La escritora y periodista siria Samar Yazbek retrata el dolor de una Siria “descuartizada” por la guerra en ‘La Frontera’, una novela que recoge los tres viajes que realizó en 2012 y 2013 a su país, del que está exiliada por su oposición abierta a Bassar Al-Assad, y las historias personales que conoció. En una entrevista, la autora relató que volvió a Siria —después de diez meses en París, donde vive actualmente—, para implicarse en su país, sin pensar en el peligro que suponía, “ahora los acontecimientos continúan, la destrucción y la muerte continúan, el dolor que siento va a más, es una herida abierta y se infecta”, describió.
La escritura de ‘La Frontera’ ha servido a Yazbek para explorar y conocer la relación entre la vida y la muerte, así como para aproximarse a la belleza y rememorar las víctimas, “porque la memoria de las víctimas es un sueño de belleza para lograr la justicia y la dignidad”, reflexionó. Desde el golpe de estado que llevó a Al-Assad al poder, el mosaico étnico y religioso del país quedó al servicio de la nueva dictadura, observó Yazbek. “El pueblo sirio quería superar la herencia de la dictadura —durante la primavera árabe— pero las intervenciones exteriores pararon este proceso y fomentaron las diferencias religiosas”, relató. La periodista destacó que durante los primeros cuatro años hubo neutralidad, y señaló que los gobiernos occidentales intervinieron “cuando vieron en conflicto sus intereses, no los sirios; lo que han hecho es agravar más la situación”, lamentó, para admitir que no cree en las buenas intenciones futuras.
Actualmente, el Ejército Libre está derrotado, solo quedan Al-Assad e Isis porque así lo ha querido la comunidad internacional con su neutralidad, deploró la periodista, que trabaja como colaboradora para distintos medios e impulsa acciones sociales para la mujer en Siria. La primera obligación de un informador es esclarecer la verdad. “No es una cuestión de oficio, sino de ética y compromiso”, sentenció la escritora, que reconoció que hay cierto desconocimiento por parte de los medios de toda la realidad árabe.
A la dificultad de los periodistas internacionales de permanecer en territorio hostil en Siria, se suma la aparición de Daesh y la propaganda de Assad, que ha “secuestrado y condicionado los informadores sobre el terreno”, dijo.
