Pedro Sánchez perdió ayer la primera votación en el Congreso para ser investido presidente, al contar solo con el apoyo de su partido, el PSOE, y los regionalistas cántabros, en un debate tras el que Podemos decidió, en el último momento, abstenerse en un nuevo gesto para buscar el acuerdo.
Un acuerdo que tiene que llegar antes de veinticuatro horas, porque mañana se producirá la segunda votación en la Cámara Baja, en la que el candidato necesita mayoría simple —más síes que noes— para su elección.
Conscientes de ello, los socialistas intentarán ahora reconducir la situación y hablar con Podemos para pedir una reunión formal y hacer una nueva oferta para el acuerdo de coalición.
El rechazo a la investidura de Sánchez en este primer intento que requería la mayoría absoluta fue contundente, con 170 noes, 124 síes y 54 abstenciones.
Diálogo
Los votos contra la investidura fueron los previsibles de PP, Cs y Vox, así como de ERC, JxCat, Coalición Canaria y Navarra Suma, aunque se les sumó una sorpresa: El ‘no’ de la portavoz de Unidas Podemos, Irene Montero, que votó a primera hora de la mañana telemáticamente, cuando su partido, al final, decidía abstenerse.
Junto a Podemos se abstuvieron PNV y Compromís.
El voto “equivocado” de Montero demuestra que Unidas Podemos amaneció con la idea de votar contra la investidura de Sánchez, después de una primera jornada de debate muy dura en la que Pablo Iglesias reprochó a los socialistas que solo ofrecieran a Podemos cargos y competencias “decorativas” y advirtió a Sánchez de que su partido no pensaba dejarse humillar.
Sin embargo, tras la intervención de la portavoz socialista, Adriana Lastra —con un tono más conciliador que el de Sánchez— y del último llamamiento de éste al acuerdo, Unidas Podemos anunciaba su intención de abstenerse.
A la salida del pleno, la portavoz de Galicia en Común, Yolanda Díaz, admitía que la abstención de Podemos buscaba favorecer el diálogo, mientras la portavoz adjunta de la coalición, Ione Belarra, pedía al PSOE un movimiento rápido que favorezca las negociaciones porque, como ha recalcado, “se está acabando el tiempo”, advirtió.
Reprimendas
En el debate, Sánchez tuvo que escuchar más de un mensaje, incluso reprimendas, instándole a continuar la negociación con Podemos.
El portavoz del PNV, Aitor Esteban, anunciaba la abstención de su grupo pero pedía a Sánchez “un paso flexible y decidido al frente” y “sin miedos” para tejer un acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos.
Gabriel Rufián, portavoz de ERC, advirtió al candidato de que está jugando a la “ruleta rusa” y confirmó que su partido facilitará la investidura siempre que haya acuerdo con Podemos.
Sánchez tuvo con Rufián un cara a cara mucho más amistoso que el que le enfrentó a la portavoz del otro partido independentista, Laura Borràs, de JxCat.
Acusó a Junts per Cataluña de haberse instalado en la “antipolítica” y de convertirse en un partido “inútil desde el punto de vista parlamentario parar defender los derechos y la prosperidad del pueblo catalán”.
La portavoz de Coalición Canarias, Ana Oramas, fue también muy dura con Sánchez. Joan Baldoví, de Compromís, también dio a Sánchez otro aviso, el de que una repetición electoral puede ser su “tumba”.
Sánchez no dejó escapar su última oportunidad y se dirigió a PP y Cs para pedirles su abstención y a Podemos para reclamar el acuerdo. Si no lo consigue, se convertirá en el único candidato de la democracia con dos investiduras fallidas.
