A estas alturas del siglo XXI, quedan muy pocas dudas sobre el salto de modernidad que han dado las Fuerzas Armadas españolas; pero si alguna quedaba, el general director de la Academia de Artilleria, Alfredo Sanz y Calabria despejó las últimas en el discurso de clausura del curso 2012-13 en el centro de enseñanza militar, en el que invitó a los próximos oficiales y suboficiales del arma a realizar un ejercicio crítico de reflexión sobre su vocación trufado de referencias personales y con citas cinematográficas extraídas de «La Guerra de las Galaxias».
El patio de ordenes del acuartelamiento de San Francisco albergó un año más la ceremonia militar de fin de curso en el que dijeron adiós al centro los 31 caballeros y damas cadetes de la 301 promoción de la escala de oficiales y los 47 sargentos alumnos de la trigésimo octava promoción de la escala de suboficiales.
En su intervención, el general Sanz y Calabria trasladó a los alumnos la pregunta «¿cómo he llegado yo aquí?» como nudo argumental de la reflexión sobre su vocación, y señaló que entre las múltiples razones de carácter profesional o material, la principal debe extraerse «de lo más profundo de cada uno de nosotros, ya que a lo largo del tiempo que han pasado en esta academia hemos procurado fomentar en ustedes el espíritu crítico; y si quieren ser buenos jefes, comiencen por ser críticos y rigurosos con ustedes mismos».
Para el director de la Academia, el denominador común de todos los motivos personales para acceder al Ejército es el «amor al oficio, a las tropas y por encima de todo a España», y en este punto aprovechó para realizar una digresión sobre el concepto de España al asegurar que «no es lo que dicen los medios de comunicación, los políticos ni las encuestas, sino lo que cada uno de los españoles llevamos en el corazón». Por ello, invitó a los artilleros a que «conozcan España, sufran con ella y alégrense con ella, porque de ese roce nacerá la pasión suficiente para llenar sus vidas».
El general quiso transmitir a los oficiales y suboficiales su pasión por las fuerzas Armadas, y les invitó a «apasionarse con su profesión», trabajando cada día como si lo que hacen fuera a durar para siempre pero disfrutando como si fuera el último de sus días.
En el tramo final de su intervención, Sanz y Calabria pidió a los artilleros que «sean agradecidos» a quienes en este periodo de formación han contribuido a hacerles crecer como profesionales; y destacó el «excelente cuadro de profesores» del centro así como su «paso firme» hacia la cada vez más próxima certificación de calidad de su modelo educativo.
La intervención del general fue precedida de la entrega de los certificados a los alumnos, así como del título de «Segovianos Honorarios» que el Ayuntamiento entrega a los artilleros que finalizan sus estudios en la Academia, y que recibieron de manos del alcalde Pedro Arahuetes acompañado de los concejales Azucena Suárez (PP) y Luis Peñalosa (IU).
El alcalde entregó también un premio al alférez cadete Darío San Millán Pérez y al sargento alumno Javier Andrade Silva, como números uno de sus respectivas promociones.
El acto sirvió como marco para la entrega de condecoraciones y recompensas, así como del premio «Comandante Huelin», instituido por la familia del comandante Pablo Huelin, fallecido en accidente de helicóptero en 1969 siendo profesor de la Academia de Artillería; y que distingue al profesor más distinguido del curso. En esta ocasión, el premio fue para el brigada de Artillería Pedro Alberto Luquero Martín, que recibió la estatuilla de Minerva, diosa de la sabiduría de manos de Pablo Huelin Araba, nieto del comandante fallecido.
El mejor exponente de la tradición.- En 1952, el Ayuntamiento de Segovia decidió otorgar el título de “segovianos honorarios” a los alumnos de la Academia de Artillería que culminan su periodo de formación, simbolizando con este reconocimiento honoríficoel nexo de unión que Segovia y la Artillería tienen desde la creación del Real Colegio hace casi 250 años. En el acto de fin de curso, el alcalde Pedro Arahuetes tomó la palabra para significar esta unión y subrayar la “magnífica relación” de la ciudad con esta institución militar. En este sentido, recordó una de las fechas emblemáticas que subrayan la unión de Segovia y la artillería, que fue el fatídico incendio que en 1862 destruyó el Alcázar y obligó al Colegio de Artillería a trasladarse al Convento de San Francisco. En este sentido, el alcalde señaló que la Academia de Artillería ocupa desde hace 150 años “uno de los edificios más simbólicos y céntricos de Segovia, cuyos muros irradian historia centenaria y el sabor de la tradición, pero también saber, reflexión, entrega, sacrificio, abnegación y compañerismo que los alumnos que vivís y estudiáis en su interior absorbéis impregnándoos de los mismos”. Arahuetes recordó que el próxmo año, la Academia de Artillería conmemorará el 250 aniversario de su fundación, que le convierte en el centro de enseñanza militar más antiguo del mundo , y expresó su orgullo por el hecho de que “los alféreces cadetes y sargentos alumnos seáis el mejor exponente de la tradición ilustrada que desde Carlos III enorgullece a la sociedad española y muestra el humanismo formado en los valores democráticos. También pidió a los artilleros que “llevéis siempre a Segovia en el corazón, como merecedores del reconocminento que supone el título que hoy se os ha otorgado”.
