EL 2 de noviembre pasado se ha inaugurado en el City Art Center de Edimburgo una exposición monográfica dedicada a Mary Cameron, una pintora escocesa muy poco conocida en España que fue alumna de Ignacio Zuloaga, quien le invitó a venir a Segovia y pintar en nuestra provincia durante algunos meses de los años 1905, 1906, 1907 y 1912.
Mary Cameron nació en Portobello, barrio costero de Edimburgo, en 1865. Pintó desde temprana edad y pasó algún tiempo en París en la década de 1890, estudiando bajo las enseñanzas de Lucien Sargent, Gustave Courtois y Jean André Rixens. No hay datos del comienzo de la amistad con Ignacio Zuloaga, pero pudiera haber nacido aquí, en París, o en los años siguientes en Sevilla.
Ignacio Zuloaga se instaló en París, en la rue des Saules, a finales de 1889, tras una breve estancia en Roma. Para entonces ya había estudiado profundamente a los grandes maestros españoles en el Museo del Prado: Ribera, Zurbarán, El Greco, Velázquez y Goya, de modo que iba acumulando saberes…. La capital del Sena era el laboratorio de todas las tendencias artísticas que estaban acabando con siglos de pintura tradicional. Su primer maestro será Henri Gervex. Consecuencia de su formación en la Academia Libre de la calle Verniquet, donde enseñaba éste, es un buen número de obras que merecen ser aceptadas en el Salón de los Artistas Franceses en 1890; en la sala de Le Barc de Bouteville, 1890 y en el Salón de Independientes, 1892 y 1893. Eugène Carrière va a ser su segundo gran maestro a partir de esta fecha.
Prosigue su formación y alterna con los amigos españoles; se une con Paco Durrio, Pablo Uranga (presentado por Durrio), Santiago Rusiñol, Casas, Jordá y con los franceses ToulouseLautrec, Blanche, Degas, Máxime Dethomas y Gauguin. Degas sería quien más influyera en esos años decisivos de aprendizaje, y del que emanarían modos de posicionar a sus modelos: personajes que pasan por el lienzo. Presenta «El forjador» en el Salón de los Artistas Franceses; igualmente realiza exposiciones colectivas con Cottet, Sèusier, Signac.. en Le Barc de Boutteville. Son los años finales del siglo XIX.
Su espíritu inquieto y los deseos de encontrarse a sí misma le empujan a pasar temporadas en Andalucía, concretamente en Sevilla y Alcalá de Guadaira. Comienza en 1892. La vida bohemia le lleva a dar satisfacción a sus caprichos: se instala en una casa de la calle de La Feria, residencia de familias gitanas. Pronto convive con ellos para lo cual termina por hablar el idioma caló. Pero hay que ganar dinero y se emplea en unas oficinas de una compañía minera… Viaja por primera vez a Alcalá de Guadaira, alquilando un piso en la calle Orellana.
En París en el Salón de Independientes Zuloaga da a conocer sus primeras obras de La España blanca. Serán once cuadros los que realiza en su etapa andaluza De esos once cuadros, la prensa española y francesa destacaron Víspera de la corrida, al que se le concedió la 1ª medalla en la IV Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas de Barcelona, en 1898. Ese año, precisamente, Ignacio Zuloaga viene a Segovia, para reponerse de una cogida que le había producido un novillo en una plaza de pueblo. Su tío Daniel, en Segovia desde 1893, le brinda su hospitalidad mientras dura su convalecencia.
En 1900 Ignacio Zuloaga envía “Víspera de la corrida” al pabellón español de la Exposición Universal de París de 1900, donde fue rehusado. Zuloaga montó en cólera, fue su primer tropiezo con jurados españoles, de los muchos que tuvo. Hasta 1926, pleno de éxitos por toda Europa y América, no se organiza una exposición en su homenaje. Fue presidida por don Alfonso XIII. Finalmente Víspera de la corrida fue comprada ese mismo año por el Gobierno belga y hoy se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Bruselas.
Es muy posible que María Cameron siguiera la vida artística de Ignacio Zuloaga con miras a solicitar sus enseñanzas. Podría haberse enterado de que en 1898 había obtenido la primera medalla en la antes citada Exposición de Barcelona; que en 1899 el Estado francés había comprado el cuadro Mi tío y mis primas, para su Museo de Luxemburgo o las adquisición por el Estado belga en el Salón de Pintura de Gante de El alcalde de Rio Moros y su mujer, hoy expuesta en el Museo de Amberes. Se trataba de obras pintadas en Segovia cuya difusión por Europa acrecentó la fama del pintor; prueba de ello es que en 1902 era nombrado socio de la Nacional de Bellas Artes de París.
