Hace doce años surgía en Santiago de Compostela, destino de peregrinos de todo el mundo, un movimiento universal por la unidad de los pueblos y la paz. La iniciativa consistía en andar desde diferentes puntos de Galicia hasta Santiago, concienciando a la sociedad en valores como el entendimiento, el diálogo, la tolerancia y la fraternidad. Un año después el movimiento salía de tierras gallegas, desperdigándose por todo el mundo en miles de caminos, con el objetivo común de la paz. Hoy en día esta iniciativa está coordinada por la Fundación y la Asociación Camino Universal a Santiago de Compostela.
En Segovia surge en 2011, cuando un grupo de personas, que habían realizado el Camino de Santiago, se sienten motivadas para participar en este movimiento universal y crear el “camino segoviano”. “El reto es andar por la paz en cada continente, teniendo en mente la unidad de los pueblos, las culturas y las religiones, y el objetivo final de la unidad del mundo”, explicaba ayer Isabel Merino, una de las integrantes del movimiento segoviano, que ayer celebró el Camino Universal por la Paz en Segovia.
Unas 70 personas participaron en la jornada que comenzó a primera hora en el Azoguejo, para desde allí desplazarse hasta las cabeceras de cada una de las cinco vías, en representación de los cinco continentes. Las rutas se iniciaron entre las 9,10 y las 10,45 horas, dependiendo de la vía por la que se iba a caminar. La vía de África salió de Espirdo, la de América del Real Sitio de San Ildefonso, la de Asia de Madrona, la de Oceanía de Abades, y la de Europa de Valseca. Al finalizar cada vía, sobre la una del mediodía, todos los caminantes se reunieron en la Plaza Mayor de Segovia, donde se realizó una suelta de globos y un depósito simbólico de la tierra recogida en cada una de las rutas.
Los caminantes, que llevaban rosas blancas, por la paz, y que existen en los cinco continentes, ocuparon cada uno de los cinco pétalos dibujados sobre el suelo de la Plaza Mayor, desde donde lanzaron los globos al cielo.
Isabel Merino mostraba su satisfacción por la colaboración de los segovianos con este movimiento, que va creciendo cada año con una mayor implicación de la sociedad en la búsqueda de la paz mundial, un camino colectivo, diferente al Camino de Santiago, más individual, y que trabaja por la unión de los pueblos y las culturas. “A la gente que viene a conocernos le gusta la iniciativa. Somos un grupo de personas fijas que caminamos todos los meses un pétalo, un continente (una ruta), y hay que tener en cuenta que en Segovia es donde llevamos más tiempo”, comentó.
Como en anteriores convocatorias, el Camino colabora con el Banco de Alimentos de Segovia, recogiendo un kilo de comida por cada peregrino que se inscribe. Voluntarios del Banco se encargaron ayer en la salida de recoger los alimentos. Por otra parte, los beneficios que se obtuvieron de las inscripciones serán destinados a subvencionar el programa de apoyo a la casa de acogida de niñas ‘Rosalie Rendu’ en Bangladesh, que tiene como objetivo evitar el matrimonio infantil. Se trata de un proyecto de la ong AIDA, Ayuda, Intercambio y Desarrollo, una organización que trabaja para mejorar la calidad de vida de las comunidades más desfavorecidas. Los caminantes concluyeron la jornada con una comida de hermandad, también solidaria con las causas mencionadas.
