En la entrega anterior vimos como un gran proyecto de ingeniería civil, La Mina, sirvió para proveer de agua a la población en el siglo XVIII. Ciento cincuenta años más tarde, el municipio se sube al tren del progreso y la modernidad mediante la construcción de su primera red de abastecimiento de agua.
Pleno de 8 agosto de 1922 .“Teniendo en cuenta el Ayuntamiento de la escasez de agua que hay en esta población y que la de La Mina, además de ser muy escasa, no es potable, que también está originando en la población la privación del agua y enfermedades, y que no es posible continuar así, acordó por unanimidad se convoque a la Junta Municipal para que acuerde si procede gestionar la traída de aguas del Regajo solicitando el auxilio del Estado.”
Alocución del alcalde Antonino Rodríguez Pastor
Abrir el grifo y obtener agua corriente para lavarse las manos, cocinar o regar las plantas resulta hoy tan cotidiano que perece difícil imaginar una vivienda sin agua potable. Hace ahora cien años, Carbonero el Mayor concentraba todos sus esfuerzos políticos y económicos para conseguir que este gesto cotidiano se convirtiera finalmente en una realidad.
En aquellos años el país era víctima de una crisis generalizada: a nivel militar, en 1921, se había producido una escandalosa derrota de las tropas españolas en el protectorado de Marruecos; a nivel social, las movilizaciones y huelgas, especialmente en Andalucía y Cataluña, mantenían al país sumido en una crisis alimentada por atentados anarquistas y por pistoleros a sueldo de los patronos. El baño de sangre alcanzó ese mismo año al jefe del Gobierno conservador Eduardo Dato, acribillado a balazos en Madrid por tres anarquistas. A nivel político la monarquía parlamentaria de Alfonso XIII alimentaba la crisis social y política con un discurso donde el Rey se colocaba por encima de la Constitución y menospreciaba al Parlamento. En medio de esta situación, el 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Ribera se sublevó contra el Gobierno mediante un golpe de Estado que daría pie a una dictadura militar que se abriría paso con la complicidad del monarca Alfonso XIII. En el ámbito internacional, las dictaduras de Mussolini en Italia y de Hitler en Alemania se abren camino y preludian la tragedia de las guerras venideras.
En este contexto de crisis cabe entender como a nivel municipal hubiera ocho corporaciones diferentes entre 1920 y 1924, consecuencia de sucesivas dimisiones, suspensiones de toda la corporación a instancias gubernativas, nombramientos de alcaldes interinos o accidentales, reposiciones de la corporación suspendida, etc. Sin embargo, dentro de este caos municipal se estaba gestando en Carbonero el Mayor uno de los proyectos más importantes y ambiciosos del momento, el abastecimiento de agua al municipio. Al margen de las convulsiones sociales y políticas, este proyecto se contemplaba como una cuestión de supervivencia y desarrollo, capaz de superar muchas de las diferencias políticas.
El abastecimiento de agua mediante 7 fuentes repartidas por todo el núcleo urbano sería una realidad el día 2 de septiembre de 1927 cuando el alcalde, Andrés Rubio Rubio, que llevaba en el cargo tan solo 9 meses, tras la dimisión de su antecesor Víctor Llorente Sancho, preparó dos días de fiesta para la inauguración de dos grandes obras, el servicio de abastecimiento de agua potable y el nuevo edificio escolar situado en la plaza de Los Caños.
El proyecto
Con fecha de 22 de agosto de 1924 se publica en el Boletín Oficial de la Provincia, en el apartado de obras públicas, la aprobación del proyecto de abastecimiento de aguas a la población de Carbonero el Mayor. En los meses anteriores, una comisión formada por el alcalde Víctor Llorente, su primer teniente-alcalde, Pedro Pascual y el secretario de la corporación, Esteban Migueláñez, había hecho las gestiones oportunas en Madrid ante la Dirección General de Obras Públicas para recabar el “auxilio del estado” en este gran proyecto que se apoyaba económicamente en la R.O de 27 de marzo de 1914. El proyecto aprobado contemplaba la captación de las aguas de la fuente “Del Regajo” mediante una galería de 100 m de longitud construida en hormigón y mampostería en seco, del lado de donde viene el agua, y mampostería hidráulica del otro lado y cubierta por losas de hormigón armado.
