Nuestro entorno socio económico ha variado sustancialmente en las dos últimas décadas, debido a los avances tecnológicos, a la fuerte globalización y a una mala adaptación al uso del euro. Pero también a nueva concepción ideológica. Todo ello ha servido a los diferentes gobiernos, nacionales, locales y regionales como escudo protector para justificar sus actuaciones políticas. Un ciudadano crítico puede plantearse cuál es el objetivo de éstas. En nuestro ámbito local, dado que las noticias o explicaciones son escasas, por no decir nulas, nos preguntamos cuál es el futuro de la Villa. Volver la vista a tras resulta tan frecuente como inevitable. Esta mirada al pasado produce nostalgia, esencialmente porque no sabemos que camino estamos recorriendo y hacia dónde nos llevaría de estar en él. Conocemos la prosperidad local que disfrutamos otrora, y aunque es verdad que los tiempos que corren son muy distintos, al menos el pasado debería servir como referencia y no la actualidad como parapeto.
Claro es que los recursos hoy son escasos, sobre todo los económicos. Pero no es menos cierto que hoy, el arte de la política se basa en distribuirlos de manera de adecuada y sobre todo salir a buscar la prosperidad; a menos que no se sepa hacia dónde vamos y el objetivo se parchear lo cotidiano.
