Un colegio no envejece. Aunque en el caso del centro San José, como bien hizo notar ayer el director, Antonio Sanz Giraldo, las baldosas del suelo sigan siendo las mismas que hace medio siglo, sus aulas reciben cada curso savia nueva. Niños y niñas inician su formación y, algún año, maestras o maestros jóvenes llegan para sustituir a los que alcanzan la edad de la jubilación.
El colegio San José inició ayer una serie de actos conmemorativos de su cincuenta aniversario como centro docente. La comunidad educativa y los vecinos del barrio segoviano del mismo nombre están de celebración. Por eso la asistencia al acto inaugural fue muy numerosa, destacando una amplia representación del profesorado jubilado.
Poco después de las seis de la tarde, el delegado territorial de la Junta, Javier López-Escobar y el alcalde, Pedro Arahuetes, descubrían una placa conmemorativa en la entrada principal del colegio. A continuación, en un reducido salón de actos, que se quedó pequeño para albergar a todos los asistentes, se sucedieron las intervenciones de las autoridades.
Antes, el director del colegio contó un breve relato sobre la escuela de un pueblo de las Alpujarras en el siglo XVIII, que ejemplifica las penurias habituales a las que tienen que hacer frente los responsables de los colegios. La historia sirvió para que después el alcalde y el delegado bromearan sobre las competencias de cada administración en el mantenimiento de los centros educativos.
Sanz Giraldo tuvo palabras de agradecimiento “en particular para aquellos que formaron los pilares del colegio” y “un recuerdo entrañable” para quienes nos han dejado.
Por su parte, el alcalde mostró su satisfacción por participar en el acto, ya que nació en el barrio de San José y, aunque no estudió en el colegio, se siente vinculado a su trayectoria. Aseguró que el centro “tiene pasado, presente y, por supuesto, futuro, como el barrio”.
En este sentido hizo referencia al Área de Rehabilitación Integrada (ARI) del barrio, programa de rehabilitación que, en su opinión, “lo transformará de forma importante” a lo largo de los próximos cinco años.
Tanto Arahuetes como el delegado territorial rondan los cincuenta años y ambos hicieron referencia a que la vida de este colegio ha corrido paralela a las suyas, como el crecimiento de la ciudad. El alcalde recordó que San José era, cuando se construyó el colegio, el último barrio de la ciudad.
Por su parte, López-Escobar, dijo que su vinculación con el barrio lo es por su matrimonio, ya que está casado con una natural de San José.
En su condición de profesor de Secundaria e hijo de maestra, también dijo sentirse ligado a la celebración de este aniversario.
“La cultura se adquiere a través de la enseñanza que trasmite el gran colectivo que es la familia docente”, indicó el delegado territorial, además de afirmar que “los maestros y maestras son los trabajadores públicos más preocupados por su propia formación”.
Mantuvo que al cumplir cincuenta años, los centros educativos no merecen “el calificativo de viejos”, porque mantienen “la alegría de la actividad docente” y deseó a la comunidad del colegio San José “el mayor éxito en el presente y en el futuro”.
Al acto inaugural asistió también el director provincial de Educación, Antonio Rodríguez Belloso, y las concejalas de Medio Ambiente y Participación Ciudadana, Paloma Maroto y Blanca Valverde, además de integrantes de la Inspección educativa. Pero destacó especialmente el gran número de profesores que han dado el callo en sus aulas. Fue un momento de encuentros, emociones, sentimientos.