La impulsión del agua hasta el depósito se realizaría mediante una tubería de fundición de 1.527 metros, de 10 cm de diámetro y la posterior conducción hasta la fuente que se instalará en el pueblo, mediante otra de 1.138 metros y 7 cm de diámetro.
La casa de máquinas se instala al final de la galería para albergar un grupo electro-bomba con todos sus accesorios y trasformador de corriente, además del tendido eléctrico de 2500 m de longitud.
El depósito regulador se ha de instalar en las inmediaciones del empalme de la carretera de la Estación con la de Segovia- Cuéllar, formado por una cámara de planta rectangular de 10 m de longitud por 4 m de anchura y 2,50 m de altura del agua, o sea 100.000 litros de agua.
El presupuesto se eleva a 93.177,77 pesetas si la obra se ejecuta por la administración y de 104.741,05 si se construye por contrata. El extracto del proyecto aparece firmado el Gobernador, Joaquín Serrano.
Tres semanas después, el Ayuntamiento en sesión plenaria celebrada el 13 de octubre de 1924, aprueba un presupuesto extraordinario para atender al 25% de las obras de abastecimiento, firmado por el primer teniente de alcalde Pedro Pascual Torrego, en calidad de alcalde accidental (el día 8 de octubre había dimitido el alcalde Victor Llorente Sancho y no se nombrará uno nuevo hasta el 7 de noviembre, cargo que recaerá en uno de los concejales de la corporación, el ya mencionado Andrés Rubio Rubio).
Mientras el proyecto de abastecimiento con las aguas del Regajo seguía su curso, la escasez de agua apremiaba y la búsqueda de soluciones alternativas, aunque transitorias, no se abandonaba. En este sentido cabe destacar cómo el 26 de mayo de 1925, el alcalde Víctor Llorente Sancho, daba paso a la lectura del siguiente acuerdo tomado en Comisión: “…referente al desenterramiento de un pozo, que según manifestación de varios vecinos ha existido en la plazuela de Los Caños y que por ser muy grande la escasez de agua que existe en la localidad, ordene sean ejecutados los trabajos que considere necesarios hasta ver si se consigue remediar la gran necesidad que de agua existe”.
Tres meses después se recibe el crédito de 87.660, 33 pts, de las cuales el ayuntamiento debe aportar tan sólo el 1%, procedente de un fondo estatal destinado al abastecimiento de agua en poblaciones conforme a la Real Orden de 27 de marzo de 1914 que destinaba una inversión en todo el Estado de 1.250.000 pts.
La fuente del Estado en la nueva plaza de Alfonso XIII
Con fecha 17 de mayo de 1927, el Adelantado de Segovia recoge la noticia de la conclusión de todas las obras proyectadas para la conducción de agua potable hasta la fuente instalada en el casco urbano. Numeroso público, autoridades locales y el capataz de la obra, Roque Blanco, se congregaron delante de la fuente de dos grifos, instalada frente a la Escuela de párvulos, en la denominada Travesía de la Iglesia. A las cinco de la tarde abrieron la llave del depósito para observar pocos minutos después la salida del agua por los dos caños de la fuente, magistralmente realizados por el artesano Manuel Santamaría. En una segunda fase y bajo la dirección del mismo capataz, comenzaron de forma inmediata los trabajos de derivación de la red de suministro para la colocación de otras seis fuentes más, con dos pilones, además de instalar bocas de riego en las calles por donde pasaría la red de abastecimiento. Para celebrarlo, se anuncia la fiesta de inauguración en el mes de septiembre, de dos días de duración, incluyendo la traída en procesión de la Virgen del Bustar y la bendición de la obra; se acordó dar el nombre de Alfonso XIII a la pequeña plaza donde se emplazó esta fuente, al tiempo que se cursa un telegrama de felicitación a S. M. el rey con motivo del 25 aniversario de su coronación anunciándole la dedicación de la plaza.
