Hace unos diez días, la catedral de Segovia celebraba el quinto centenario de la colocación de la Primera piedra. En ese contexto, el Excmo. Sr Consejero, Gonzalo Santonja invitó a los asistentes a “socializar los saberes” si queremos que el patrimonio artístico, incluido el religioso, siga existiendo sin perder su identidad.
“Socializar los saberes” se refiere al proceso de compartir, difundir e integrar conocimientos dentro de una comunidad o sociedad, transformándolos de una experiencia individual o especializada a un bien colectivo. Implica no solo la transmisión de información, por ejemplo sobre san Frutos, sino también la construcción social del conocimiento a través de la interacción, la reciprocidad y la integración de saberes desde diferentes ámbitos culturales y sociales.
Por ejemplo, podemos acercarnos al patrimonio de la tradición de San frutos. La primera consideración a tener en cuenta es que el patrimonio pertenece a todos. No se trata de propiedad sino de pertenencia. San frutos como tradición religiosa es propiedad de la Iglesia católica, pero pertenece a todo el acervo cultural del pueblo que lo ha conservado, restaurado y potenciado desde generaciones.
“Socializar los saberes” referidos al mito y al hecho religioso e histórico “San Frutos” es un proceso en el que todos comparten, difunden e integran todos los conocimientos existentes sobre el personaje, sobre san Frutos. Los saberes sobre el santo se integran en diferentes ámbitos como son: el culto religioso, honrar la reliquia, el villancico, el paso de la hoja, las sopas de ajo, la caza de gorriones, el camino de san Frutos, etc.
Si como pertenencia, la religiosidad popular y cultural de san Frutos es propio de todos, lo es por todo el entorno cultural que lo rodea. La dimensión religiosa de san Frutos como anacoreta que deja el mundo y se dedica a la contemplación de la naturaleza y dar testimonio de la banalidad de la vida respecto a la importancia espiritual y a la ayuda desinteresada a los campesinos de la estepa sepulvedana pertenece a la religión católica.
Pero entorno a san Frutos se han ido creando diversas tradiciones culturales que han ido configurando un estilo de ser segoviano: el encuentro entorno a la ermita ha hecho que a lo largo de los siglos las gentes de aquel lugar se reunieran en la estepa y formaran comunidad transmitiendo su cultura y sus costumbres que van desde el peregrinaje con mulos y carretas hasta la comida en grupos al cobijo de las retamas.
Asimismo, el villancico se ha ido configurando como una identidad no solo de quienes asisten en la catedral a compartir su emotiva musicalidad sino también la de aquellos que oyen su música y asumen a san Frutos como persona que les identifica como segovianos (aunque vivan ahora en ciudades cercanas o lejanas) y no solo como creyentes sino también en cuanto la tradición de san Frutos favorece la cultura del encuentro.
Pero han ido apareciendo otras tradiciones como las señaladas anteriormente que favorecen el encuentro en la plaza mayor y frente a la puerta de la catedral de una multitud en el que no se distinguen clases sociales.
Todo ello junto a las súplicas oracionales de los devotos besando la reliquia o asistiendo al culto cristiano hace que la fiesta de san Frutos reúna un conjunto de saberes que precisa un conocimiento serio y una trasmisión cultural de forma unificada. Todos los saberes que configuran la fiesta de san Frutos son importantes a tener en cuenta.
Por ello, la experiencia y celebración de la fiesta es propio del pueblo en su conjunto y la explicación de estos saberes han de hacerse también en su conjunto. Esto hace que tengamos que denunciar aquellas posturas de algunos guías turísticos que al exponer o explicar la fiesta de la imagen de san Frutos se quedan en lo anecdótico y mítico olvidando la socialización de saberes en torno a esta gran fiesta que identifica al pueblo segoviano.
La socialización de saberes exige que su transmisión esté basada en verdades: históricas o contadas tradicionalmente. Estaría en contra de esta socialización la introducción de mentiras o cuentos que nada tienen que ver con la construcción que el pueblo segoviano ha hecho de esta noble tradición.
