Seis diablillos llegados desde Sepúlveda se sumaron anoche al primer aniversario de la escultura del diablillo de la cuesta de San Juan en un acto celebrado en la plaza de Avendaño, junto al Postigo del Consuelo, punto ‘final’ del tramo urbano visible del Acueducto.
El monumento romano y el diablillo de Segovia están ligados por una leyenda como también lo están los diablillos sepulvedanos, ya que la tradición dice que una noche al año, la del 23 de agosto, el apóstol San Bartolomé suelta al diablo de las cadenas que le atan, sucediéndose entonces el rito de los “diablillos”.
Parte de ese rito fue escenificado anoche en Segovia donde el público, entre el que se encontraban la concejala de Turismo, Claudia de Santos, y el artista autor de la escultura, José Antonio Abella, recibieron buenos escobazos, algunos con fuerza, de estos ‘diablillos’ rojos que parecían salir de las llamas de la hoguera que ardía en la plaza.
Turismo de Segovia, la empresa municipal, quiso celebrar el primer aniversario de la colocación de la escultura con una visita guiada gratuita que concluyó a las 20,30 en la citada plaza con un espectáculo que se anunció como sorpresa y tenía el sello de esta tradición popular de Sepúlveda.
La escultura de la capital segoviana pretende popularizar la leyenda que forma parte del patrimonio emocional de los segovianos y que es poco conocida entre los visitantes de la ciudad. Además, la su ubicación tiene un doble propósito: invitar a conocer otra parte de la ciudad menos transitada y descongestionar la calle Real.