Las siete fuentes
El proyecto ejecutado alcanzaba sólo hasta la fuente del Estado, por lo cual era necesario una ampliación de la obra para extender la red de abastecimiento por todo el pueblo y llevar el agua a cada una de las fuentes previstas. Así, el 9 de abril de 1926 fue recibido el ingeniero encargado de hacer el estudio para las derivaciones del suministro e instalación de las siete fuentes que había aprobado la corporación, en sesión del 8 de marzo: La primera, ya inaugurada en la Travesía de la iglesia, después plaza de Alfonso XIII, la segunda en la Plaza de Abastos, la tercera en la plazuela del Sarmiento con un abrevadero para los ganados, la cuarta en la calle Los Mansos, la quinta en la plazuela de Los Caños, la sexta en la calle Mozoncillo -la única que se conserva actualmente- y la séptima en la calle Segovia, también con un abrevadero. Para llevar a cabo esta ampliación del proyecto de abastecimiento, el ahora nuevo alcalde Andrés Rubio Rubio sacó un edicto con fecha 10 de enero de 1927 anunciando la subasta de la obra por valor de 22.423, 52 pts, que debería de costear enteramente el municipio. Solo concursó el contratista Pedro Blanco Martínez, quien hizo una baja de tan sólo 2 céntimos sobre el precio de salida. Se instalaron cuatro fuentes de fundición al precio de 340 pts, además de las otras dos que incluían abrevadero.
Polémica
El proyecto sólo contemplaba la instalación de dos fuentes, una en la Plaza de la Constitución (hoy plaza de España) y la otra en la Plaza de Los Caños. La ampliación a cinco fuentes más suscitó la crítica anónima de un vecino, probablemente el alcalde dimisionario, a través del periódico El Adelantado de Segovia, en su edición del 26 de mayo, quejándose del gran endeudamiento que supondrá para el ayuntamiento costear unilateralmente este proyecto de ampliación, señala también el grave perjuicio que supondrá para circulación de los carros la apertura de las zanjas necesarias para soterrar las tuberías, y añade que la ausencia de sistema de recogida de aguas sobrantes agravará los problemas sanitarios del municipio. No se olvidó en su argumentación de poner de manifiesto que el proyecto se había gestado y desarrollado en corporaciones anteriores. Finalmente, concluye sus críticas refiriéndose al gasto adicional que supondrán los días de fiesta que había preparado el alcalde para su inauguración.
El acto inaugural
Llega el mes de septiembre y Carbonero se dispone a celebrar la puesta en servicio del abastecimiento de aguas y el nuevo edificio escolar de la plaza de Los Caños, cuyas obras también acaban de concluir. Se han previsto dos días de fiesta, en la semana anterior a la Función, donde no falta ninguno de los ingredientes tradicionales en los actos programados. La solemnidad, los protocolos y el contenido de los discursos reflejan fielmente las vicisitudes del momento, tanto a nivel nacional como local. En efecto, la celebración comienza con el traslado procesional de la Virgen desde la ermita hasta la iglesia parroquial, celebrando un novenario que terminaría con el inicio de las fiestas patronales. El miércoles, 7 de septiembre se comienza la celebración con una velada musical a las diez de la noche en la plaza de la constitución a cargo de la banda del regimiento de zapadores de Fuerteventura, de guarnición en San Ildefonso, seguido de la quema de una bonita colección de fuegos artificiales. El jueves 8 de septiembre, la banda del ejército recorre en dianas las principales calles del pueblo y a primera hora de la tarde llegan las autoridades provinciales invitadas a los actos institucionales; comenzaron a las 5 de la tarde, presididos por el Presidente de la Diputación y un cortejo donde se encuentran los diputados provinciales, el director del instituto de segunda enseñanza, los maestros de las escuelas y los responsables de los proyectos, tanto del abastecimiento como del nuevo edificio escolar. La comitiva se dirigió a la iglesia para sacar a la Virgen y proceder a la bendición de las aguas con el ritual acostumbrado, delante la “fuente del estado” instalada frente a la escuela de párvulos, allí se descubrió una lápida, sobre las paredes de la escuela de párvulos donde se daba el nombre de Alfonso XIII a esta plazuela, aneja la plaza de La Constitución.
