La cineasta británica Sally Potter carga contra la hipocresía política, social y humana en ‘The Party’, una tragicomedia coral en la que usa “el poder catárquico de la risa” para abrir y “dejar al descubierto realidades ocultas” en asuntos como la lealtad, el lenguaje, la verdad, el feminismo o la maternidad.
“El feminismo es una palabra difícil porque todo el mundo piensa que sabe lo que significa, pero no hay consenso”, manifestó la directora durante una entrevista con motivo del estreno de su película hoy en los cines españoles.
La cinta, que participó en las pasadas ediciones de la Berlinale y la Seminci de Valladolid, está protagonizada por Patricia Clarkson, Bruno Ganz, Cherry Jones, Emily Mortimer, Cillian Murphy, Kristin Scott Thomas y Timothy Spall. La acción discurre en la casa de Janet (Scott Thomas), hasta donde se acercan varios amigos para celebrar su nombramiento como ministra del Gobierno, aunque la velada se transformará en una tragedia.
La directora relató que escribió esta cinta en un momento político de desánimo en el que “todo derivaba hacia el centro” y en el que “no se distinguía entre izquierda y derecha”. “Nadie decía la verdad, solo querían ganar votos”, recordó.
Las cosas cambiaron a medida que avanzaba en su guion y, en el caso de la izquierda, el Partido Laborista cobró “nueva vida” y “energía”. “Las cosas están cambiando rápidamente en Reino Unido. La oposición tiene más energía en este momento porque puede ver lo mal que han ido las cosas, pero todavía no está en el poder”, dijo.
En este sentido, aunque cree que “no se puedan depositar todas las esperanzas en una sola persona”, considera que el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ha dado “nueva vida” a las generaciones jóvenes, para quienes se ha convertido casi en una “estrella del rock”.
Como contrapunto a Jane y para evitar un relato “unidireccional”, entra en escena un “joven banquero, irlandés y guapo” que representa al conservadurismo y que recuerda a la recién nombrada ministra que “no son las ideas las que han comprado la casa” en la que vive, “sino el dinero”. “Hay que fortalecer la voz del otro lado para mostrar las contradicciones”, agregó.
Potter explicó que cada uno de los personajes de esta película lucha por contar la verdad. Sin embargo, descubren en una situación de crisis que “su imagen se pone a prueba” y se ven obligados a “afrontar su nivel de hipocresía, tanto a nivel personal como en sus principios, que no son sagrados”.
Estructuras de poder
Sally Potter cree que el feminismo, que a su juicio vive un “renacimiento” en las generaciones más jóvenes, no tiene réplica en el cine, donde “las estructuras de poder no han cambiado mucho” en los últimos años, y donde “lo más interesante” en este sentido es la existencia de “muchas y muy buenas prominentes directoras”. “Cuando yo empecé era la única”, resaltó.
El escándalo de Harvey Weinstein, al que han seguido otros tantos nombres, “no es más que un síntoma de una situación mucho más amplia”, tal y como enfatizó, y solo ha servido como “chivo expiatorio para el patriarcado que ha existido siempre”.
Según recordó, ella nunca quiso trabajar con él porque no le gustaba su reputación y su manera de evitar estos problemas en el cine ha sido crear su propia industria. “Empleo a mi gente, tengo mi propia compañía y creo un ambiente de respeto donde no se explota a nadie”, dijo.
Otro de los temas que aparece en la película es la maternidad, un asunto que en palabras de Potter se está “reinventando constantemente” y sobre el que surgen preguntas acerca de lo que se espera de las mujeres y de su sacrificio.
