“Los cineastas tenemos una responsabilidad”. Así de seguro se muestra Iván Sáinz Pardo, director y guionista, sobre el papel que juega el cine en la educación de la sociedad en la que se proyecta; y, sobre todo, sobre la responsabilidad que tiene a la hora de elimina unos estereotipos que aún se perpetúan: la mujer víctima, que necesita un hombre a su lado, que siempre tiene que estar guapa… “Yo hago cortometrajes y ese mundo sigue estando un poco al margen de las salas y los programas buenos de cine, y ahí sí que es verdad que te encuentras con muchas más temáticas sociales, temáticas donde se aborda el universo femenino y temas que interesan a la mujer y hay personajes femeninos interesantes; pero en cuanto uno salta al cine comercial, el papel de la mujer es lamentable”, reconoce.
“Hay muy pocos papeles para mujeres y los que hay están totalmente estereotipados; se ha avanzado muy poco en estos años, porque los personajes principales y de hombres tienen un desarrollo dramático distinto o más moderno; pero el de la mujer se ha quedado en lo de siempre: la mujer que hay que rescatar, dócil, sexualmente pasiva o consumista, que está desesperada porque no ha encontrado su media naranja, un hombre al que cuidar o que la mantenga… Cosas totalmente acartonadas y de antes”, lamenta.
Y a esto hay que unir la brecha real de género, con sueldos más bajos para las mujeres y con espacios en los que aún no pueden entrar, como la dirección. “Solo hay un 26 por ciento de mujeres trabajando en el mundo del cine, eso es así —continúa—. Y si nos pasamos a la animación, ese porcentaje incluso baja al 18 por ciento, que es como decir que no hay mujeres haciendo animación (…) Y eso por no hablar de que los sueldos siguen siendo distintos, lo cual es una cosa atroz”.
Para Sáinz Pardo -uno de los ponentes de las jornadas ‘Mujeres y nuevas tecnologías. ¿Dónde están ellas?, celebradas ayer en la UVa-, el problema está en los contenidos, perpetuados por el cine comercial. “Hay personajes como Tom Cruise o Liam Neeson haciendo todavía de héroes con cincuenta y pico años, acompañados de mujeres que tienen 20 y que podrían ser sus hijas, o las hijas de sus hijas. Es una cosa totalmente demencial, pero que nos la cuelan y aceptamos de alguna manera y eso hace mucho daño a todo lo que es la lucha por la igualdad”.
Por ello, dice, “la responsabilidad está en tratar de conseguir cambiar los contenidos, pero es como la pescadilla que se muerde la cola. Siempre hay un directivo o alguien que pone el dinero, que es gente que no tiene nada que ver con el mundo del cine y con muy poca sensibilidad por la igualdad, por la lucha feminista… Por ejemplo, hay muy pocas mujeres protagonizando comedia y es porque los directivos te dicen que si escriben un personaje femenino como protagonista de una comedia te van a decir que no, porque las mujeres no tienen gracia. ¿En serio?”.
