Tras varias semanas de frustración, Sara Gómez completó el domingo su última competición del año con una sonrisa. La velocista se proclamó campeona de España en el 4×400 con sus compañeras del Playas de Castellón Herminia Parra, Bárbara Cambrol y Elena Moreno, una medalla con la que paliar el sinsabor de no lograr el objetivo que se había marcado a principios de temporada: bajar de los 54 segundos en los 400 metros lisos y lograr así el billete para los Europeos promesa de Tallín (Estonia). La segoviana, que se quedó el año pasado a ocho centésimas del objetivo, arrancó el año con un excelente nivel, bajando con mucho margen los registros del invierno anterior, pero entiende que el exceso de competiciones en el calendario han dificultado el último salto, con una mejor marca del año de 54”19.
“Llegué al fin de semana sin tener una imagen demasiado buena de mi estado, tampoco en competición”, explica Gómez, que corrió en 56” las semifinales de la prueba individual en la tarde del sábado. Las sensaciones mejoraron en los instantes previos a la final individual del domingo. “En el calentamiento me encontré muy bien, con mucha energía. Llegaba sin mucha confianza en mí misma y los ejercicios me sirvieron para coger fuera psicológica y acabar la prueba a tope cuando me superaron las rivales”. Terminó quinta, con un tiempo de 54”82, a 22 centésimas del bronce.
El relevo del Playas de Castellón es el de más entidad en la categoría, pero la incertidumbre, tras haber competido en la prueba individual, era una amenaza. “El físico te puede jugar una mala pasada y estábamos con ese miedo porque teníamos tres finalistas en la prueba individual”. No hubo disgustos y el cuadro valenciano venció con un tiempo de 3:43.18.
Su gran comienzo de curso, proclamándose campeona de España universitaria en Cartagena el 1 de mayo con un tiempo de 54”35, fue esperanzador. Tenía dos meses para rebajar esas 35 centésimas al reloj, pero el calendario no lo ha permitido. “Este año han adelantado la temporada promesa y ha sido todo muy exigente. Todo el mes de junio me ha tocado estar compitiendo”. El equilibrio entre días de entrenamiento y competición es decisivo. “Hay que buscar un término medio porque he entrenado dos o tres días en todo junio. Compitiendo solo logras mantener tu línea, pero no consigues mejorar. Nos ha faltado ese mes de preparación para poner el físico a tope”.
La marca de los 54 segundos lleva muchos meses habitando el subconsciente de la velocista segoviana. “Tienes la marca metida en la cabeza. Cuando ya se me acababan las oportunidades sentía que necesitaba hacerlo ya. Tenía que haberme relajado y dejar que saliera todo más natural, estaba muy presionada”. Por más que lo intentó, sabía que cada vez estaba más lejos. “Como no se te aparezca la virgen…Los atletas sabemos en qué tiempos estamos”.
