Cuenta el artista plástico Juan Pablo Sánchez, nacido en Casablanca en 1949 y afincado en Segovia desde 1974, que cada día se levanta pintando y se acuesta pintando, aunque no tenga el pincel en su mano. Pinta todos los días, aunque, según confiesa, “no estoy ocho horas delante del cuadro, del que huyo normalmente”. “El cuadro –dice- es muy mala persona, te obliga, así que me voy y me marcho, hasta que llega un momento en el que lo domino, y cuando se acaba, se aleja de mi y vuelvo a empezar otro”. La pintura es su vida, aunque no su ‘modo de vida’. “Antes uno tenía que pintar, hacer ciertas concesiones al espectador para vender, y ahora no es el caso, tengo la suerte de volar libre, de volar alto, de estar a gusto y de llevarme al espectador a donde él se deje llevar”, confiesa.
Ese sensación de libertad y sosiego , de memoria, de ser consciente del paso del tiempo, de madurez, en suma, también a nivel técnico, se refleja en la última exposición de Juan Pablo Sánchez, inaugurada ayer en La Alhóndiga y que podrá contemplarse hasta el próximo 3 de abril.
Momentos antes de la inauguración, en presencia de la concejala de Cultura, Marifé Santiago, el artista admitía que le resultaba difícil hablar de su obra. “El hecho de definirse, de ser espectador de mí mismo me cuesta mucho, no es fácil”, apuntó Sánchez, quien admite que le exposición muestra una nueva evolución en su obra, que “no es perfección de lo anterior, sino cambio, como cambia uno mismo”.
Sánchez huye de poner título a sus cuadros para no condicionar al espectador. Es más ha optado por bautizar con su propio nombre, simplemente, la exposición de La Alhóndiga. “Si pongo títulos va en detrimento de las obras, sería dar una explicación, coartar al espectador, no quiero cortar ese viaje, sentir o crítica de quien lo contempla”, añadió Sánchez, fiel a sus principios sobre el vuelo libre de artistas y público.
En La Alhóndiga se exhiben 37 óleos (en pureza, técnicas mixtas), y varias obras de pintura al pastel, una técnica a la que renegaba Sánchez y que, sin embargo, ahora ha descubierto que “responde” para obras de gran tamaño. “Preparo las tizas, por llamarlo de alguna manera, con mis pigmentos, con lo que la técnica esta hecha desde el principio, se presta al modo de pintar al óleo, es más divertida y menos cruel”.
luces tenues La exposición la integran obras sobrias de forma indefinidas, colores apagados y luces tenues que trasladan a sus paisajes interiores. En la obra de Sánchez se atisba la huella de grandes pintores españoles como Velázquez, Goya o Solana; además de influencias del surrealismo y el expresionismo. Sánchez admitió ayer que en su evolución la figuración ha quedado un tanto desdibujada. “Sí, es cierto, casi desaparece, pero respeto a la figura humana y es casi trascendente, porque una silla es la representación de la ausencia de esta figura, un recuerdo”.
Coordinada por Raquel Argüello, la exposición está producida por el propio Sánchez y por el Ayuntamiento de Segovia, que quiso estar presente en la inauguración a través de su concejala de Cultura, Marifé Santiago.
“Esta muestra tiene mucho de veladura, de memoria, de un recorrido que ha hecho el artista consigo mismo”, apuntó la edil. Y añadió: “Al ver la muestra me he acordado de María Zambrano, cuando decía que el filósofo busca y el poeta encuentra, hay un momento en el proceso de creación en el que el artista se para, busca no sabe muy bien el qué y al final esa búsqueda acaba en el punto de partida, es como un volver, un encuentro y mi impresión es que Sánchez juega con esa veladura, con esa niebla”.
Con entrada libre, se podrá visitar hasta el 3 de abril en horario de miércoles a viernes de 17.30 a 20.30 horas; y sábados, domingos y festivos de 12.00 a 14.00 h y de 17.30 a 20.30 h. Los sábados 19 de marzo y 2 de abril, a las 12.00 horas, el pintor impartirá sendos talleres gratuitos para familias. Las inscripciones se pueden recoger en la Concejalía de Cultura (C/ Judería Vieja, 12 / 921 46 67 52).
Grabador y dibujante.- Juan Pablo Sánchez nace en Casablanca (Marruecos), en 1949. Estudia en reconocidas escuelas de Bellas Artes en España y en el extranjero. Ha vivido en La Coruña, Córdoba, Sevilla, Madrid, y también en Casablanca, París o Nueva York. En 1974 fija su residencia en Segovia. En 1978 funda y dirige hasta su cierre en 1987 la primera Escuela de Grabado y Litografía de Segovia «Antonio Espinosa de los Monteros». Ha participado en diversos proyectos con la Fundación Nacional del Vidrio de la Granja de San Ildefonso. Ha sido galardonado con varios premios de pintura. Ha participado en infinidad de exposiciones individuales y colectivas, en Segovia, Santander, Zamora, Salamanca, Teruel y en Ferrara (Italia). Su última exposición en Segovia fue el año 2007. Además de pintor, Sánchez es también es un gran dibujante, grabador y escultor.