El alcalde Andrés Rubio Rubio pronunció unas breves palabras y la comitiva, arropada por los vecinos del pueblo, se dirigió seguidamente a la plaza de Los Caños para inaugurar las escuelas. De vuelta a la plaza la procesión de la virgen terminó con la imagen en el interior de la iglesia donde se entonó la Salve y el Himno como manda la tradición. A continuación, Las autoridades se dirigieron al balcón del ayuntamiento donde alcalde, Andrés Rubio tomó nuevamente la palabra, lamentándose primeramente de las circunstancias que le habían llevado al puesto que ocupa e introduciendo unas pinceladas de humildad diciendo que : “…su escasa inteligencia no la pueda suplir con su gran voluntad” y recuerda a sus antecesores en el que cargo a los que se debe la iniciación de las obras de lo que él calificó como “el sueño dorado de Carbonero” y resaltó la trascendencia que tiene: “evitará muchas penalidades y miserias” refiriéndose claramente a la necesidad de muchas familias de acarrear el agua diariamente hasta sus casas desde el pozo grande o desde la fuente de La Mina. El acto se cerró con un apretado discurso a cargo del presidente de la Diputación Provincial, Segundo Gila, donde sus primeras palabras fueron de apoyo al alcalde señalando que “el pueblo debe tener fe en él, porque es hombre de férrea voluntad” y alusiones a la complicada vida municipal del momento: “deben desaparecer los antagonismos, pues de lo contrario vuestra será la responsabilidad si no educáis a nuestros hijos en un ambiente de amor y comprensión. No puede haber prosperidad posible en otro caso, porque los unos destrozarán la labor que realicen los de mejor voluntad” posteriormente ensalzó el hecho de que se hubiera mezclado el nombre del Rey “lo más grande la Patria y en el que se vinculan los anhelos de la Nación” en los actos de inauguración y elogió la misión de la “Unión Patriótica”, -partido gobernante a nivel local, provincial y nacional durante la dictadura-, y la obra del presidente del gobierno el general Primo de Ribera, que acumulaba ya cuatro años de gobierno tras el golpe de estado consentido por el Rey Alfonso XIII. Los discursos fueron seguidos de un lunch que se dio en el salón del ayuntamiento; en el transcurso del mismo se leyeron sendos telegramas de congratulación sobre las obras que acababan de ser inauguradas: del Presidente de Consejo de Ministros, del Mayordomo Mayor de Palacio en nombre del rey Alfonso XIII, de los ministros de Fomento y de Instrucción Pública y del Obispado de Segovia. Los actos terminaron con una nueva velada musical, fuegos artificiales y bailes en los casinos del pueblo, dando un pequeño respiro al calendario, pues el domingo siguiente, día 11, comenzaban los actos de las fiestas patronales de septiembre con el habitual programa que se extendería hasta el miércoles día 15 de septiembre.
En los años siguientes se fueron realizando paulatinamente las acometidas de agua hasta el interior de las casas, donde generalmente había un único grifo colocado en la cocina sobre una gran pila fregadera que hacía realidad este pequeño milagro del agua corriente. La demanda de agua no dejaba de crecer y la red de abastecimiento se extendió por todo el municipio requiriendo nuevos aportes de agua a la red: en el año 1960 se incorporó el manantial de Caldillas, en las décadas siguientes se construyeron nuevos depósitos reguladores y entraron en servicio nuevos sondeos como el de la carretera de la estación.
El agua del manantial del Regajo dejó de bombearse en 1980. Hoy, estas infraestructuras aún se mantienen en pie, aunque en estado ruinoso, para dar memoria de una época apasionante donde se fueron implementando muchos servicios tales como el suministro de electricidad, la red de alumbrado público o la telegrafía.