Con un sol primaveral y una magnífica temperatura, la plaza de San Lorenzo fue ayer un año más el epicentro de la solidaridad con las comunidades del barrio caraqueño de La Pradera (Venezuela), Dete (Zimbabwe) y Haití a través del rastrillo solidario orientado a conseguir fondos para desarrollar proyectos asistenciales en todas ellas.
El Grupo de Acción Misionera de la Parrroquia de San Lorenzo movilizó a voluntarios y firmas colaboradoras para ofrecer ayer un completo muestrario de productos a la venta, desde calzado a libros, pasando por artesanía, adornos, menaje de cocina y una atractiva oferta de repostería casera que no pasó inadvertida.
Los vecinos del barrio dedicaron ayer varios minutos de su ocio festivo a visitar este mercadillo solidario, con el que contribuyen desde hace años a hacer la vida un poco más fácil a los niños de estos tres puntos situados en algunas de las zonas más deprimidas del planeta.
Natividad Ruiz, religiosa de la congregación de Carmelitas Vedrunas explicó que la implicación del barrio de San Lorenzo a través de la parroquia con los proyectos solidarios comenzó hace 16 años en La Pradera, donde comenzó a desarrollarse un proyecto educativo y asistencial destinado a los «niños de la calle», que ya ha comenzado a dar frutos, ya que muchos de los niños que iniciaron su formación en este proyecto hoy forman parte de él como maestros y educadores.
Desde hace dos años, la acción solidaria se extiende también a la población zimbabwense en Dete, y el violento terremoto de Haití hizo necesaria una acción similar, en este caso para construir un grupo escolar para 500 niños, dotado de cocina y comedor para que los chavales puedan tener garantizada la manutención mientras se forman académicamente.
El rastrillo solidario verá complementada su actuación con la «Marcha Solidaria» convocada para el próximo domingo día 15 de mayo, cuya inscripción permanece abierta y que servirá no sólo para dar un atractivo paseo por el cinturón verde de Segovia, sino para colaborar activamente con estas causas.
