Aunque las viejas crónicas cuentan que San Frutos se retiró al desierto del Duratón a llevar una vida de oración, en el silencio de aquellos inhóspitos parajes, lo cierto es que los restos del eremita reposan en la actualidad con mucho ruido a su alrededor. Al menos durante los días de Semana Santa.
Los datos proporcionados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León señalan que en los días centrales de la Semana Santa de 2015 —de Jueves Santo a Domingo de Resurrección— por el camino que lleva desde el pueblo de Villaseca hasta el aparcamiento de la Cruz de la Carretada pasaron un total de 2.532 vehículos ligeros. El día que ese camino soportó mayor tráfico fue el de Viernes Santo, con 1.042, cifra récord de 2015.
A pesar de esta avalancha de público, el mes en que cae Semana Santa no es tradicionalmente el que San Frutos recibe a más devotos. Ese privilegio lo ostenta, de forma habitual, agosto. En el de 2015, al mencionado aparcamiento llegaron 4.430 vehículos ligeros, cifra ligeramente superior a la del mes en que cayó Semana Santa, abril, con 4.287, y a la de octubre —mes que incluye la festividad del santo segoviano, el día 25—, con 3.993. Los siguientes meses con más movimiento de vehículos en San Frutos son mayo, septiembre y noviembre.
El aforador de vehículos con el que cuenta la Junta en el citado camino de Villaseca revela que los dos meses más tranquilos son, con diferencia, febrero (951 vehículos ligeros) y enero (1.465). A modo de curiosidad, solo hubo dos días el pasado año en que no circuló ningún coche por el camino de cinco kilómetros de tierra entre Villaseca y el aparcamiento, el 5 y el 29 de febrero, coincidentes con dos nevadas de relieve.
El perfil del visitante a San Frutos es variopinto. Además de quienes acuden por devoción al santo curador de hernias y quebraduras, son multitud los que desean contemplar la mayor colonia de buitres leonados de España, y los que se acercan a descubrir el arte románico de la ermita. Acabada la visita, el destino natural de quienes han pasado por San Frutos es ir a la villa de Sepúlveda, a degustar su afamado cordero en alguno de sus asadores y/o a recorrer sus diferentes espacios expositivos, como la Casa del Parque de las Hoces del río Duratón, el Museo de los Fueros o la Cárcel recientemente rehabilitada.
A falta de conocer los datos exactos del número de vehículos ligeros que ha ido hasta San Frutos la Semana Santa que acaba de concluir, todo indica que la cifra será superior a la de 2015, a tenor de las estadísticas facilitadas en la Oficina de Turismo de Sepúlveda. “En 2015 —explicaba ayer su responsable, Margarita de Frutos— atendimos a unas 4.000 personas; este año el incremento será cercano al 10%”. Otro indicador de la Semana Santa en la comarca es el de la asistencia a las visitas teatralizadas que organiza la empresa ‘Sepúlveda Viva’; y según su promotora, Ana Herrero, todos los pases programados durante estos días han estado llenos
Hoy, tras la tempestad de la Semana Santa, llegará la calma a la ermita de San Frutos y su entorno. Y en su cielo se podrá ver, con un poco de suerte, alguno de los alimoches que anida en las paredes rocosas de las Hoces del Duratón.
