Son plazas en Comisión de Servicios con personal de Cupo de la Dirección Provincial. Son dos profesores, uno que realiza su trabajo en el Aula y otro que visita a los alumnos encamados en sus domicilios, algo que ocurre cuando un médico prescribe un tratamiento que se prolonga durante más de un mes exigiendo la permanencia del enfermo en su casa, sin poder moverse siendo, la mayoría de los alumnos, pacientes oncológicos o de traumatología (con escayolas y dificultades en la movilidad).
Sagrario Pérez lleva 16 años en este puesto y, aunque, al principio, le resultaba extraña la diferencia entre la estructura organizativa de los institutos, que son más horizontales (más homogéneas o lineales) y, la del hospital que es más estructurada y jerarquizada (gerente, médicos…), lo que hizo que el primer trimestre quisiera volver a su instituto, se lo pensó dos, o tres, o cuatro veces y… en el hospital sigue.
— ¿Cómo es tu trabajo?
— Es un trabajo en el que “todo” es estrés y no por el trabajo en sí, sino porque cada día es distinto.
Atendemos a una población completamente diferente a la que es habitual en un instituto o colegio. Tenemos niños de toda la provincia y de todas las edades pues la edad pediátrica es de 3 a 14 años, por lo que el Aula cuenta con un “rincón de juego” simbólico como en todas las escuelas infantiles y, a la vez, con espacios dirigidos a los más “jovencitos”.
El espacio con el que cuenta el Aula, en la planta de pediatría, es muy limitado pero, la otra posibilidad, era que nos derivaran a una sala en otro pasillo y eso no era operativo, pues muchos niños no se pueden desplazar. No hay otra posibilidad que tenerlo aquí, formando parte del servicio de pediatría y de las enfermeras que lo atienden.
— ¿Cómo preparáis las clases para todos?
— Nos adaptamos a las necesidades curriculares de cada alumno como cualquier profesor, pero, con la diferencia de que tenemos que “relacionarnos” con los “coles” y los “instis” de referencia en el caso de que las estancias sean largas (más de un mes).
Las cosas cambian en las estancias cortas (hasta los 15 días) y en las medias (de 15 días a un mes), entonces el sistemas es diferente. Lo más normal es que las estancias sean de 2, 3 o 4 días (cortas) por tratarse de problemas de ojos o de oídos. En esos casos, sabemos que los niños acudirán al Aula una o dos mañanas y nos adaptamos a ellos utilizando mucho los medios informáticos, es decir, todo tipo de páginas web (sobre todo una) con todas las editoriales de primaria. Eso nos permite que el niño trabaje en “su” libro aun cuando “su mochila” esté en Ayllón (por poner un ejemplo) y no disponemos de los libros en papel. En ese caso, se “tira mucho de ordenador” porque la mamá tiene cosas más importantes de las que preocuparse que de la mochila y, a veces, esta mochila no llega al hospital.
Los ordenadores fijos que tenemos en el Aula, más las tablet, que se pueden llevar a las camas, se utilizan “muchísimo”, mucho más que en otros centros salvo en los que trabajen con programas contables o de otro tipo. Si las estancias en el hospital se prolongan más de una semana es cuando nos coordinamos con el “profe” del colegio y, en estos tiempos en los que en muchos centros tienen una página web en la que “cuelgan” las tareas, es un alivio porque a las dos de la tarde, tenemos las tareas de los Maristas, del Claret, las del colegio de La Lastrilla… o las de cualquier colegio de la provincia, también, el grupo de Whatsapp de las madres es único para informarnos.
El único problema es que llevamos un día de retraso pero, como a las dos o dos y media tenemos las tareas de la jornada, podemos programar el día, lo que ayuda a que se cumpla un importante objetivo: cuando los niños vuelven a casa no tienen más que ocuparse de su recuperación y no de una torre enorme de tareas porque han sido realizadas puntualmente durante la estancia en el hospital.
