Parece que hoy nadie le va a quitar el sueño de subir al trono presidencial de Colombia. El ex ministro colombiano de Defensa Juan Manuel Santos parte como favorito en las elecciones, respaldado por el reciente rescate de cuatro rehenes de las FARC y las adhesiones de la mayoría de los partidos a su proyecto de crear un «Gobierno de unidad nacional».
Disputará la Jefatura del Estado en una segunda vuelta electoral con el candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, a quien en la primera ronda le sacó una ventaja de 25 puntos.
Las últimas encuestas publicadas en la prensa otorgan a Santos un 67 por ciento de la intención de voto en esta decisiva fase, frente al 29 por ciento de Mockus, lo que pronostica que el sucesor del presidente Álvaro Uribe será su ex ministro de Defensa.
El sorpresivo resultado del 30 de mayo, cuando los sondeos daban a los dos aspirantes un empate técnico, fue el empujón que necesitaba para afianzarse como primer cabeza de serie y plantear un «Gobierno de unidad nacional», propuesta a la que en las últimas semanas se han adherido la mayoría de las fuerzas políticas (cuatro de las cinco derrotadas).
El primero fue el Partido Conservador, que ha pertenecido a la coalición del presidente Álvaro Uribe; después una importante facción de los liberales, en la oposición en los últimos ocho años; y, por último, Cambio Radical, liderado por Germán Vargas Lleras, quien resultó el tercero más votado en las pasadas elecciones.
De convertirse en máximo dirigente del país el próximo 7 de agosto, fecha programada para la toma de posesión, el candidato oficialista tendría el respaldo de más del 80 por ciento del Congreso, es decir, de 232 de los 268 integrantes de las dos cámaras, un apoyo mayor que el que Uribe ha tenido en sus dos gobiernos consecutivos. Como en los comicios legislativos del 14 de marzo el Partido de la U, de Santos, se hizo con la mayoría de los escaños, solo tendría como fuerzas opositoras al Partido Verde, de Mockus, y al izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA).
Ante este panorama, el ex ministro de Defensa se mostró confiado en que así podrá ejecutar las reformas que deja pendientes Uribe; y la razón es que gobernaría prácticamente sin oposición.
Logros y alguna mancha
Pero lo que le ha dado a Santos el último empujón para que en Colombia ya se dé por descontada su victoria fue el sorpresivo operativo militar por el que fueron rescatados de las FARC en las selvas del sur del país, el general Luis Mendieta, los coroneles Enrique Murillo y William Donato y el sargento Arbey Delgado, mediante la operación Camaleón, coordinada directamente por Uribe, recordó los éxitos de Santos en la lucha contra la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), durante su gestión en la cartera.
Juan Manuel Santos fue el artífice laureado de la operación Jaque, considerada una obra maestra y por la que en julio de 2008 fueron liberados 15 arrestados de la milicia, entre ellos la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt y tres estadounidenses.
Meses antes, en marzo, había dirigido la operación Fénix, un ataque a un campamento de las Farc en Ecuador que acabó con la vida del segundo al mando, Raúl Reyes.
Pese a lo cuestionada que fue esa misión, porque llevó a la ruptura de relaciones diplomáticas con el país vecino, supuso el principio del fin de la entonces cúpula guerrillera, dado que al mes siguiente falleció de un infarto su fundador, Manuel Marulanda o Tirofijo.
Aunque ni el vigente Jefe de Estado, ni los mandos militares, hicieron mención alguna a los anteriores éxitos del ex ministro de Defensa contra las Farc, hubo un mensaje implícito la pasada semana, ya que, al unísono, todos apostaron por la continuidad de la política de seguridad del actual mandatario, y eso es lo que representa Santos en este referéndum.
Inmediatamente después de conocerse la exitosa operación Camaleón, Santos cerraba su campaña en la ciudad de Medellín, donde prometió «perseverar en los rescates militares y en presionar a los guerrilleros», así como en no descansar «hasta que no haya ningún secuestrado más en Colombia».
Estos logros sirvieron además para mitigar los efectos de los escándalos que acompañaron a Santos como ministro, en especial, las ejecuciones extrajudiciales de civiles por parte de militares, que se conocieron cuando era titular de Defensa y no se ha determinado por ahora responsabilidad política alguna.
En cuanto a la formación de su Gabinete, aún es un misterio quienes ocuparán las carteras, una decisión que marcará su estilo para los próximos cuatro años porque definirá hasta qué punto continúa la obra del que fue su presidente Álvaro Uribe o se desmarcará para imprimirle un sello propio.
