El Salón de Plenos del Palacio Provincial albergó este martes la entrega del Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma. En su trigésimo cuarta edición, la celebrada este año, el galardón recayó en Santiago Alba Rico, quien recogió de las manos del presidente Miguel Ángel de Vicente este prestigioso premio por su poemario ‘Caídas’.
De Vicente aprovechó la palabra para aludir al título de la obra premiada, recalcando que “toda caída debería ir acompañada de un posterior levantamiento’ en clara referencia a la “sabiduría popular”. El presidente provincia, reconoció también durante su intervención, que en la anterior edición del certamen “caímos”, ya que se certificó un descenso en el número de poemarios presentados. A partir de ahí, lo que se imponía era el reconocimiento y el inicio del trabajo para que este año hayan vuelto a ser “más de seiscientas personas hispanohablantes -o mejor, hispanoescribientes- de todo el planeta” las que hayan tomado parte en la convocatoria. Por su parte, el coordinador del jurado, Juan Manuel de Prada, aplaudió la “calidad excelente” de las obras presentadas a esta edición. Algo de lo que se dio cuenta muy pronto el órgano decisorio, calificando los dos libros seleccionados como “magníficos, diversos pero riquísimos ambos”. Santiago Alba recoge así el testigo de Luis Alberto de Cuenca, premiado en la pasada edición, como ganador de un premio que está dotado con 10.000 euros.
Miguel Ángel de Vicente ensalzó también la labor del prejurado y del jurado del certamen, coordinados por María Antonia de Isabel Estrada y Juan Manuel de Prada, en un premio que la Diputación lleva impulsando desde 1991. Sobre la obra ganadora, además, aludió a pasajes como el “feliz instante en el que el delfín es pájaro, el guijarro es rayo o el amante es árbol”.
Por su parte Carmen Palomo Pinel, ha sido distinguida con el accésit de este año, el último del longevo certamen, pues según anunció ayer el coordinador del jurado, Juan Manuel de Prada, la próxima entrega va a llegar con algunas novedades. Así, se va a suprimir el accésit y a cambio, la Diputación de Segovia va a introducir una nueva categoría, la del Premio Joven, como vía para potenciar la creación poética entre las nuevas generaciones y la promoción de talentos y jóvenes valores en el campo de la creación lírica.
En el acto, hubo una nutrida representación de un jurado que, presidido por De Vicente, está compuesto por Luis María Ansón, Antonio Colinas, Asunción Escribano, Carlos Fernández Aganzo, Jesús García Sánchez, Fermín Herrero, Raquel Lanseros, así como los coordinadores Juan Manuel de Prada y María Antonia Isabel. Jurado que dio a conocer su fallo en el mes de mayo, durante el cual ya se destacó que el libro ganador “está en vuelo permanente” y mantiene en todo momento el pulso poético, además de estar estructurado de un modo en que se convierte en un poemario “rítmicamente muy musical” y en el que “el fondo y la forma se acoplan” para poder ser leído por un público muy diferente. Al mismo tiempo que destacaron la originalidad y gran riqueza léxica y sintáctica de Carmen Palomo, ganadora del accésit. En definitiva, “son dos obras valiosísimas y muy distintas entre sí”, según subrayaron entonces los miembros del jurado durante el fallo.

Premiados
Luis Alberto de Cuenca ya tiene relevo. Se trata de Santiago Alba Rico, escritor, ensayista y filósofo madrileño, con una extensa trayectoria a sus espaldas, en la que no solo es reconocido por sus ensayos y libros sino también por su relación con el programa ‘La Bola de Cristal’, cuya creación corrió a cargo de su madre, la genial Lolo Rico.
Marcó a una generación con sus guiones para los electroduendes, cinco pequeños muñecos que los niños de aquellos ochenta recordaran con nostalgia, de cuyos diálogos fue responsable Santiago. Tras un éxito tan abrumador se trasladó a vivir al Cairo en 1991 dónde permaneció durante siete años y donde escribió algunas de sus obras más importantes como ‘Apuntes para una antropología del mercado’ , por el que quedó finalista en 1995 del Premio Anagrama de ensayo.
En 1998 trasladó su residencia a Túnez, ciudad en la que vive actualmente, y donde se ha dedicado al análisis del mundo contemporáneo y a la interpretación del mundo árabe. Ha traducido al castellano a algunos autores árabes, como el poeta egipcio Naguib Surur o al escritor iraquí Mohamed Judayr.