El 19 de mayo de 1904 María Cameron envía carta a Ignacio Zuloaga desde el Hotel de Inglaterra de Sevilla. Le escribe utilizando el vocablo “don” antepuesto al nombre en señal de respeto, aunque por el contexto fácilmente se deduce que llevaba años tratándose. La pintora estaba en Madrid desde 1900 buscando temas de costumbres española, principalmente de las corridas de toros. Tampoco se había resistido al embrujo de Sevilla; allí pintó gitanerías, y, cómo no, festejos taurinos que posteriormente presentará en la Real Academia Londinense, el Salón de París, y salas de Glasgow, Liverpool y Manchester. Sus escenas taurinas causaron polémica en la prensa escocesa del momento, que acusaban a Cameron de excesiva crudeza en sus creaciones.
Después de aquella “España blanca”, Ignacio Zuloaga descubrió Segovia en 1898. Mejor dicho, su tío Daniel Zuloaga, instalado en Segovia desde 1893, como hemos indicado, hizo ver a su sobrino una ciudad “de apiñado caserío contenido entre las murallas y coronado por la mole de la Catedral…” Excepto en 1904, no faltaron temporadas otoñales que no viniera a trabajar a Segovia hasta 1913, en que finalizada la construcción de su residencia, estudio y museo en Zumaya (Guipúzcoa), montase allí su taller.
La cita obligada para quienes visitaran Segovia con fines culturales era el taller de los Zuloaga, en lo que había sido parroquia de San Juan de los Caballeros. Daniel era el más reputado ceramista de España e Ignacio, ya famoso, no era invitado a exponer en España, por lo que quien quisiera conocer su pintura debía acercarse a su taller segoviano. Fueron muchos los periodistas y críticos artísticos que por esas causas llegaron al citado taller.
La primera noticia que tengo registrada de esta pintora vinculada con Segovia se encuentra en mi obra Correspondencia de Ignacio Zuloaga con su tío Daniel. (Editada por la Diputación Provincial de Segovia, año 2002).
Documento nº. 69
Éibar, Guipúzcoa (Espagne) [Timbrado en azul].
Jueves 10 de Agosto [Supuestamente de 1905].
Querido Daniel:
………..
Dentro de unos 15 días va a ésa un matrimonio inglés a pasar un mes; son recién casados,(1) ella es pintora, con talento, medio discípula mía y muy amiga. Es riquísima y buena chica, un poco loca; le gusta mucho todo lo que es gitano, torero y flamenco. Va a ésa para pintar gente de campo con zahones, capas y burros y mulas. Te la recomiendo pues sabe bien agradecer lo que uno hace por ella. Que se haga amiga de sus hijas pues habla bien el español; en fin, verás qué simpática y campechana es. (2)
Lo que la preocupa mucho es la cuestión fonda, pero en fin, en eso no se puede hacer nada sino recomendar en el Comercio que le arreglen dos cuartos muy bien.
Yo iré unos días después de ella.
Ignacio.
El 14 de octubre de 1905 el Diario de Avisos publicaba un extenso artículo sobre la presencia de Cameron en el taller de los Zuloaga, que había sido visitado por los redactores del periódico días antes. El mismo diario dará cuenta de las llegadas y salidas de esta pintora en los años 1906, 1907 y 1912. Reseñas similares aparecen en El Adelantado de Segovia de los días 11 y 17 de septiembre, y 13 de noviembre, todos de 1907.
Se han llegado a identificar siete cuatros pintados por Mary Cameron en Segovia durante esos años, entre otros los titulados Jugadores de cartas, Segovia vista general, dos vistas de El Parral, Maximino de Segovia, El mendigo y un cuadro sin título.
No he logrado conocer la datación de los cuadros; al menos una de las vistas del Parral están pintadas en pleno otoño, por el color amarillento de las hojas de los chopos de la Alameda. El único año en que Cameron permaneció en Segovia hasta esa estación fue en 1907, pues consta según el Diario de Avisos que la pintora salió de nuestra ciudad el 13 de noviembre. El año anterior, es decir, 1908, había dejado Segovia el 20 de septiembre. Hay que tener en cuenta que en esos años Zuloaga pinta en el taller de la Canongía Vieja, en el edificio conocido en aquella época por Casa de la Inquisición, con vistas al valle del Eresma. Tenía enfrente el paisaje de La Vera Cruz, la carretera de Zamarramala y rompiendo el horizonte, la torre de su iglesia y el caserío.
Hacia el Este se domina El Parral, el convento de San Vicente el Real y El Terminillo, ya en La Lastrilla. Todo ello lo refleja Mary Cameron al pintar tan vistoso paisaje que titula El Parral.
El fondo del cuadro titulado El mendigo está formado por la fachada de la iglesia del monasterio de El Parral. En cuanto al que no se conoce el título, el fondo está tomado por el paisaje descrito: La Vera Cruz y Zamarramala con la carretera que les une.
Quien desee profundizar más en la presencia de Mary Cameron en Segovia, puede consultar mi libro Correspondencia de Ignacio Zuloaga con su tío Daniel. En el archivo Zuloaga, de Zumaya, dejé ordenadas doce cartas que envió Mary a Ignacio, y en el del Museo Daniel Zuloaga, de San Juan de los Caballeros, Segovia, hay otras dos cartas cuyo destinatario es este afamado ceramista.
