José Milicua, catedrático de Historia del Arte de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, fue el director, en 1987, de la “Historia Universal del Arte” que publicó la Editorial Planeta en once gruesos volúmenes, con abundancia de fotografías y textos sobre las distintas épocas del arte redactados por destacados expertos en cada uno de los periodos correspondientes. El profesor Milicua escribía en el prólogo de la gran obra: “Hoy se tiende a devolver a la obra de arte a su entorno originario, y al ser estudiada en función de la realidad social que la produjo, se suscita el interés por otros fenómenos artísticos antaño considerados “menores”. Nuestra visión del arte es una visión global, en la que coexisten tradiciones y actividades de muy diverso signo”.
Creo que esto se viene produciendo en nuestra ciudad desde que hace años el arte empezó a experimentar incorporaciones de todo tipo, es decir, tendencias y visiones artísticas que hoy abarcan una serie de producciones que se van consolidando, aunque en un principio se vieron con mucho recelo. Los “ismos” y los más variados procedimientos artísticos hoy son un fenómeno normal, y en Segovia se viene aceptando plenamente, aunque también aquí sus principios suscitaran muy controvertidas opiniones.
A la existencia de museos y salas de arte en número muy corto hace décadas, se han ido sumando otros espacios de mayor contenido, en los que hoy se pueden contemplar obras de arte, pintura, escultura y fotografía, el “boom” del momento, de las más diversas y actualísimas tendencias.
Diversos textos de especialistas en arte, segovianos o próximos a nosotros, se han encargado de recordar estos movimientos artísticos que se han venido originando, que podemos remontar –quizá expertos me puedan señalar otras épocas- al mantenimiento en nuestra ciudad de obras que podemos incluir en la “amplitud” de estilos y visiones, cosa que puede leerse en el libro “De El Paular a Segovia”, de Mesa Esteban Drake. En 1930 la Universidad Popular Segoviana montó una exposición pictórica en la que hubo cuadros de Esteban Vicente, sobre el que ya entonces Alfredo Marqueríe, según cuenta José María Parreño en el libro “El Siglo XX en la Casa del Siglo XV”, manifestó en una conferencia que el pintor no era un loco, según manifestaban los que le trataron.
Precisamente la citada Casa del Siglo XV, que “se inventaron” los hermanos Ángel y Jesús Serrano, puede considerarse como un hecho cultural histórico en la ciudad, dado que aquella era una época en la que las prohibiciones en muchos aspectos, incluso los artísticos, estaban a la orden día, y ellos, con su decisión, rompieron un, digamos límite, hasta entonces no sobrepasado por nadie. En esos tiempos también aparece el arte “sorprendente y muy incomprendido” de Pepe García Moro, y creo que desde entonces, la cuestión de las interpretaciones artísticas se fueron moderando, y asimilando, en la ciudad.
Se incorporaron posteriormente a este mundo el Museo de Arte Contemporáneo “Esteban “Vicente” y algo después el Palacio de Quintanar, que han ayudado a que en Segovia vayamos aprendiendo a asumir las muchas novedades que el arte viene ofreciendo.
Además de los restantes museos conocidos de todos, en los últimos años se han venido incorporando a ellos como nuevos espacios expositivos varios centros de enseñanza e incluso establecimientos, especialmente hosteleros, en los que algunos artistas cuelgan sus obras para conocimiento y disfrute de los frecuentadores del correspondiente local.
