sector primario han sido prácticamente constantes. Aunque, la edad media de los agricultores y de los ganaderos en la región es bastante avanzada, El Adelantado ha charlado con algunos jóvenes segovianos que han decidido dedicarse al sector primario.
Javier Calle, es uno de esos jóvenes segovianos que decidieron elegir el campo como profesión cuando ya cada vez eran menos personas las que se dedicaban a ello. Cuenta que lo que le ha llevado a ello “ha sido la pasión, en este caso, es mi hobby. Una de las grandes suertes que he tenido es que mi afición pueda ser mi trabajo. Entonces, ha sido por eso y, lógicamente, por tradición familiar. En mi casa siempre se han dedicado a la agricultura y a la ganadería, y yo he seguido con ello”.
Explica que la situación actual del campo español es “complicada” por la gran cantidad de insumos a los que se debe hacer frente para poder producir, mientras que los rendimientos son cada vez más bajos, lo que provoca que cada vez la rentabilidad se vea más mermada. “Los principales problemas a los que nos enfrentamos es que se está imponiendo un tipo de producción muy restrictiva, donde no se permite el uso de fitosanitarios o de abonos químicos y si se hace es de forma muy limitada. Esto hace que no podamos competir con la mercancía que entra de otros países en los cuales no se imponen estos estándares de producción y de calidad, algo que nos deja un poco fuera del juego”, explica Calle.
Todas estas problemáticas vienen de la mano de los estándares para luchar con la contaminación que desde la Unión Europea están poniendo en marcha, provocando que se “criminalice al sector”. Mientras tanto, fuera del bloque europeo no se están llevando a cabo este tipo de iniciativas, haciendo que el sector español – y europeo- no pueda competir con terceros países al no contar con las mismas condiciones de partida.
Por ello, desde el sector, agricultores como Calle, además de las distintas asociaciones, están pidiendo la entrada en vigor de las cláusulas espejo, es decir, que en los acuerdos comerciales con países de fuera de la UE se incluyan condiciones de reciprocidad, exigiendo lo mismo a las importaciones que al producto local. Además de “invertir en innovación y desarrollo, que también sería otra manera de resolver la situación del campo. También hay que buscar otro tipo de producción, como una más enfocada a la producción más gourmet o darle otra salida a nuestro producto, ya que lo que nosotros producimos va dedicado a la ganadería de intensivo prácticamente en su totalidad, para piensos y demás. Y, esta parece ser que en la UE no está muy bien vista, por criterios de bienestar animal”, explica este joven agricultor.
Al final, “estas cosas tienen que venir un poco impuestas y con un plan estratégico, bien trazado desde las administraciones. Si no, nosotros que somos el último eslabón de la cadena – y el primero-, es muy difícil que podamos crear una estrategia de estas magnitudes si no hay unas directrices a nivel nacional o a nivel europeo”.
Tractoradas
Como muchos otros agricultores y ganaderos, Calle se unió a las tractoradas que se han realizado en Segovia, “porque llevamos tres años, justo antes de que comenzará la pandemia y luego vinieron todos los problemas derivados de la guerra en Ucrania, que ha habido unos periodos de mucha inestabilidad, se han disparado los insumos, la rentabilidad ha caído por los suelos, y venimos arrastrando pérdidas por lo que llega un momento que cuando ves que desde Bruselas, en vez de intentar trazar un plan lógico que busque la rentabilidad de los productores, van en la dirección contraria”, ha hecho que muchos como él salgan a la calle a manifestar su preocupación por la deriva del sector.
Al mismo tiempo, estas movilizaciones cerca de unas elecciones al Parlamento Europeo han provocado que desde las instituciones comunitarias hayan retrocedido y se haya retirado la propuesta de reducir el consumo de pesticidas en la agricultura un 50% de cara a 2030. “No contaminar en Europa para que contaminen terceros países, y encima no poder controlar y garantizar unos alimentos que sean saludables y adecuados para el consumidor, al final como la alimentación es principal, pues en Europa se tendrán que dar cuenta de que el camino que llevan es imposible”, recalca Calle.
Además, cree que las nuevas propuestas del ministro de agricultura, Luis Planas, “son totalmente medidas que no llegan a tocar los problemas fundamentales, buscando un poco apaciguar las aguas, dando el mensaje de que se está trabajando en ello. Pero yo creo que no se ha dado cuenta todavía de dónde está el problema real. Cuando estamos diciendo que las cosas así no pueden seguir y te quieren hacer ver que con cuatro parches hay que continuar, pues al final te das cuenta de que no. Por mi parte y por la gente que conozco, no creo que nadie vaya a haber satisfecho sus reivindicaciones con estas medidas que anunció el ministro el otro día”.
A su vez, afirma que otro de los problemas reside en la gestión de las ayudas. Por ejemplo, este año se ha puesto en marcha una subvención por la sequía, pero “como no se han preocupado, se ha repartido por hectáreas, sin tener en cuenta si estaban sembradas o no (por lo cual hay gente que lleva con la explotación abandonada tiempo y la ha cobrado), o de que cultivo estaban sembradas, no es lo mismo el girasol que vino buena campaña que el cereal que fue nefasta. Entonces, se pierden parte de esos recursos, sin llegar a los destinatarios que realmente lo necesitaban”, recalca.
Dentro de la ganadería las problemáticas “vienen un poco más fuertes”, ya que desde Bruselas se está apostando por las explotaciones extensivas, llevando a ‘demonizar’ a la intensiva, debido a las políticas animalistas. En concreto, en el tema de los antibióticos, “una cosa es que tengamos un límite y otra es que se estén muriendo animales por no poder disponer de un pequeño botiquín básico en las explotaciones”, entre otras medidas que están limitando la producción española. Calle cree que con la ganadería intensiva lo que se consigue en un producto de buena calidad a un precio más bajo, mientras con la extensiva la producción cae de una forma muy importante con unos costes mucho más elevados.