Ahora llega hasta las librerías de la mano de Visor, responsable de editar ‘Caídas’, un libro que, en palabras del jurado, cuenta con un tono melancólico que, no solo mira al pasado, sino que está dotado de un gran componente de crítica social, desde la polisemia que aporta el término ‘caída’. También ha influido la musicalidad y el ritmo de las composiciones y el acople entre fondo y forma.
Durante su discurso Alba, además de recitar algunos de los poemas de su obra ‘Caídas’, ha “defendido la caída frente al duelo”. Algo que ha servido como ejemplo de la polisemia del término que preside todo el poemario. Asimismo, recalcó que la poesía puede ser el justificante de muchas emociones y sentimientos, pero “nunca puede mentir”, además de reivindicar el papel de la literatura poética en un momento marcado por los conflictos y las guerras en distintas partes del mundo, con una alusión específica a la situación entre israelíes y palestinos.
El accésit de este año, dotado con 3.000 euros, ha sido concedido a la madrileña Carmen Palomo Pinel por su obra ‘Ramas de mirto en la Ciudad Eterna’ del que el presidente provincial, Miguel Ángel de Vicente hizo un guiño mientras señalaba que todos los caminos “llevan, o pueden llevar, a Roma y todas las ciudades eternas pueden conducir al camino que lleva a subir los escalones de este Salón de Plenos para recoger uno de los galardones de este reconocimiento literario”.
El poemario de Carmen Palomo remite al Derecho Romano, lo que ha conferido un alto grado de originalidad que ha tenido en cuenta el jurado, al igual que la riqueza léxica y sintáctica. Tras recoger su reconocimiento, la autora explicó como su obra está ligada al Derecho Romano, del que es profesora, pero lo desborda. Así reivindicó el papel de la lírica, ya que “aparentemente algo tan lejano a la poesía como el Derecho Romano puede dar lugar a la inspiración poética, porque la belleza está en todas partes”.

Treinta y cuatro años
El Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma nace en 1991, un año después del fallecimiento del poeta catalán, tan arraigado a Segovia, que le da nombre. Lo crea el entonces presidente de la Diputación de Segovia Javier Reguera que propone la creación del galardón a Gonzalo Santonja, actual consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, impulsor en aquellos noventa de iniciativas editoriales y coordinador del premio.
La primera edición contó con unos jueces de excepción entre los que se encontraba Rafael Alberti, presidente del honor hasta su fallecimiento en 1999 y Luis Rosales poeta y ensayista de la generación del 36. Además de otros literatos destacados como José Manuel Caballero Bonald, José Agustín Goytisolo, Mario Benedetti, Félix Grande, José Luis Puerto y Chus Visor.
Jurado que se ha visto modificado a lo largo de los años, sumando nombres relevantes a su lista como Crisitina Peri Rossi en 2004 o Elena Santiago en 2006, así como el galardonado en la edición de 2023 Luis Alberto de Cuenca que se integró en el mismo en la edición XVIII. Nombres relevantes de la literatura que sin duda avalan este premio tan capital para la lengua castellana.
En su palmarés nombres tan destacados como Luis Alberto de Cuenca, Manuel Vilas o Clara Janés entre otros, que se han alzado con esta distinción que ha servido para dar voz y visibilidad a poetas que estaban comenzando su carrera, así como para apoyar a otros que ya habían dado a conocer su talento y valía en el mundo de los versos.
Un premio mantenido a lo largo de más de tres décadas, a prueba de cambios de presidentes provinciales y de la oleada de nuevos géneros literarios surgidos con fuerza en los últimos tiempos. Que ha sabido reconocer, en palabras de Juan Manuel de Prada “a autores jóvenes como Juan Carlos Mestre, José Luis Rey o Joaquín Pérez Azaustre. Además de a poetas consagrados como Jaime Siles, Clara Janés o Victoriano Cremer, que obtuvo el premio rozando los cien años de edad.”
Un prestigio, ganado a pulso, que sigue en lo más alto treinta y cuatro años después y que honra, de manera excepcional, la figura de uno de los poetas nacionales más universales y reconocidos a nivel mundial. Sin duda, cómo ya apuntó De Prada, el Premio de Poesía Gil de Biedma, se ha convertido en gran patrimonio para la ciudad y provincia de Segovia en primer lugar y para toda España y América hispánica.
