Los gobernantes de los países de la UE prometieron ayer ocuparse pronto del problema de la integración de los gitanos tras un agrio enfrentamiento interno que eclipsó la agenda de una cumbre con la que querían presentarse más unidos ante el mundo.
El presidente galo, Nicolás Sarkozy, y el de la Comisión, el luso José Manuel Durao Barroso, mantuvieron ante sus colegas un enfrentamiento dialéctico inusitado a propósito de las expulsiones de gitanos rumanos y búlgaros de Francia. Según el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, el intercambio llegó a ser «violento», aunque ningún otro participante se atrevió a calificarlo así.
La canciller alemana, Ángela Merkel, se limitó a reconocer que los gobernantes comunitarios, reunidos para abordar cuestiones de política exterior, «no ahorraron palabras» cuando surgió la cuestión de las repatriaciones.
Solo las disculpas de la vicepresidenta y comisaria Viviane Reding permitieron rebajar un poco la tensión entre París y Bruselas.
Pero las espadas siguen en alto porque, como recordó Barroso a los medios, la Comisión «va a cumplir enteramente su papel» y va a investigar si el Ejecutivo francés ha violado las leyes europeas que protegen la libertad de circulación y prohíben la discriminación por razones étnicas.
La clave está en una circular ministerial, cuya existencia ocultó el Elíseo a Bruselas, en la que se señalaba claramente a los campamentos de gitanos como objetivo de la represión policial.
La comisaria de Justicia y Derechos fundamentales y vicepresidenta de la Comisión tuvo que retractarse de sus palabras, que sugerían un paralelismo entre las expulsiones de gitanos de Francia y las deportaciones de la Segunda Guerra Mundial, después de que todos los líderes europeos, incluido el propio Barroso, consideraran sus comentarios «exagerados».
Y «tomaron nota» de la declaración de Barroso «en nombre del Colegio de comisarios», en la que «se distancia de las afirmaciones hechas por la comisaria».
Según el resumen ofrecido al final del encuentro por el presidente permanente, Herman Van Rompuy, los Veintisiete llegaron a otros puntos de consenso en relación con la polémica.
Así, todos reconocieron, como defendía París, que «un Estado miembro tiene el derecho de tomar medidas para hacer respetar el Estado de derecho en su territorio». Pero, al mismo tiempo, como insistía Barroso, recordaron que «la Comisión tiene el derecho, e incluso el deber, de velar por el respeto del derecho comunitario».
Además, los gobernantes subrayaron que «la regla esencial en las relaciones entre los Estados y la Comisión es el respeto mutuo» y recordaron, por último, que «la prohibición de toda forma de discriminación sobre la base de la nacionalidad o la etnia constituye un elemento fundador de la UE».
A este respecto, el jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, estimó que los asentamientos irregulares son «una mala práctica» y pidió no prejuzgar las expulsiones de gitanos rumanos y búlgaros realizadas por Francia hasta que la Comisión Europea investigue.
El consenso final llegó hasta tal punto que permitió a Sarkozy comentar, en una rueda de prensa posterior, que Francia continuará desmantelando «todos los campamentos ilegales» del país.
Aunque el enfrentamiento entre Bruselas y París eclipsó el resto de las conclusiones de la cumbre, los europeos avanzaron en la reflexión sobre cómo coordinarse en política exterior.
En un momento en que la UE empieza a poner en marcha los pilares de su futuro servicio diplomático, los gobernantes se comprometieron a fijar posiciones claras antes de cada cumbre bilateral con un país tercero, de forma que los nuevos representantes (Van Rompuy, Barroso y Catherine Ashton) puedan defender el interés de todos con eficacia.
Merkel le sigue.- Al igual que Francia, Alemania planea desmantelar en las próximas semanas «asentamientos ilegales» en su territorio, según anunció ayer el presidente galo, Nicolás Sarkozy.
El dirigente explicó que la propia canciller germana, Ángela Merkel, le comunicó ese propósito durante la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebró ayer en Bruselas. Sin embargo, fuentes diplomáticas europeas aseguraron que Merkel no hizo ningún comentario en ese sentido.
Sarkozy se refirió durante su comparecencia a las supuestas intenciones de Berlín para dejar claro que otros Gobierno europeos comparten su rechazo a ese tipo de campamentos, cuya evacuación en Francia ha dado pie a la polémica en torno a las expulsiones de gitanos rumanos y búlgaros del país.
