La Plaza de Toros de Tánger (Marruecos) se prepara para reabrir sus puertas tras acometer un proceso de rehabilitación integral que mantiene el encanto patrimonial de su inicial construcción e incluye elementos modernos de la arquitectura actual. Un proyecto de reforma que cuenta con una inversión superior a 70 millones de dírhams (6,6 millones de euros) y que ultima sus trabajos después de tres años de actuaciones para que esta ciudad del norte de Marruecos disponga de un renovado espacio cultural y artístico, destinado a la celebración de conciertos, teatros y eventos y a la actividad comercial como emplazamiento dinamizador económico. Un centro multifuncional, cuya propiedad pertenece al Ayuntamiento, que, por lo menos de momento, no albergará espectáculos taurinos
‘Plasa Toro’, como denominan los tangerinos a este espacio, pasa a tener una capacidad de alrededor de 7.000 espectadores y reserva diferentes puntos de su estructura a tiendas y establecimientos hosteleros; así como una sala de exposiciones. Las instalaciones se completan con una zona de plazas de aparcamiento y un área de esparcimiento con una plaza pública y una fuente. El centro cultural continúa presentando sus representativas paredes blancas a la vez que combina elementos de ornamentación andaluces y marroquíes con detalles modernos.
La restauración del emblemático inmueble comenzó en 2021 para dar una nueva vida al edificio después de que en 2016 fuera declarado monumento histórico por el Ministerio de Cultura marroquí. La de Tánger es una de las cinco plazas de toros que se mantienen a día de hoy en el continente de África, junto con las de Luanda (Angola), Orán (Argelia) y Maputo (Mozambique), además de la de Melilla. Por otra parte, otras ciudades marroquíes que también tuvieron cosos taurinos fruto del pasado colonial español, portugués o francés fueron Casablanca, Tetuán, Xauen, Uchda y Alhucemas (Villa Sanjurjo). Estas plazas terminaron desapareciendo, derribadas o adquiriendo otros usos, al igual que ocurrió con las El Aaiún y Villa Cisneros (Sáhara Occidental) y Malabo y Bata (Guinea Ecuatorial).
El coso tangerino fue construido en 1949, con más de 13.000 localidades, y se inauguró el 27 de agosto de 1950 con una corrida en la que se anunciaron el rejoneador Ángel Peralta y los toreros Agustín Parra ‘Parrita’, José María Martorell y Manuel Calero ‘Calerito’ con un astado de la ganadería de Juan Belmonte para la lidia a caballo y seis de Fermín Bohórquez. Durante los años siguientes gozó de una importante actividad taurina, con la llegada de los principales diestros españoles de la época como Juan Belmonte en 1952, hasta que la independencia marroquí negociada por Mohamed V en 1956 puso fin a la etapa del Protectorado y la popularidad de los festejos taurinos decayó.
‘EL MEDIAR’, LA PLAZA ANTERIOR
Esta no fue la primera plaza de toros de Tánger, pues previamente contó con un coso llamado ‘El Mediar’, ubicada a las afueras de la ciudad a finales del siglo XIX; e incluso con una escuela taurina. Además, se empleó el Estadio de Marchán para acoger un festival taurino en la década de los 40 del siglo XX.
ALTERNATIVA DE LOZANO
Fue Manuel Lozano, propietario de la Plaza de Toros de Segovia, el que recuperó el auge de los festejos taurinos en Tánger. En 1970, la ‘Plasa Toro’ llegó a anunciar a los dos reclamos de la época, Manuel Benítez ‘El Cordobés’ y Sebastián Palomo Linares, además de acoger la alternativa del propio Lozano, que tras un periodo como novillero ya llevaba años centrado en la representación de toreros y en la gestión de cosos y ferias. Del 26 de julio de 1970 hay referencias de un cartel con Palomo Linares como “ídolo de multitudes”, junto a Jaime Ostos y Gabriel de la Casa con toros de la divisa de Manuel Camacho.
Después, el último festejo fue el 4 de octubre de 1970, fecha en la que tomó la alternativa Lozano, que por entonces era empresario de la Plaza de Tánger y quería contratar a El Cordobés, que era un seguro para colgar el ‘no hay billetes’ en taquilla. El cartel se conformó de una manera un tanto romántica, pues Benítez puso como condición que Lozano toreara junto a él. El empresario aceptó y pasó al escalafón superior con El Cordobés, que finalmente no cobró, como padrino y en presencia de De la Casa, al que apoderaba, y con un resultado de cuatro orejas y un rabo.
Otros toreros que se acartelaron en el coso de Tánger fueron Pepe Luís Vázquez, Luís Miguel Dominguín, Conchita Cintrón, Manuel Álvarez ‘El Andaluz’, Carlos Arruza, Joaquín Rodríguez ‘Cagancho’, Manolo Vázquez, Pepín Martín Vázquez ,Julio Aparicio, Miguel Báez ‘Litri’ o Antonio Ordóñez, entre otros.