La crisis en el tenis español se agravó ayer con la dimisión de Arantxa Sánchez Vicario como capitana del equipo de Copa Federación. La catalana se unió así a la mayoría de las jugadoras en su oposición al presidente de la Federación Española, José Luis Escañuela, al que se le han abierto muchos frentes apenas un mes antes de las elecciones.
La tres veces ganadora de Roland Garros presentó su dimisión irrevocable en una carta enviada a Escañuela, en la que muestra su apoyo a las tenistas rebeldes.
Hace una semana, algunas de las principales raquetas del país anunciaron su decisión de «romper relaciones» con el mandatario, por considerar que había incumplido sus compromisos para fomentar el tenis femenino.
Además, y para colmo de males, el pasado viernes, la Federación madrileña declaró a Escañuela «persona non grata» por, entre otras cosas, «fraude» al convocar los comicios, «oscurantismo» con las finanzas y «falta absoluta de lealtad».
El de Madrid es uno de los organismos regionales -junto a Cataluña, Aragón, Castilla La Mancha, Castilla y León e Islas Baleares- que se han levantado contra el actual presidente para disputarle la jefatura del ente en las elecciones que se celebrarán el próximo 19 de enero. El grupo opositor pretende presentar al empresario Joan Rigau como candidato alternativo.
