En torno a cinco mil personas se dieron cita ayer en la Plaza Mayor de Salamanca para rendir homenaje al seleccionador nacional de fútbol, Vicente del Bosque, quien recibió de manos del alcalde de la ciudad el título de Hijo predilecto de Salamanca, distinción que, hasta la fecha, únicamente había recaído en el pintor José Manuel González Ubierna, y los ex alcaldes Pablo Beltrán de Heredia y Fernando Fernández de Trocóniz y Demetrio Gómez Planche
Durante su intervención, interrumpida en varias ocasiones por los aplausos de la multitud congregada en el ágora pese al calor, del Bosque hizo gala de su humildad habitual al señalar que únicamente ha sido un futbolista «y ahora sólo un entrenador de fútbol que ha intentado cumplir con su responsabilidad».
Del Bosque aseguró sentirse «afortunado por haber nacido en Salamanca» y confesó que, día tras día, aspira a la pureza de su origen «intentando ser un charro lígrimo». Los momentos de mayor emoción se vivieron al recordar a sus padres y a su hermano, fallecido de forma prematura, mientras evocaba «aquellos años difíciles, de la leche en polvo y el queso amarillo que daban los americanos y nos ayudaba a crecer».
Un audiovisual recordó la trayectoria profesional y personal del homenajeado de quien el alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote, destacó su «sencillez proverbial, su serenidad característica, su hombría de bien y su forma ser tan sencilla y humilde».
Lanzarote le agradeció el hecho de haber situado siempre a Salamanca «en el centro de su existencia» y destacó del homenajeado que, en su labor habitual, antes que vestir una camiseta y conseguir un triunfo, siempre efímero, «Vicente enseña a los jugadores a tratar de ser buenas personas y hombres de provecho».
La entrega de la distinción también incluyó la felicitación de la Casa Real, personificada en Sus Majestades Los Príncipes de Asturias quienes, mediante un telegrama, hicieron patente su alegría «por la noticia del merecido nombramiento de Hijo Predilecto.
