El Miércoles Santo ejemplifica en Segovia a través de sus actos religiosos y devocionales los dos ejes de la experiencia de la Semana Santa, que se desarrolla entre la hondura espiritual del misterio de la Pasión y el fervor que despiertan las imágenes que la representan en las hermandades y cofradías. En la parte más espiritual e introspectiva se sitúa año tras año la oración del Via Crucis Penitencial que recorre la huerta del convento de los Padres Carmelitas rezando las estaciones en las que se medita sobre los hitos del relato evangélico de la muerte y resurrección de Cristo.
Aunque la lluvia se hizo presente al inicio del recorrido, no fue obstáculo para limitar la participación de las centenares de personas que quisieron participar en el Via Crucis, combinando la iluminación de las velas con el uso del paraguas para evitar la fina lluvia que cayó en los primeros compases del rezo. La imagen del Cristo de la Buena Muerte, portada en andas por voluntarios y cofrades, presidió el acto religioso que se completó con la interpretación del ‘Silencio del Tambor’ con el que la banda de dulzainas y tambores de San Marcos reúne al resto de agrupaciones musicales para romper la noche con el estruendo de sus tambores como preludio del inicio del Triduo Pascual.
La parte más emotiva de la tarde-noche del miércoles estuvo en el barrio de San José, que tras dos años de parón por la pandemia volvió a ver a Nuestro Padre Jesús Cautivo por sus calles por medio de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad. Los vecinos del barrio llenaron el recorrido de la imagen creada por el imaginero Juan Manuel Montaño en 2015 que fue realizando distintas estaciones de penitencia tras su salida de la iglesia parroquial en las que el esfuerzo de los 21 costaleros que cargaron con la imagen fue recompensado por el ánimo y la emoción de las ‘levantás’ que fueron realizando con la dedicación de distintos motivos. También la lluvia hizo un amago de estar presente en la procesión, pero la fuerza del ‘Rey de San José’ y el ánimo de vecinos y cofrades rompió las previsiones e hizo poder disfrutar de su presencia en el barrio.
En el barrio de San Andrés, el Via Crucis del Santo Cristo de la Paciencia amalgamó oración y fervor con el acompañamiento de la Feligresía de San Andrés para ofrecer un intenso y emotivo recorrido por el centro histórico que culminó al filo de la medianoche.
