El sociólogo y Premio Nacional de Gastronomía Lorenzo Diaz definió a Cándido López, Mesonero Mayor de Castilla, como el primer cocinero mediático, capaz de atraer a su humilde mesón situado a los pies del Acueducto a jefes de estado y estrellas de cine para degustar platos de la más recia tradición de la cocina castellana como el judión de La Granja o el asado de cochinillo.
El mítico hostelero segoviano abrió la senda a una nueva forma de entender la cocina y la gastronomía, donde la calidad del producto y del servicio van de la mano con el carisma y la capacidad de comunicar de quien se pone tras los fogones para llevar a cabo los platos en los restaurantes.
De aquellos polvos vinieron estos lodos, y hoy la cocina y los cocineros se han convertido en verdaderas estrellas mediáticas, capaces de reunir ante las pantallas de televisión a millones de espectadores ávidos de aprender a cocinar o bien de seguir las evoluciones de los cocineros vocacionales que prueban sus conocimientos en concursos televisivos.
Como no podía ser de otra manera, Segovia, cuna de la cocina castellana y del hostelero que le dio fama mundial reunió ayer tradición, propaganda y modernidad en la grabación del primer programa de lo que será la sexta temporada de MasterChef España, el programa-concurso de TVE que se ha convertido en uno de los `buques insignia’ de la programación de la cadena pública con una media superior a los tres millones de espectadores en sus cinco primeras ediciones.
La productora Shine Media, responsable del programa, eligió el Azoguejo y la terraza de Santa Columba como lugares para la grabación de la primera prueba de exteriores de la temporada en el concurso, que probablemente comenzará a emitirse en primavera. Los aspirantes a cocineros, repartidos en los equipos rojo y azul, tuvieron que enfrentarse a la dura prueba de elaborar un menú típicamente castellano con productos de la tierra, donde el cerdo tuvo un obvio protagonismo, en esta ocasión en forma de cochifrito.
Una sopa de ajo, huevos con patatas y picadillo, el ya citado cochifrito, conformaron el menú propuesto por el jurado para poner a prueba las habilidades de los 16 aspirantes, cuyas elaboraciones fueron servidas en el Mesón de Cándido por los alumnos del grado de Hostelería del CIFP Felipe VI a cerca de un centenar de comensales, donde el postre fue el típico Ponche Segoviano
Estudiantes, amas de casa y representantes políticos de las instituciones tuvieron la fortuna y la responsabilidad de degustar las elaboraciones de los dos equipos y elegir la mejor en su opinión, aunque la decisión final fue adoptada como siempre por el conocido jurado formado por los cocineros Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nájera.
La grabación de la prueba reunió en las inmediaciones del Azoguejo a centenares de segovianos que quisieron ver ‘in situ’ el trabajo del equipo de MasterChef y conocer de primera mano a los concursantes de la sexta edición. Las amables advertencias de los responsables de la productora para impedir fotos y videos que desvelen antes del estreno del programa la identidad de los participantes resultaron en vano, aunque los principales destinatarios de las fotos y recuerdos fueron los conocidos cocineros del jurado, así como la presentadora del programa Eva González, que derrocharon simpatía y no dudaron en posar con muchos de los segovianos que les solicitaron alguna fotografía.
También hubo tiempo para atender a los medios locales, y acompañados por la alcaldesa Clara Luquero, el diputado de Promoción Ecomómica de la Diputación Jaime Pérez Esteban y el presidente de la AIHS Cándido López –a su vez anfitrión de la prueba del concurso- posaron para los fotógrafos y charlaron con la prensa sin dejar de lado su rol como jurados.
Así, Pepe Rodríguez evocaba la figura de Cándido, al que definió como “un abanderado, un adelantado y un visionario que entendió que había que vender la cocina que se elaboraba”, mientras que Samantha Vallejo-Nájera expresó su deseo de que la sexta edición del concurso muestre “una cocina increíble, con una actitud positiva en la cocina en la que podamos ver la evolución de los concursantes hasta que consiguen ser Master Chef”.
Como siempre, Jordi Cruz puso el tono crítico y aseguraba que los concursantes “se lo tienen que currar, porque en los casting son todos maravillosos, pero luego en la realidad hay que verlos trabajar con la presión”. “Si hoy me como un buen cochinillo, me voy contento”, sentenciaba el jurado.