“Yo veo que el problema es que la mayor parte de la sociedad no se va a poder permitir ese producto. Porque si un kilo de carne en intensivo vale 9 euros y un kilo de extensivo vale 30, el problema es que hay gran parte de la sociedad que no se puede permitir comprar”.
“Esto se acaba”
Javier Higuera, es un joven de Sangarcía, que comenzó a trabajar en el campo por tradición familiar, aprendiendo el oficio de su abuelo. Sin embargo, relata que con la actual deriva del sector primario, “si la situación continúa esto se acaba”. Explica que los altos costes de producción, la venta sin prácticamente márgenes, la competencia desleal con el producto traído del exterior o el constante aumento de controles por las políticas verdes hacen que la situación sea cada vez más insostenible.
Cree que se “deberían controlar las exportaciones al igual que nuestra producción, priorizando el producto europeo” ya que de esta forma “están ahogando a los agricultores españoles, cuando se trae mercancías que no cuentan con la misma calidad que la nuestra, lo que hace que sea más barata que la que se produce aquí”.
Por ello, decidió participar en la tractorada que se hizo en Segovia el pasado 6 de febrero, recorriendo las calles de la capital con su tractor para “intentar luchar por lo nuestro y que los que toman las decisiones escuchen a los agricultores y ganaderos”. Piensa que se debe continuar con las manifestaciones, y llegar a Madrid “al final en la capital es donde nos pueden escuchar y podemos hacer un poco más de ruido”.
Afirma que el problema viene porque las normativas “se hacen desde despachos de Madrid o Bruselas, y no desde personas que conozcan el sector directamente” cuando deberían tener en cuenta a aquellos que de primera mano conocen los problemas que hay y que es lo que realmente está pasando. “Desde un despacho no sabe los problemas que tiene un agricultor y un ganadero, que le pasa a una tierra o a un choto”, señala Higuera.
Además, invita a todos aquellos que por redes sociales u otros medios han criticado estás reivindicaciones “a pasar una semana con nosotros y conocer que es lo que somos y lo que hay en el campo”.
“Somos una más”
Mónica Yagüe es una joven de 26 años de Carbonero el Mayor que prácticamente ha nacido dentro del sector, “mi familia se ha dedicado al sector agropecuario, con explotación de bovino de cebo y agrícola de cereal de secano. Yo estudié Biotecnología, tanto carrera como máster, y a medida que avanzaba en mi carrera profesional me fui metiendo en el mundo de la agricultura, aunque en la parte de investigación. Hace casi dos años, decidí volver al pueblo, cambiar la investigación por la producción e incorporarme a la explotación familiar, junto a mí hermano”.
Yagüe cree que “el campo español se está perdiendo a pasos agigantados. Hay diversos factores que entran en juego. El primero es el relevo generacional, cada vez hay menos agricultores y ganaderos y, aunque los que nos quedamos vamos creciendo, la situación es insostenible. Cualquier negocio necesita rentabilidad ya no solo para mantenerse, sino para crecer. Si tu intención es seguir años dedicándote a ello, es como una ruleta, ganas-inviertes, ganas-inviertes, el día que esa ruleta deja de girar, te quedas atrás y vas en retroceso. Sí que es verdad que en todos los sectores está subiendo todo, pero en el nuestro los costes están sobredimensionados, tanto para maquinaria como para adquirir tierras. Y, si a eso le sumas que lo que cobras por tus producciones tiene los precios de hace muchos años, no salen las cuentas”.
Asimismo, señala que “otro factor, es el apoyo de las instituciones y de la sociedad en general, donde cada vez estamos más demonizados, cuando nuestro objetivo es producir para alimentar a todos, incluso a los que nos critican. Por supuesto, que todos queremos ser más sostenibles, nosotros los primeros, ya que dependemos directamente de esos ecosistemas, pero es necesario darnos soluciones que puedan mantener nuestras producciones al igual que el medio ambiente, lo cual no viene fomentado con todas las medidas nos meten con calzador”. “A todo esto le podemos sumar toda la burocracia y las restricciones que nos ponen en Europa para luego no apreciar la calidad que producimos e importar productos más baratos, sin controles sanitarios y con peores calidades que lo que tenemos aquí”.
Relata que ha participado en varias de las movilizaciones que se han llevado a cabo en las últimas semanas, tanto en Segovia como en Valladolid. “Me animé principalmente porque es necesario hacer piña, levantarnos todos y salir a defender lo nuestro sin depender de colores o de ideologías, simplemente por y para nuestro pan de cada día”. Cree que ya se han conseguido varias modificaciones de las normativas con las manifestaciones, no obstante, “aún queda mucho por conseguir. Es verdad que como las protestas se están dando en toda Europa, estamos presionando a los de arriba”.
“Siento que solo se da importancia al sector primario cuando vienen momentos difíciles, como la pandemia y el confinamiento o ahora, cuando salimos a reclamar lo que nos corresponde. España es un país rico en alimentos, con una climatología tan diferente de unas zonas a otras que nos permite cultivar gran diversidad de ellos y de una calidad suprema. Es una pena que pudiendo fomentar la producción de lo propio, se deje de lado y se acabe trayendo de otros países”, recalca.
Yagüe cuenta que es verdad que se ven pocas mujeres en el campo, pero que “siempre las ha habido aunque escondidas tras la titularidad del marido”. Aunque, “en el día a día somos una más, haciendo exactamente las mismas labores que los hombres”.