María Plaza se sirvió de la pandemia para aportar su granito en la lucha contra el cáncer. Esta segoviana quería que su pelo creciera un poco, lo justo para ir engalanada a una boda. Pero aquel enlace, como tantos, quedó paralizado por el virus. Con el panorama que se avecinaba, entre confinamientos y restricciones, decidió dejarlo crecer para donarlo. Desde marzo de 2020 hasta hace unas dos semanas: 22 meses donados en mechones de 20 centímetros. “Si mi corte de pelo ayuda a que una mujer recupere la sonrisa, su autoestima… me doy por satisfecha. Que se ponga la peluca y diga: voy a luchar, esto se consigue”.
María donó por primera vez su pelo en 2016. Se informó de cómo hacerlo y lo vio como una buena idea. No tiene precisamente una pasión por el pelo largo. “Daría los 20 centímetros justos”, sonríe. En su caso, los últimos 10 o 12 centímetros de pelo no habrían crecido sin ese fin altruista. Preguntó en su peluquería de confianza y le explicaron cómo funciona el proceso. “Si tienes el pelo muy largo o todo igualado, pueden hacerte una trenza o cortar la peluca directamente. En mi caso, lo tenía con capas, así que me lo hicieron en varias coletitas para no perder el largo del mechón”.
La norma común es que el pelo crezca un centímetro al mes. “Te vas recortando un poco para mantenerlo, porque si te lo dejas y no lo vas cuidando, al final…” Así que para mantener la calidad del pelo hay que bajar algún milímetro esa cifra. Llevar el pelo más largo también añade mantenimientos, sobre todo en el secado o en el cuidado de las puntas. “Te intentas dar champús adecuados, que tenga brillo, fortaleza…”
María pasó el covid y vivió uno de sus efectos: caída de pelo. Su donación peligraba, pero pudo remediarlo. “Como me lo estaba dejando, no quería perderlo. Fui al herbolario y me hice un tratamiento para reforzarlo”. Finalmente, quedó en una secuela transitoria, pero le sirvió para entender de alguna manera lo que siente una mujer en esas circunstancias. “La sensación es sentirte enferma. Sobre todo, pensé en personas jóvenes con niños pequeños. Cómo les puede afectar ver a su madre así. Porque el mío me acariciaba el pelo cuando le tenía cogido en brazos”.
Son héroes porque la lucha es dura, son tratamientos muy agresivos. Se lo merecen todo
Por eso subraya que el cáncer “es una lucha de todos”, algo que ha vivido de cerca. “Conozco gente joven y tengo amigas que lo han pasado. Mi suegra no superó esa lucha. Y haciendo esto me siento más cerca de ellos. Son héroes porque la lucha es dura, son tratamientos muy agresivos. Se lo merecen todo”.
¿Qué le diría a una mujer? “Que done. Es un corte de pelo, no va a ningún sitio porque el pelo vuelve a crecer en una persona sana y lo puedes llevar de forma distinta. Es un acto para pensar que hay muchas mujeres que van a recuperar esa autoestima que han perdido, se van a ver mucho mejor. Y les puede ayudar en su recuperación”. Y otro mensaje: “Hay muchas mujeres guapísimas sin pelo”. En efecto, la valentía es más atractiva que el cabello.
Unas 350 mujeres donaron su pelo contra el cáncer el año pasado
