Han sido varios los homenajes que se han proyectado a lo largo de los últimos años al maestro Andrés Hernando en Segovia, pero tuvo que ser este domingo en Pedraza donde por fin la provincia reconoció una trayectoria ganada a pulso en el ruedo que le ha llevado a ser uno de los máximos representantes de la tauromaquia castellana. Figura en los años 60 y 70, llevó con orgullo la bandera de Segovia por los principales cosos del país e incluso América. Desde La Velilla -localidad perteneciente a Pedraza- natal (1938), pasando por su periplo novilleril en plazas de la provincia y su alternativa en Segovia (1962), hasta conquistar la primera plaza del mundo –Las Ventas de Madrid-, donde logró cruzar el umbral de la Puerta Grande en tres ocasiones; además de lograr el primer indulto en 30 años en Barcelona (1968) a un toro de Pablo Romero (‘Potrico’).
Hernando recogió en la tarde de este domingo un cariñoso y sentido homenaje en la pintoresca plaza de toros que lo vio crecer en el mundo taurino, en el que el consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja, le hizo entrega de un cuadro de la firma de Lope Tablada. Tras el cariño brindado al diestro de La Velilla, que hizo incluso el paseíllo junto con los espadas actuantes, dio comienzo el festival con la plaza completamente llena y el resultado no pudo ser mejor: diez orejas y tres rabos. Los máximos trofeos los pasearon Javier Herrero, Roberto Martín ‘Jarocho’ y el novillero Juan Bohórquez ‘Juanillo’; y dos orejas cada uno cortaron Emilio de Frutos y Julio Aparicio, en una tarde en la que se lidiaron novillos de Santiago Domecq, de excelente juego.

De Hernando beben las fuentes del toreo segoviano. Ejemplo de ello son De Frutos y Herrero que no faltaron a la cita brindando al maestro sus respectivas actuaciones. El diestro de Navalmanzano firmó una faena de poso, en la que llegó a abandonarse, con un ejemplar gacho de buena condición. De Frutos disfrutó e hizo disfrutar al público y cobró un estoconazo para cortar las dos primeras orejas de la tarde, que paseó junto a sus dos hijos.

Muy curtido, Herrero ofreció un variado repertorio desde el principio: dos largas cambiadas y un par de cites con la suerte del cartucho de pescado, que rápido encandiló al respetable. Después, aprovechó la clase, casta y la duración del astado -una maravilla- para dejar importantes pasajes al natural, en una faena de altas cotas. Para paladear. El cuellarano se hartó a torear y finalizó su obra de una media estocada, más efectiva que ortodoxa, le valió para rodar al animal y recibió los máximos trofeos.

Por su parte, Jarocho tuvo que controlar las alturas para sujetas a un novillo falto de fuerzas, que perdía las manos constantemente. Logró sacar la buena condición del animal con un concepto muy clásico. El burgalés destiló solera en sus formas y firmó una actuación de mucho mérito, que, pese a rematar de un bajonazo, paseó las dos orejas y el rabo.

Abrió la tarde Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’, sereno, tranquilo y muy pinturero, con verónicas al ralentí con un novillo de Santiago Domecq noble, justo de fuerzas, pero con duración. Le dio tiempo el diestro cordobés para administrar el excelente juego del astado y consiguió dibujar naturales de gusto. Se encontró cómodo el afamado torero y alargó el trasteo disfrutando -apuró también las opciones de indulto-, con detalles de corte artista, aunque no pudo redondear su actuación con el acero.

El turno de novilleros comenzó con Juanillo Bohórquez, que fue todo entrega y voluntad, fruto de la legión de seguidores que tuvo en los tendidos, y llegó a ser prendido en dos ocasiones. Intentó siempre componer la figura con un novillo noble y consiguió dejar pases impregnados de arte. Cobró media estocada en buen sitio y paseó dos orejas y rabo.

Cerró el festejo Aparicio, que recordó a la dinastía en los lances capoteros a la verónica. Prosiguió con sus vistosas maneras con la muleta, aunque se dobló en exceso, y aprovechó el regular comportamiento del ejemplar de Domecq para firmar una notable actuación. Concluyó con un trincherazo que rebobinó la saga de los Aparicio para apuntarse dos apéndices. Así terminó un homenaje para el recuerdo.
Ficha
Plaza de Toros de Pedraza de la Sierra (Segovia). Festival sin picadores homenaje a Andrés Hernando. Lleno en los tendidos de ‘no hay billetes¡. Novillos de Santiago Domecq, desiguales de presentación y de buen juego.
Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’, palmas.
Emilio de Frutos, dos orejas.
Javier Herrero, dos orejas y rabo.
Roberto Martín ‘Jarocho’, dos orejas y rabo.
El novillero Juan Bohórquez ‘Juanillo’, dos orejas y rabo.
El novillero Julio Aparicio, dos orejas.
